Escapa mientras puedas

PosicionEn los últimos tiempos no hay semana en la que no me encuentre con amigos y amigas que están viviendo alguna de las siguientes situaciones. Por un lado están los que han sido despedidos, reajustados, EREsionados o invitados a abandonar su empresa. Por otro están los que han decidido empezar una aventura propia por necesidad o por encontrar, por fin, la independencia profesional.

Lo curioso es que los del primer grupo, los ex-empleados, no suelen estar entre los del segundo, los independientes, porque esperan volver a encontrar otra empresa que les acoja. Pero eso cada día es más difícil que se produzca. Podría decirse que todavía no se han dado cuenta que el empleo ya nunca será como antes y/o no sienten la necesidad de gestionar su propio proyecto profesional (error) o consideran que no están capacitados para montárselo por su cuenta (falso).

Tengo 47 años y hace más de una década entendí que a partir de los cuarenta eres un profesional en riesgo. Es curioso porque nuestros padres a esa edad ya consideraban que tenían la vida resuelta, normalmente estaban «bien situados» y cada año implicaba una mayor estabilidad, más sueldo, más pensión y más respeto.

Hoy, los amigos y parientes «empleados» que han cumplido más de cuarenta años viven en tensión. Saben que cada día que pasa corren más peligro de que un día les llamen al despacho y les digan que recojan sus cosas, que no hace falta que vuelvan y que les desean mucha suerte en su futuro profesional.


Se habla mucho de compromiso en las organizaciones pero lo que realmente mantiene a los profesionales en su puesto es no perder el finiquito, el coche de empresa, la nómina y las extras y la cesta de Navidad. ¿Pero realmente creen que van a aguantar hasta que se jubilen a los 65 años (o mucho más tarde si la cosa sigue complicándose…)?

Lo gracioso es que yo era uno de esos. No veía mi vida profesional fuera de una empresa. Yo no había nacido autónomo, «freelance», profesional independiente o agente libre. Yo era un EMPLEADO… hasta que dejé de serlo. Y es lo mejor que me ha ocurrido en mi trayectoria profesional.

Muchos amigos que rondan la cuarentena están cayendo y otras muchas personas más jóvenes ni siquiera están teniendo la oportunidad de entrar en el sistema «clásico» de empleo. Y eso casi es mejor porque tal y como se están poniendo las cosas no envidio a ninguno de los que tenga que luchar por un hueco en una organización. Lo bueno de que te lo quiten todo es que puedes hacer lo que te dé la gana.

Se habla mucho del fracaso de muchos proyectos independientes, de emprendedores y de autónomos. Se dice que muchos no duran ni tres años. Pero si pensamos en un profesional como alguien que vende servicios podríamos decir que el índice de fracasos de los profesionales por cuenta ajena es mucho mayor porque ¿Cuantos mantienen su empleo esos mismos tres años? ¿No es ese un fracaso mayor? ¿No debería hablarse de la «burbuja del empleo» más que de la «burbuja del emprendimiento»?

Pero además hay una diferencia. Para los que nos lo montamos por nuestra cuenta, un fracaso sólo es una etapa del camino. Simplemente seguimos adelante con una lección aprendida. Además, esos fracasos, errores o paradas nunca son irreversibles. Y siempre dependemos de nosotros mismos. Cada día que pasa te haces más fuerte y más independiente.

Para un «empleado», «nominado» o «cuentajenado» un despido es un corte abrupto en tu proyecto profesional. Al vivir bajo las faldas de otro, te has vuelto dependiente, has limitado tus contactos a lo relacionado con tu empresa y normalmente has reducido tu aprendizaje a lo relacionado con tu puesto. Cada día que pasa te debilitas y te haces más vulnerable y dependiente.

Para un profesional independiente no hay problema con la edad de jubilación porque depende de sí mismo, cada minuto refuerza su Marca Personal y, si gestiona bien su carrera, no tendrá ganas de dejar de trabajar porque se dedicará a lo que le gusta.

Para un profesional dependiente o empleado, la jubilación es una meta (que cada día está más lejos), es el momento en el que podrá empezar a vivir y hacer lo que le apetece… si es que vive para contarlo y/o tiene recursos para hacerlo.

¿Significa esto que montártelo por tu cuenta es un camino de rosas? De ninguna manera. Hay momentos muy duros. Muchas noches en vela. Muchas preocupaciones que tienes que guardarte para ti mismo para no preocupar a quienes te rodean. Pero es parecido al deporte, a la investigación o a arte, sabes que vas a sufrir, pero merece la pena porque ves como avanzas, porque disfrutas, porque aprendes y porque te sientes vivo. Pero supongo que esto es muy difícil de entender si no lo has vivido.

Igual que ocurre cada vez que escribo sobre este asunto alguien pensará y quizás me escriba un comentario diciendo que lo de montárselo por tu cuenta no es para cualquiera, que no todos quieren trabajar por si mismos. Pero mi respuesta siempre es la misma. Vivimos tiempos nuevos y ya no es cuestión de gustos o de deseos, se trata de sobrevivir primero y de progresar después.

Creo que es mucho más fácil y más gratificante tener mentalidad de profesional independiente que mentalidad de empleado. ¿Significa eso que todos debemos pensar como autónomos o emprendedores? Por supuesto que si. Entonces ¿Tiene sentido buscar un empleo? Por supuesto que también, pero siempre y cuando lo consideres como otro proyecto como profesional que vende sus servicios a una empresa y con una duración limitada y nunca como el final del camino.





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