Posicionamiento Interior
Un día te subes al autobús y alguien te toca y te dice de algo así como: «Perdone señor, ¿me deja pasar?». En ese momento piensas «¡Señor! ¡Me ha llamado Señor! Yo que hasta hace dos días estaba jugando al Half Life«. Aunque supongo que será peor el día en que alguien se levante para cederte el asiento.
En un momento de mi proyecto de Marca Personal, se disparó el número de personas que empezaron a tratarme de «usted» en lugar de tutearme. Normalmente era gente que me conocía por lo que escribía y no sabía la edad que tenía. Así que deduje que ese cambio de tratamiento se debió a esa pequeña y ficticia notoriedad que proporciona La Red, alguna aparición en algún medio de comunicación tradicional y los libros publicados.
En las últimas semanas, en circunstancias distintas, dos personas a las que aprecio mucho, me han dicho que debería ser menos modesto, que debería hacerme valer un poco más. En definitiva, trataban de decirme que ir de coleguita podía devaluar mi trabajo.
En los tres ejemplos anteriores, hay un elemento común. En todos los casos, la percepción que los demás (conocidos o no) tienen de mi es diferente a la que yo tengo de mi mismo. Yo no soy un «señor», solo soy un adolescente al que le cuesta más moverse. No soy una autoridad y mucho menos un gurú, solo soy un tipo que lleva siete años dando guerra sobre un tema.
Dicho en pocas palabras, los demás consideran que el papel, el rol que desempeño es distinto al que yo asumo. Y eso puede ser terrible para una estrategia de Branding Personal.
En nuestra vida desempeñamos muchos papeles. Madre, amigo, jefa, jugador del equipo de baloncesto del barrio, viajero, desempleado, hijo, twittero de éxito, empresario,… Todos ellos tienen unas características propias, pero es letal cuando existe una diferencia entre el rol que creemos que jugamos (posicionamiento interno) y el que perciben los demás (posicionamiento externo).
Si un directivo se comporta como un «hijo», va a esperar que le digan lo que tiene que hacer. Si un emprendedor cree que su papel principal es el de twittero que pretende conseguir muchos followers en lugar de conseguir clientes va a gestionar mal sus recursos. Si un profesional acaba de ser despedido y se ve a sí mismo como un parado en lugar de como un profesional sin clientes va a enfrentarse a la situación con una actitud de sumisión y derrota.
Para dejar una Marca Personal profunda y duradera en los demás, antes debemos dejarla en nosotros mismos. ¿Como vas a enfrentarte a un grupo de directivos si en tu Posicionamiento Interno te consideras un «pringao» que nosabenicomohallegadoahí? ¿Cómo vas a buscar un empleo o tratar de conseguir un cliente si crees que te están haciendo un favor y no al revés?
En muchos momentos de mi vida he pensado que la gente que me rodeaba me daba cien mil vueltas al ver sus historiales y sus trayectorias. Con el tiempo he visto que no se puede dar el partido por perdido antes de empezar. Si vas con actitud de perdedor es muy probable que pierdas. Pero también puede ocurrir que si asumes el rol de «puto amo» cuando no eres más que un mediocre te vas a pegar una leche memorable.
Para dejar una huella en otros, antes debes tener clara tu identidad. Debes saber cual tu rol, tu papel en cada situación. Si quieres plantar una bandera en un territorio, antes debes plantarla firmemente en tu propia cabeza.
NOTA: El jueves 7 de Julio estaré en Alicante hablando de estas cosas y muchas más.