Mamá, quiero ser viral
Hoy me voy a saltar un par de normas que he tratado de cumplir desde que empecé a escribir este blog. La primera es que no me gusta utilizar ejemplos de gente famosa o popular porque suelen ser muy ajenos a cualquiera de nosotros, porque lo que vemos suele ser una versión artificial creada por publicistas y porque esa popularidad suele ser bastante efímera. La segunda es que no me gusta utilizar ejemplos demasiado «de actualidad» porque mi intención es transmitir ideas que vayan más allá de la coyuntura.
Dicho esto, hoy no me queda otra opción que quitarme el sombrero ante ese gran tipo que es Pau Gasol. Debo decir que ver deporte me aburre pero lo que vi ayer, casi sin quererlo, fue memorable. Lo que hizo en la cancha creo que fue capaz de emocionar al más frío. Pero su comportamiento, su humildad, sus comentarios sobre los árbitros, todo lo que hizo y dijo son simplemente la mejor evidencia de lo que hace que un ser humano normal se convierta en un icono y un referente.
Frente a la frivolidad y la estupidez de la que hacen gala la mayor parte de los futbolistas, hay un puñado de deportistas que merecen ser considerados como buenos referentes a la hora de diseñar una Marca Personal. Todos los Ronaldos o Messis del mundo no le llegan ni a la suela de los zapatos a los Pau Gasol, Carolina Marín o a Rafa Nadal aunque no volviese a ganar ni un campeonato de su urbanización.
Lo importante no es sólo lo que han logrado sino, sobre todo, cómo lo han logrado. Es esa resistencia, persistencia, coherencia, constancia, práctica, motivación, visión, hábitos, y muchas otras cualidades que no suelen llamar demasiado la atención lo que les hace grandes y en lo que deberíamos mirarnos. Desgraciadamente hay gente, especialmente la más joven, que considera que para parecerse a una de sus estrellas de las que dan patadas a un balón, basta con hacerse un tatuaje o un peinado ridículo.
Por cierto, ¿es lógico que la sección de deportes de los telediarios dure casi una hora? ¿es lógico que se llame sección de deportes a un espacio en el que se habla sólo de fútbol? ¿es lógico que se diga que se habla de fútbol cuando la mayor parte del tiempo son simplemente la versión sudorosa de los programas de corazón más obscenos?
Desgraciadamente, cada vez que hablo de Estrategia Personal y de posicionamiento profesional es más frecuente que mis alumnos den más importancia al envase, al envoltorio, a generar un impacto rápido o a llamar la atención que a ir dejando una huella profunda pero haciendo las cosas bien y tomándose mucho más tiempo del que ellos consideran necesario.
Esta semana al dar mis clases en una escuela de negocios me he encontrado con una situación bastante frecuente. Cuando les pregunto cuales son sus objetivos y su misión profesional, la inmensa mayoría se queda mirándome con cara de pasmo. Cuando les pregunto qué están haciendo para mostrar lo que son capaces de hacer y para aportar valor, casi todos se empiezan a agitar en sus asientos. Sin embargo, al terminar la clase, siempre hay algunos que se acercan y me preguntan qué pueden hacer para convertirse en virales. ¡Virales! Manda huevos.
Hace ya mucho tiempo que entendí que conceptos como el de la Marca Personal o la Estrategia Personal tienen muy complicado lo de convertirse en algo aceptado y aplicado en España porque a eso de la cultura del esfuerzo, la paciencia, la humildad o el trabajo duro les ocurre como al lince ibérico, están en peligro de extinción.
No sé si es la educación (hay que quitar los deberes para que los críos no se traumaticen), la telebasura de Tele5 y otras cadenas, las chorradas de dospuntocerolandia (¿Quieres ser millonario en una semana y trabajar desde una playa paradisiaca?) o la suma de estas y muchas otras cosas lo que nos ha convertido en personas y profesionales «marca blanca» dispuestos a que sean otros quienes nos pongan su sello sin rechistar y a comportarnos como robots clónicos. Pero lo que está claro es que o cambiamos la forma de pensar, especialmente de las nuevas generaciones, o la llevamos clara.
Hoy todo debe ser fácil, toda la culpa siempre es de los demás (la sociedad, el sistema,…), todo debe estar subvencionado (porque yo lo valgo), todo debe ser rápido, todo son derechos (los deberes no existen), todo lo que hagas (si es que haces algo) debe ser fácil y viral… así por el morro.
Cuando vemos a la gente que huye de países en guerra a pocos centenares de kilómetros o cuando vemos a gente como Pau Gasol deberíamos darnos cuenta que las cosas que damos por sentadas no son necesariamente perdurables y que si quieres primero sobrevivir y luego tener una mínima probabilidad de progresar hay que currárselo, mucho, durante mucho tiempo y de forma constante.
Quizás hoy me he alejado de mi materia, o no, pero lo que tengo claro es que cuando alguien tiene éxito y es capaz de repetirlo, mantenerlo e incluso superarlo, detrás hay hábitos, costumbres, creencias, valores, trabajo, humildad. Si alguien pretende ser ¿viral? pero lo único que hace es desear serlo sin mover un dedo, entonces que espere sentado.