Si no me veo, no lo creo

Durante los años que me dediqué al mundo de las compras tuve la oportunidad de visitar a muchos fabricantes a los que llegué a conocer bien. En aquella etapa pude ver de todo, desde naves en las que daba miedo-asco entrar, hasta fábricas de fabada que parecían de microprocesadores por lo limpias y organizadas que estaban. Vi empresas en Alemania que parecían tercermundistas y otras en Grecia que eran de primer nivel.

Independientemente de las características objetivas y externas de todas aquellas empresas, había algo que distinguía a unas de otras. Había algo en la forma en que eran dirigidas que marcaba la diferencia. Al final, y aunque esto suene a tópico, los profesionales, los directivos, los propietarios eran los que realmente conseguían que aquello saliese adelante o se hundiese.

Llámalo cultura, visión, autoestima empresarial, identidad corporativa, alma organizacional o como quieras, pero igual que digo que las personas debemos pensar como empresas, después de visitar muchas organizaciones, creo que estas también se comportan como personas, con sus patologías, deseos, inseguridades o prepotencia.

Una de los aspectos fundamentales que hacen que una empresa tenga una marca fuerte (o no) es la confianza que sus directivos o propietarios tengan sobre sus posibilidades. En algunas ocasiones vi como excelentes empresas (casi todas familiares), que podían haber arrasado, apenas sobrevivían porque quienes la dirigían seguían viendolas como algo de tercer nivel, como si no mereciesen jugar en «primera división». No se veían a si mismos y a su empresa como algo «serio».

Este post, igual que la mayoría de los que escribo, está basado en mis experiencias propias. Y esta semana me he dado cuenta que, en demasiadas ocasiones, me comporto como algunas de esas buenas empresas que no se acaban de creer a sí mismas y actúan como si empezasen de cero y siempre tuviesen que pedir perdón por no formar parte de las «grandes familias». Es posible que también te pase a tí y eso es terrible para una Marca Personal que pretende dejar una huella memorable.

Si quieres que otros te tomen en serio, que te perciban como alguien útil, valioso, singular y que debe ser tenido en cuenta, antes debes metértelo tu mismo en tu cabecita. Si te sigues viendo como un parado que no sirve para nada, un pobrecito profesional independiente cuya oficina es cualquier lugar con wifi o un empleado que no es más que un número en una gran corporación entonces dificilmente te van a ver mejor los demás. Por lo tanto, tu Marca Personal nunca conseguirá despegar.

El problema es que cuando no te crees a tí mismo, empiezas a actuar y a comportarte de un modo letal para tu proyecto.


Como crees que no eres «nadie», aceptas casi cualquier cosa que te pidan, trabajar gratis, estar disponible las veinticuatro horas del día o mantener una actitud sumisa y poco digna. Incluso tu comunicación se resiente porque tanto lo que dices como tus gestos transmiten que siempre miras a los otros desde una posición inferior.

La forma de contestar el teléfono, de hacer una propuesta o de sentarte en una reunión está transmitiendo claramente poco menos que es para tí un honor el hecho de que alguien «tan importante» sepa de tu existencia. Y eso es un error (Andrés, repítetelo, eso es un error). Si tienes algo valioso que ofrecer, si lo que tienes es relevante para alguien, no importa lo pequeño que seas. Debes darte cuenta que tu valor es directamente proporcional a lo que puedas aportar a los demás y no a tu tamaño.

Lo he dicho muchas veces:

NO ERES LO QUE DICE TU TARJETA (Ni tu cartilla del INEM)

Tener clara tu identidad, definir cual es tu rol en el mundo profesional es fundamental para que tu estrategia de Branding Personal llegue a buen puerto.

Si te sigues VIENDO como el gran Director General cuando hace meses que te echaron, si te VES como el eterno becario cuando tienes formación y experiencia para ser mucho más o si te VES como el niño que siempre espera que venga alguien a solucionar sus problemas, entonces estás jodido. En cada momento, en cada situación asumimos papeles distintos. Así que, más vale que escojas el correcto en cada momento vital.

En dospuntocerolandia nos pasamos el día haciendo cosas para impresionar, impactar, dejar huella o conseguir ser recordados por algo, pero parece que dedicamos poco tiempo para hacer lo mismo hacia dentro de nosotros. Si quieres que los demás te VEAN, antes debes VERTE tú. Así que, recuerda que una estrategia de Branding Personal empieza por posicionarse en el mercado más dificil del mundo: UNO MISMO.





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