El bien más escaso

Historia 1: Desde que tengo movil, ya hace más de diez años, siempre he sido cliente de la misma compañía, Vodafone (antes Airtel). La única razón para estar con ellos y no con otros es que soy muy perezoso para cambiar. En estos años me han tratado como a la mayoría de los clientes, a patadas. Como no tengo esa habilidad especial para regatear que tienen algunos, sólo he podido cambiar mi movil por otro de antepenultima generación cuando he acumulado puntos durante años. Aunque dicen que tengo un teléfono inteligente («smartphone»), su coeficiente de inteligencia no creo que llegue a 50.

Ahora, cuando he acumulado puntos suficientes para conseguir un teléfono con los avances tecnológicos de hace tres años, me entero (no por ellos) que están cambiando eliminando el sistema de puntos. ¿Tu lo sabías? Pues yo tampoco.

Historia 2: Como has visto en la historia anterior, no pertenezco a esa élite que puede permitirse toda la iCacharrería que aparece. Uno hace lo que puede sacando su proyecto adelante, así que hace unos meses empecé a recortar cupones para conseguir una de esas tablets chinas que promocionan algunos periódicos. En la publicidad decía que el cacharro estaría disponible a partir del 30 de abril. Estamos a 18 de mayo. ¿La tienes tú? Pues yo tampoco. Lo que dice la letra pequeña no es que puedas recogerla a partir del 30 de abril sino que, a partir de esa fecha, puede que empiecen a distribuirla.

Perdona por el rollo y el mosqueo personal, pero creo que estas son sólo dos historias cotidianas con las que nos enfrentamos cada día. Estamos saturados de letra pequeña y la mayoría de las veces, ni eso. No sé si tu te sientes igual, pero yo tengo la sensación de estar rodeado de mentirosos, tramposos y timadores que, además, nunca dan la cara, siempre dejan el marrón a un/a teleoperador/a que no tiene poder de decisión.


Dicen que nuestro país ha perdido la confianza, pero es algo que nos hemos ganado a pulso entre todos y no sólo en la política y las finanzas. En nuestra querida España nos hemos acostumbrado a esperar que todo tenga un lado oscuro, un engaño.

Una de las cosas que más me llamó la atención la primera vez que fuí a EEUU es que cuando alguien anuncia algo o pone un precio, lo que ves es lo que hay. Si te dicen que un hotel cuesta 125$ es lo que cuesta. No es «desde 125$», no es «125$ sin incluir…», es eso y punto. Aquí, si alguien te dice que algo cuesta 125 Euros sabes que ese es sólo el precio de partida (o ni eso).

Pero si ese es un gran problema, la buena noticia es que también esa es una gran oportunidad. La credibilidad, la confianza se ha convertido en un bien muy escaso. Así que cuando alguien cumple (o sobrepasa) lo que promete nos sorprende y lo valoramos mucho. ¿De qué estamos hablando cuando alguien consigue que le elijamos o aumente sus opciones de ser elegido? De Marca Personal.

He dicho muchas veces que la marca es la consecuencia de un mundo imperfecto en el que falta información o esta es poco fiable. Cuando no tenemos los datos suficientes o estos están podridos, debemos confiar en quienes han demostrado durante mucho tiempo, una y otra vez, que se lo merecen. Por eso existen las marcas personales y comerciales.

Una estrategia de Branding Personal nos ayuda generar esa confianza. Nos ayuda a definir un camino, unos objetivos, unos valores, una forma de actuar y sobre todo nos guía para que nuestro comportamiento sea coherente, consistente y relevante. Si lo hacemos bien y durante un tiempo suficiente podremos sobresalir por encima de muchos otros sinvergüenzas y mentirosos, incluidas muchas grandes empresas.

Si consigues generar una reputación de profesional fiable puede que no tengas los medios de una gran organización pero mi experiencia me ha demostrado que hay gente dispuesta a apostar por tí, aunque sólo sea para dejar atrás a esos «grandes» que dicen una cosa y hacen otra.

Piensa que quienes contratan tienen miedo, desde jefes de compras hasta responsables de R2H2. Así que (casi) siempre van a ir a lo ¿seguro?. No van a jugarse el puesto por un desconocido. Prefieren contratar a las empresas que les han engañado toda la vida porque tienen «un nombre» y si la cosa va mal, la culpa no será de quienes les contratan. Por lo tanto, si consigues reducir esa desconfianza te habrás acercado mucho a tu cliente.

Si la confianza es algo valioso que hemos perdido, aprovecha la oportunidad y trabaja para que te perciban como alguien por quien merece la pena apostar. Si consigues que tu «Prima de Riesgo» personal sea inferior a la de otros, podrás vender más y mejor en los «mercados».

NOTA 1: Para los despistados. El lunes 21 Tim Clark da una conferencia imprescindible sobre el libro Tu modelo de negocio. Es abierta y gratuita. Puedes informarte aquí. Yo estaré.

NOTA 2: Muchos amigos y quizás los mejores profesionales de Branding Personal en nuestro país han puesto en marcha el primer proyecto online de Plan de Marca Personal. Creo que merece la pena echarle un vistazo al menos. Puedes informarte aquí.





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