Estrategia Personal también implica hacer menos

Creo que tenemos tendencia a solucionar los problemas añadiendo más y más cosas a las situaciones. Lo hace casi todo el mundo.

¿Hay un problema? La respuesta es, «pues vamos a ver que podemos hacer». Cuando muchas veces la respuesta debería ser «pues vamos a ver que podemos deshacer, dejar de hacer o eliminar».

Esto es algo que vemos muy claramente en el mundo dospuntocero. A medida que aparecen nuevas Redes Sociales, plataformas o herramientas parece que hay que cogerlas todas. De lo contrario parece que te puedes perder algo… aunque eso no suele suceder.

Es muy raro que alguien decida dejar de «estar» en alguno de esos sitios a los que se ha apuntado. Es el clásico, «ya que estoy», «ya que tengo dos docenas de seguidores»,…

Pero ocurre con casi todo.

Con la formación. Hay que añadir y añadir, cursos, masters, talleres y lo que surja para engordar el currículo. Con los cacharros tecnológicos. Con los seguidores. Con las conversaciones. Con las reuniones. Con las series de TV que «hay que ver». Con la ropa (¿te has dado cuenta que las tiendas de ropa están ocupándolo todo?). Con los documentos que te descargas de Internet…

El problema es que cuanto más acumulas, más energía y espacio físico y/o mental necesitas. Hemos caído en una especie de Síndrome de Diógenes que nos empuja a añadir, aumentar, sumar, adquirir. Y no me refiero a consumir sino incluso a cosas que no tienen un coste económico pero sí de otro tipo.

En mis cursos de Estrategia Personal siempre explico que, a la hora de tomar decisiones para alcanzar objetivos, también podemos seguir criterios opuestos. Es decir, que también podemos y debemos reducir, eliminar, cortar por lo sano.

Cuando alguien me dice que no tiene tiempo (o dinero o energía), en realidad lo que me está transmitiendo es que está dando prioridad a muchas otras cosas. Así que el problema no está en las horas o minutos disponibles sino en la forma en que decides ocuparlos.

Creo que conviene sentarse a decidir los próximos pasos y eso también implica decidir lo que vamos a dejar de hacer. Hay que dejar huecos, espacios libres. Hay que despejar zonas personales que se han llenado de escombros. Hay que quitar cosas que absorben tiempo, energía, recursos y que apenas devuelven nada.


Quitar, reducir, eliminar puede ser doloroso y difícil, pero es necesario para no quedarnos paralizados en el proceso. Esto va mucho más allá de controlar el correo electrónico o las veces que nos conectamos al móvil. También tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con otras cosas y con otras personas.

Y esto nos lleva a otro de los asuntos recurrentes, el de la asertividad, el de saber decir que NO.

¿De qué te sirve tener una planificación magnífica si cuando vas a dar los primeros pasos te encuentras con un puñado o un montón de peticiones que no te atreves a rechazar?

Lo que he experimentado a lo largo de mi vida, pero especialmente en los últimos tiempos, es que esas cosas terribles que te dicen que te van a pasar si NO haces algo o NO te subes al carro de moda, nunca suceden. Y no sólo eso sino que ese espacio que has dejado libre te permite realizar muchas más tareas y también facilita eso tan típico-tópico de Ser Tú Mismo/a porque tienes más margen de maniobra y más grados de libertad.

Cuando acumulas cosas, acabas volviéndote un esclavo. Eso lo noté cuando me lo monté por mi cuenta. En esos momentos en los que hay que reducir gastos te das cuenta de la cantidad de cosas y actividades superfluas que has considerado imprescindibles pero que resulta que puedes eliminar. Son precisamente las mismas cosas que te mantienen enganchado a empleos y situaciones que detestas.

Reducir, eliminar, recortar son formas excelentes de darte un margen para pensar, para no estar siempre con la lengua fuera.

Este tema de la simplificación, de la selección de lo realmente importante es algo que me encanta y es uno de los asuntos en los que estoy trabajando. Afecta a la productividad, a la creatividad, a las relaciones y también a la Marca Personal.

Está claro que la Marca Personal es la huella que dejamos al actuar pero también el efecto que producimos al no hacer determinadas cosas. Puedes ser conocido como ese individuo que tuvo la visión de no hacer lo mismo que todos los demás. Eres ese que no se compró una parka Norway. Y cuando eso lo haces una y otra vez, acabas generando una imagen de persona fiable, a la que hay que escuchar cuando todo el mundo se vuelve loco con cualquier novedad.

Y aquí lo dejo por ahora. Como todos los años me tomaré la semana próxima como tiempo de reflexión para seguir decidiendo lo que voy a hacer y, sobre todo, lo que voy a dejar de hacer.





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