¿Puede un empleado desarrollar su Marca Personal?

Si te gustan los temas de gestión empresarial y asistes a conferencias o lees libros y blogs sobre el tema, seguramente habrás escuchado o leído algunas historias como las que te voy a comentar.

En una línea aérea norteamericana uno de los pasajeros tiene algún problema con su vuelo (la nevada del siglo o una alerta de tornado) y tiene que llegar al otro lado de EEUU precisamente el día en que su abuela cumple 100 años o su hijo va a jugar la final de Béisbol de su instituto y es el día de Acción de Gracias, el 4 de Julio o algo similar.

Necesita respuestas rápidas y no puede esperar a que desde la central le den una respuesta. Así que, algún miembro de la tripulación o alguien en el mostrador de facturación toma una decisión que supera con mucho sus atribuciones (le pone un vuelo para él solito, le contrata una limusina con chofer que atraviese el país o abre el espacio aéreo solo para él o ella). Al final, el pasajero llega feliz a su destino, al empleado o empleada no sólo no le despiden sino que le ponen en el cuadro de empleado del mes y la «anécdota» se convierte en viral en todas las Redes Sociales. Y si hay vídeo, tendrá millones de visitas.

Historias como estas son muy frecuentes especialmente desde que tenemos Facebook o Twitter. Supongo que muchas de ellas serán reales y otras irán engordando con el tiempo hasta convertirse en mitos y leyendas. Parece que los empleados de Zappos, Google o Wall Mart o cualquier gigantesca empresa norteamericana tienen la libertad de actuar como les parece.

Ahora déjame que te cuente un par de historias recientes en España.

Un par de veces hemos intentado grabar vídeos de Street Personal Branding en algún sitio interesante porque nos gusta cambiar de ubicación. Encontramos un par de hoteles con una decoración original y pensamos, ingenuamente, que bastaría con ir, elegir un lugar discreto y tranquilo para poner un par de móviles con los que grabar y punto.

Pues de eso nada. En un caso, antes de terminar de ponernos los micrófonos ya nos estaban invitando a abandonar el local. En otro caso, se nos ocurrió preguntar si podríamos grabar y nos dijeron que tendríamos que enviar un escrito a «los de arriba» y en unas semanas nos darían una respuesta (seguramente negativa).

En otra ocasión, una colega y amiga de Alicante vino a unas reuniones de trabajo a Madrid para ir y volver el mismo día. Tenía una de sus hijas con algo de fiebre y, como las reuniones fueron bien, pudo terminar unas cuantas horas antes de lo previsto. Tenía un billete de tren cerrado, de los que no se pueden cambiar. Aún así, fuimos a las taquillas, le explicamos el problema y la situación a quien nos atendió. Pero aunque los trenes anteriores al suyo tenían plazas vacías de sobra, el empleado no quiso o no pudo adelantar la hora de vuelta.

Seguramente te habrás encontrado con situaciones similares con compañías telefónicas, con bancos, con grandes almacenes o con cualquier negocio en el que los dueños no tengan cara y ojos. Pero lo que está claro es que, por muy emocionantes que sean las historias de las empresas norteamericanas, muy pocas veces son trasladables a nuestro entorno.


No creo que los empleados aquí sean menos sensibles o tengan menos iniciativa o creatividad que los «yankees», simplemente creo que hemos llegado a un nivel de miedo o algo peor, de comodidad, que les impide saltarse la más mínima regla o norma implícita o explícita. Bastante jodido está ya lo de encontrar un empleo como para jugársela con cualquier cosa que se salga de lo establecido. Y de escribir un blog propio o tener una cierta visibilidad fuera de la empresa mejor ni hablar.

Y claro, así es muy complicado dejar una Marca Personal. Me temo que incluso en los casos en los que la «rebeldía» salga bien, el empleado no saldrá bien parado. Entonces ¿cómo puedes dejar tu huella única, tu estilo propio o como puedes demostrar tu iniciativa en una organización de ese estilo? Pues muy malamente. Salvo que utilices el buzón de sugerencias si es que existe y si alguna vez lo utiliza alguien.

Quizás por eso el Branding Personal tiene poco futuro en las grandes organizaciones. No quieren que nadie saque los pies del tiesto, que no se salten los procedimientos, que nadie haga tonterías y nadie saldrá herido. A los «héroes» que se atreven a pisar las rayas rojas y les sale bien les dan unas palmaditas en la espalda al principio, pero luego les meten en la zona de cuarentena por imprevisibles.

Pero la culpa no es sólo de quienes establecen las normas sino, también y en muchos casos en mayor medida, de los propios empleados. Se vive mucho mejor si haces lo que te dicen que tienes que hacer. Creo que las mayores caras de desprecio que he visto en algunos eventos en los que he hablado de Marca Personal son las de quienes están «nominados», quienes tienen un contrato fijo (me descojono con lo de fijo o indefinido). Es como si les estuvieses poniendo en evidencia por no atreverse a hacer lo que desean hacer desde hace años. Pero, en fin, yo ya lo considero una batalla perdida.

En resumen, creo que, tal y como está el panorama en nuestro país, va a ser muy complicado que alguien dentro de una organización, especialmente de las más grandes, intente dejar de ser una marca blanca para desarrollar su propia Marca Personal. No estoy diciendo que abandone la empresa ni nada por el estilo, sino que intente dejar su huella desde dentro.

Pronto llega Halloween, hemos adaptado muchas costumbres anglosajonas, pero parece que otras más útiles se nos resisten.

NOTA:

Y aquí tienes nuestro vídeo de StreetPersonalBranding de esta semana sobre el egocentrismo, la Marca Personal y herramientas como Instagram





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