Solo estaba mirando
Yo no sé a ti, pero a mi no me gusta nada eso de entrar en una tienda y que enseguida se te acerque alguien a preguntar si necesitas algo. La respuesta estandar es: «Gracias, pero solo estaba mirando». El problema es que las tiendas no son museos, y si no venden, acaban cerrando.
La colocación de los productos en los lineales de un hipermercado no ha sido diseñada por un artista sino por un experto en marketing (aunque hay Category Managers que son verdaderos artistas). Los escaparates supersofisticados de algunas tiendas están pensados, en primer lugar para atraer y en segundo lugar para que saques tu dinero. Y eso no está mal. Se trata de ofrecer algo que te ha costado un esfuerzo producir o generar y ponerlo a la vista para que alguien te compense o remunere por ello.
En este momento hay un exceso de oferta, de productos, de servicios y de profesionales. De pronto, todo se ha convertido en un enorme centro comercial en el que la mercancía se acumula y se vuelve obsoleta. Aunque esto suene fatal, al trabajo de los profesionales le ha ocurrido como a los yogures, hay montones y todos son muy parecidos. Sin embargo, muchas personas son incapaces de pensar en lo que hacen como en un producto. Y eso les obliga a «venderse», lo que les convierte a ellos en el «producto».
Un profesional que pierde su empleo, debería hacer como las empresas que pierden clientes, hacer algo para conseguir que su oferta sea conocida, reconocida y valorada. Y para eso debe hacer lo mismo que cualquier compañía, analizar el mercado, detectar necesidades o identificar el modo de ser percibido como alguien distinto que destaca. Debe crear una Marca Personal y hacer Marketing Personal para dar a conocer su trabajo.
Pero parece que lo que es válido para los productos no lo es tanto para el trabajo de los profesionales. A nadie se le ocurriría pedir a REPSOL que regalase la gasolina o a IBERIA que te llevase gratis a los sitios. Pero parece que se considera lo más normal del mundo el pedir a un profesional que regale su trabajo.
Pero además, nos encontramos con una nueva variable: La Red. De pronto, no solo hay mucha oferta a nuestro alcance, sino que además, esta es gratuita. Otra cosa es que todo tenga la misma calidad, pero esa es otra historia.
Así que no solo hay otras personas que ofrecen lo mismo que tú, sino que además, lo ofrecen de forma desinteresada. Entonces, el centro comercial deja de serlo y se convierte en un museo. Puedes pasearte durante todo el día sin que nadie te pregunte si vas a comprar algo.
Ahora puedes entrar en la «casa virtual» de alguien y pinchar en un botón de «Megusta». En ese caso, lo que estás diciendo es algo parecido a «Gracias, solo estaba mirando y me gusta». Entonces va a haber gente que te lo va a agradecer y te va a considerar su fan, su follower, incluso su «amigo». Pero eso si, de dinero ni hablamos. Porque si hay algo que está prohibido en dospuntocerolandia es que trates de vender.
La cuestión es, para un profesional ¿Tiene mucho sentido dedicar gran parte de su tiempo a «exponer» trabajos que no va a vender (o que nadie de ese entorno va a molestarse en comprar)? ¿Es lógico dedicar un recurso tan escaso como el tiempo de un profesional por cuenta propia a «conversar con las visitas»?
Uno de los elementos de mi modelo de Marca Personal es la existencia de pruebas, evidencias o demostraciones de lo que eres capaz de hacer. Eso, a veces lo comparo con un restaurante japones. Los cocineros preparan los alimentos a la vista de todos, pero luego pides tu plato y lo pagas. En el mundo online puedes «cocinar» de cara al público, pero si no se consume lo que preparas, tienes que tirarlo y cerrar el negocio.
Mi amigo Yago de Marta, me decía el otro día con mucha razón que parece que en dospuntocerolandia y en algunos enfoques de Branding Personal se ha perdido de vista algo fundamental: que un profesional debe vender.
Una Marca Personal requiere mucho tiempo, esfuerzo, trabajo, compromiso, etc. y debe servir para algo más que para convertirse en un personaje popular. La Marca Personal es como la energía potencial, por enorme que sea, solo es útil cuando se convierte en trabajo, o en este caso, en ventas. Supongo que podrás decirme que, para un agente libre, La Red también sirve para vender aunque sea de forma indirecta (posicionamiento, prestigio,…), y puedo aceptarlo porque en eso se basa el Branding Personal. Pero creo que el retorno de la inversión no es demasiado positivo.
Ojo, aqui no estoy hablando del uso de La Red como herramienta de ocio o entretenimiento. Cada uno puede perder el tiempo como quiera. Mi enfoque es puramente profesional.
No niego que eso de ver como aumentan los followers tiene su aquel, pero esa no debería ser una variable crítica para un profesional. Ya se que esto queda fatal, pero creo que si le preguntases a la mayoría de quienes te siguen, te responderían algo parecido a, «Gracias, solo estaba mirando».