El medio, el mensaje y la Marca Personal

En el post anterior hablaba del efecto que pueden producir las opiniones sobre temas diversos en dospuntocerolandia en una estrategia de Branding Personal. Lo que planteaba es que si una Marca Personal debe conseguir dejar una huella definida en la mente de su audiencia, al opinar sobre temas alejados del área de especialización puede crear confusión. De todos modos esa es la responsabilidad y la decisión de cada cual.

Lo que hoy planteo es la influencia que las propias herramientas y aplicaciones en sí mismas tienen en la percepción que generamos. Creo que a medida que se generaliza el uso de los medios en La Red, estos van asociándose a determinadas características que se transmiten a quienes los usamos.

Pero esto no es nada extraño. En el mundo científico, hay que publicar en unos medios y no en otros para conseguir que una teoría sea aceptada. En la prensa escrita hay medios que nos transmiten más credibilidad que otros. Y en el mundo dospuntocero no podía ser distinto.

Esta pasada semana se extendió en Twitter uno de esos bulos que circulan con frencuencia. Me refiero a ese en el que se decía que Iniesta donaría su prima por ganar la Eurocopa a los afectados por el incendio de Valencia.

Por un lado pensé que sería curioso que un jugador de Del Bosque donase su dinero para recuperar el bosque. Parecía que la presión de esa gente tan solidaria con el dinero de otros que pulula por Twitter y que no se cansa de apoyar causas que no les cuesten mas que un clic había conseguido que este deportista hiciese una buena obra. Pero resultó ser mentira. Otra más.

Poco a poco Twitter se está convirtiendo en territorio abonado para el chismorreo, el bulo y la manipulación. Podía ser de otra manera pero poco a poco se va posicionando como un medio poco fiable para informarse. Seguro que es estupendo para otras cosas, pero desde luego yo no tomaría una decisión basándome en lo que se cuenta ahí.

Es un poco triste que ocurra esto, pero es lo que hay. Además eso no es generalizable a la mayoría de los tuiteros, pero unos pocos pueden cargarse todo el cesto. El resultado de todo esto es que, al final, la reputación del medio va a afectar a la del usuario. Y si tu intención es posicionarte como un profesional creible y fiable quizás debas elegir otros canales. Podrás conseguir visibilidad y notoriedad pero puede que el efecto sea anulado por la percepción que se tiene del medio.


Por otro lado también vengo reflexionando sobre el efecto que una nueva herramienta como el iPad u otras tablets está produciendo en la generación de contenidos para posicionarnos. Esto que voy a comentar no es más que una idea mía, seguramente equivocada.

Creo que el gran éxito de Steve Jobs con el iPad y similares fue aplicar el manual de lo dospuntocero. Si lo que se pretende es compartir, repartir y distribuir, había que crear algo que lo permitiese simplemente con un leve roce con los dedos.

De lo que se trata es de evitar cualquier esfuerzo. Así que desde hace algún tiempo nos hemos empezado a comportar como jefes, nos dedicamos a repartir el trabajo en lugar de hacer algo más productivo. Sólo hay que mover un dedo.

Una tablet o un teléfono inteligente simplemente son medios para distribuir lo que hacen otros. Ya digo que seguro que me equivoco, pero creo que como herramientas de creación, especialmente de escritura son bastante limitados.

Así que poco a poco dospuntocerolandia se llena de repartidores de lo que hacen otros y a eso lo llaman compartir. Pero para mí o para cualquier crio que ves en un parque, cuando se dice que «hay que compartir», nos estamos refiriendo a prestar, dejar o dar algo que es tuyo.

Por lo tanto, una tablet de Apple o de cualquier otra marca pueden ser muy peligrosas a la hora de desarrollar el hábito de generar contenidos. Pueden darte la sensación de que lo que haces te posiciona como un referente cuando lo más probable es que te perciban como algo parecido al chico que reparte los periódicos en las películas americanas.

Y lo peor es cuando, además, lo que repartes es probable que sea mentira.





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