Si ocultas tus opiniones, ¿Cómo esperas dejar huella?

PosicionDecía en un post reciente que me sorprende la capacidad de mucha gente de seguir produciendo contenidos incansablemente incluso en esta época de cierta desconexión profesional. Podría decir que les envidio pero, en realidad, no. Creo firmemente que hay momentos en los que hay que desconectar, reestructurar, reinventar y abrir nuevos caminos. Esta época más tranquila es ideal para eso.

En verano reduzco casi al mínimo mi actividad en dospuntocerolandia, pero sigo leyendo aportaciones, blogs, tuits y algunas otras cosas en redes sociales. Me convierto prácticamente en espectador… y tampoco demasiado activo.

Lo que estoy viendo es que siguen volcándose las mismas ideas, decálogos, «clavesinfaliblespara», «secretosquenosabías»,»vídeosquecambiarántuvida» y demás parafernalia a la que ya estamos acostumbrados en dospuntocerolandia.

Sin embargo, cada día veo menos toques de «humanidad», menos gente que se moja o que se atreve a discrepar o a opinar de modo diferente. Apenas veo opiniones propias. Se supone que Internet nos haría más libres, sin embargo, cada día veo menos voces discrepantes y menos aportaciones personales originales que difieran de los discursos oficiales y no me refiero sólo a la política.

El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti. Yoda

En mis cursos, detecto mucho miedo, mucho temor a decir lo que uno piensa si se aleja de la línea oficial de quienes se autoproclaman poseedores de la autoridad moral. Eso acaba provocando dos cosas, la primera es que no te pones en marcha y abandonas antes de empezar. La segunda es que, si te atreves a crear tu plataforma, tu púlpito digital, lo más probable es que te conviertas en un clon de lo que ves que se hace por ahí no vaya a ser que te digan que estás sacando los pies del tiesto.

Últimamente hay muchas críticas a la Ley Mordaza y a otras normas parecidas que tratan de poner puertas al campo. Sin embargo, se habla poco de esas otras «leyecitas» mordaza que han acabado dominando nuestras acciones y nuestras palabras. El dominio de lo políticamente correcto es otra forma de reducir nuestra libertad.

La Red se está convirtiendo en el reino del pensamiento único. Cuando dospuntocerolandia decide lo que es correcto y lo que no, entonces más vale que des un paso atrás si no quieres que te crucifiquen (¿Se puede utilizar esta expresión todavía?)

Piensa un poco ¿No te ha ocurrido últimamente que hay palabras, frases o expresiones que decías con toda naturalidad hasta hace unos años y sin el más mínimo interés en ofender, que hoy no te atreves a decirlas ni en una conversación de amigos? ¿No te agobia tener que medir cada palabra para que no te etiqueten de retrógrado, rígido, ludita o carca por defender algunos valores que tu consideras importantes?


Ojo, no estoy hablando de ofender a nadie, de defender lo indefendible, ni de atacar gratuitamente a todo el que se ponga por delante. Simplemente creo que hemos perdido espontaneidad. Hoy no puedes decir «Buenos días» en un tuit sin que te salte alguien diciéndote que los buenos días serán para ti porque hay mucha gente sufriendo. Cada día detecto más reglas, límites y normas que hacen que expresarse de forma natural se haya convertido en un campo de minas.

Dicen que ahora somos más libres, pero yo creo que, en algunas cuestiones, hemos retrocedido décadas o siglos. Se habla mucho de la libertad de expresión, pero siempre y cuando cumplas las normas, reglas o leyes que ha decidido ese ente difuso que algunos denominan «la gente», «la sociedad» que no está escrito en ninguna parte pero «todo el mundo» lo sabe. Supongo que la policía del pensamiento de Orwell ya está entre nosotros… y resulta que son nuestros vecinos, «followers» o «amigos» de Redes Sociales.

Creo que es hora de ir más allá de los contenidos asépticos, repetidos hasta el aburrimiento, cortipegados de un autor anglosajón. Quiero conocer tus opiniones sobre temas profesionales y sobre asuntos que nos importan.

Si crees que algunas tendencias tecnológicas, estéticas o de gestión son una mierda, dilo. Si piensas que esa Red Social que todo el mundo considera lo más de lo más es el enésimo «bluff» dospuntocero, atrévete a contarlo (hace tiempo me pusieron a parir por criticar las Google Glasses cuando todo el mundo las consideraba la octava maravilla del mundo). Si piensas que el sistema educativo en el que nos hemos formado muchos no es tan malo como nos lo cuentan, defiéndelo. Si crees firmemente en algo, arguméntalo.

Sé que todo esto es difícil. Yo mismo, en este momento, estoy midiendo mis palabras. Y mira que me jode.

Sólo cuando te abres y expresas lo que crees conseguirás generar afinidad y sintonía… y también rechazo. Pero lo peor que puedes hacer es no sacar los pies del tiesto para que no te critiquen. Es más fácil sintonizar con personas con ideas propias aunque no las compartas que con aquellos que nunca defienden sus valores y creencias.

¿Y esto que tiene que ver con la Marca Personal? Pues mucho. Cuando todo lo demás es idéntico, tus valores, creencias, ideas y opiniones marcan la diferencia. Creo que hay pocas cosas tan aburridas y tan poco atractivas como una lista de datos objetivos. Si hay algo que hace que La Red sea interesante son las opiniones personales, la línea editorial de un blog o la defensa de tus ideas y valores en cada uno de tus tuits.

Y ahora me retiro a un segundo plano. Es un retiro mental. Como decía en algún post anterior, es hora de hacer «reformas», de recargar pilas y de dedicarme a cosas imposibles el resto del año. Te veo en septiembre.





Compartir esta publicacion