¿De verdad no tienes otra opción?
Una de mis costumbres de verano es dar largos paseos por la playa de San Juan en Alicante cuando amanece. Durante mucho tiempo solía ir escuchando las noticias y las tertulias matinales de la radio. El resultado es que al terminar el paseo ya estaba cabreado para todo el día.
El año pasado decidí sustituir esa dosis de mal rollo por audiolibros en inglés. De ese modo mataba dos pájaros de un tiro, por un lado refrescaba el idioma y por otro aprendía algo aprovechando el tiempo. Por cierto, nunca he entendido porqué no ha tenido éxito este tipo de oferta editorial en España.
El caso es que hay dos autores que me han gustado especialmente. Uno es Noah St. John con su libro The Secret Code of Success y la otra es Claudia Azula Altucher autora de Become An Idea Machine.
Reconozco que el primer autor se aleja un poco de mi forma de pensar y temía que fuese demasiado buenista (o «Wishful thinking» como dicen los anglosajones), pero lo cierto es que saqué algunas ideas interesantes. Y además, si sólo pruebas lo que te gusta, entonces te pierdes muchas oportunidades.
El libro de Claudia además es especialmente fácil de entender porque ella es de origen argentino. Lo que propone es desarrollar el hábito de crear ideas. Y te plantea algo tan simple como hacer una lista diaria de diez cosas que podrías hacer sobre cualquier tema que se te ocurra.
La mayor parte del libro plantea cuestiones de todo tipo para que reflexiones y trates de crear tus listas de ideas. Desde 10 temas sobre los que podrías dar una charla TED hasta 10 formas de dormir mejor pasando por 10 personas que te gustaría tener como mentores. También explica como desarrollar el hábito de crear esas ideas, te da algunas recomendaciones y te explica muchas cosas sencillas y aparentemente obvias pero interesantes y útiles.
Hay muchas preguntas y ejercicios relacionados con la Estrategia Personal pero también sobre muchos otros temas cotidianos. Los temas que ella propone son sólo el punto de partida, pero lo importante es que adquieras esa costumbre que no necesita más que tu mente despejada.
Pero creo que lo importante del libro es que te anima a recuperar el hábito de pensar y, sobre todo, de generar opciones. Creo que estamos perdiendo la costumbre de crear, de inventar, de descubrir cosas nuevas. Lo veo en la gente que me rodea y en mí mismo.
Hasta hace poco, cuando algo se estropeaba, tratábamos de solucionarlo, arreglarlo o encontrar alguna alternativa no demasiado costosa. Sin embargo, hoy todo es fungible porque hay demasiado de todo, también de ideas y soluciones aparentes. Pero eso es peligrosísimo porque pierdes el hábito de pensar por ti mismo. ¿Para qué tratar de hacer algo nuevo o de experimentar si con una búsqueda en Google tengo montones de respuestas? Y eso es terrible.
Parto de la base de que la información que encontramos en La Red se va degradando. Es como aquel juego del teléfono estropeado que cada vez que transmitíamos una información se perdía un poco de su valor.
Lo que planteo es que hay que recuperar el hábito de crear y de crear mucho. Evidentemente la mayor parte de lo que se te ocurra no va a tener valor (o quizás no lo ves ahora). Puede que tus ideas locas sean sólo eso, locuras. Pero para que surja algo bueno, hay que generar mucha basura.
Lo que dice Claudia es que esta costumbre de crear y de hacer listas de ideas es como desarrollar un músculo, cada día serás mejor y más fuerte.
¿A qué viene este post? Pues a que creo que profesionalmente nos hemos dejado llevar. Hemos asumido que las opciones son las que nos han contado. Sin embargo, ha llegado la hora de crear nuevas alternativas y posibilidades tanto en lo personal como en lo profesional.
Cuando alguien dice eso de «es que no me quedaba otra alternativa», creo que, en la mayor parte de los casos, demuestra poca creatividad y bastante pereza.
No podemos seguir utilizando La Red como búsqueda de soluciones porque cada uno de nosotros somos únicos y no hay tutoriales en YouTube que te digan lo que debes hacer sobre tu situación personal o profesional concreta.
Siempre he sido muy crítico con los decálogos y con las listas de recomendaciones. Y lo seguiré siendo excepto cuando seas tu quien construyas tus propias listas de diez, cien o mil ideas.
El futuro no será de quienes ya se lo saben todo sino aquellos que sean capaces de generar nuevas respuestas y nuevas preguntas… aunque la mayor parte vayan al contenedor de reciclaje.