¿Por qué debería creerte?

Leía hace poco una definición de credibilidad que me encantó y que creo que podría utilizarse para descartar a muchos de los que prometen lo imposible en dospuntocerolandia y fuera de ella.

Es útil para no perder el tiempo con aquellos que tuvieron éxito una vez
(o ni eso) pero pretenden vendernos una fórmula infalible.

Esto es lo que dice Ray Dalio en su libro Principios sobre la credibilidad.

La gente creíble es, según mi definición, la que ha logrado su objetivo repetidas veces y con éxito -la que cuenta con un historial de al menos tres éxitos-, y la que, cuando se le cuestiona sobre su enfoque, puede dar explicaciones precisas.Ray Dalio en Principios

No sé si la definición es perfecta, pero es de lo mejor para separar el grano de la paja.

He sido y sigo siendo un gran lector de biografías, de historias de éxito y un espectador frecuente de documentales de personas que han triunfado (o no) en su vida o en su profesión.

Pero desgraciadamente me encuentro, cada día con más frecuencia, con historias de gente que se pone a dar lecciones sobre casi cualquier cosa simplemente porque presumen de haber tenido un mínimo éxito en alguna faceta.

Vemos YouTubers, Instagramers que acaban de superar la adolescencia que pontifican sobre lo divino y lo humano. Aunque quizás lo peor es que se dirigen a un grupo de personas que todavía están formándose y que consideran sus «homilías» virtuales como LA VERDAD.

Pero eso ocurre en todos los canales dospuntocero y en la mayoría de los programas de debate y tertulia en radio y televisión.

En cuanto alguien tiene una mínima popularidad, aprovecha ese momento Warholiano de 15 minutos de fama para escribir (o que le escriban) un libro desechable.

Pero esto no es de ahora. La mayor parte de la literatura de autoayuda anglosajona se basa en la historia de alguien que lo pasó mal no, peor, y que ahora nada en billetes o en un mundo de felicidad absoluta. Y con eso construye una doctrina que, si la sigues como el/ella te indica, te sucederá lo mismo.


El secreto está en ese «si la sigues como el/ella te indica«. En el momento en el que no te miras al espejo por la mañana repitiendo algunas afirmaciones, frases o mantras, si no sigues alguno de los infinitos mandamientos que te impone o simplemente no te lo crees del todo, entonces la culpa de no forrarte, no tener amigos o no ser feliz es tuya, no de su maravilloso sistema.

Por cierto, ¿no es curioso que uno de los tópicos más repetidos en estos temas sea el de «sé tu mismo», «no hagas lo que TIENES que hacer sino lo que QUIERES hacer» y al mismo tiempo todo sean reglas y verbos en imperativo?

Entiendo, como decía en el post anterior, la tendencia de los humanos a hacer la vida más sencilla. Y no hay nada que facilite más las cosas que una receta, una lista de la compra para conseguir cualquier cosa. Pero, al mismo tiempo, eso es una mierda. ¿Quién quiere una vida en la que todo lo que hacemos se pueda convertir en un algoritmo? ¿Una existencia en la que todo se pueda convertir en una serie de pasos?

Lo que me gusta de la definición de CREDIBILIDAD de Dalio es que, si escogemos a alguien nos ayude no es porque tenga las Tablas de la Ley como Moises, sino que ha sido capaz de conseguir algo varias veces pero en circunstancias diferentes y eso nos sugiere, sólo eso, que es probable que lo haga de nuevo.

Creo que uno de los miedos más terribles de aquellos que hacemos algo nuevo, como crear una forma de hacer las cosas o escribir un libro, como es mi caso, es pensar que si algo tuvo éxito una vez, es porque sonó la flauta.

Quizás por eso, escribir un segundo libro es mucho más jodido que escribir el primero en el que eres mucho más inconsciente. Quizás por eso cuesta tanto salir a buscar nuevos caminos cuando estás muy cómodo con lo que has conseguido hasta ahora. Pero esa parálisis es la muerte en vida.

Hay un método, una disciplina, una forma de pensar que descubrí cuando estuve trabajando en una empresa tecnológica y de la que me enamoré. Me refiero a la gestión de proyectos.

Lo que hace un «Project Manager» es seguir una serie de procedimientos para llevar a buen puerto algo que no se basa en una rutina. Eso va desde los grandes proyectos de ingeniería o astronaútica hasta, en mi opinión, lo que, desde siempre, se ha denominado Proyecto de Vida.

A diferencia de lo que sugieren muchos de los que dicen tener el secreto de loquesea, creo que lo máximo que podemos hacer los que vamos aprendiendo como funcionan las cosas, es fijar un marco, una serie de patrones que parece que funcionan y, a partir de ahí, ponerlas a prueba y ver si se pueden aplicar en diferentes circunstancias. Bueno, al fin y al cabo, soy de ciencias, y eso es lo que hacen los científicos. Si me dedicase a decirte que, o haces algo, o te vas al infierno profesional, entonces sería un fanático religioso.

Así que, lo mejor que puedes hacer por mi, es que no te creas nada de lo que digo porque yo lo diga. Observa lo que hago, intenta aplicar lo que te propongo y, si ves que funciona en diferentes ocasiones y circunstancias, entonces, a quizás, sólo quizás, podrás empezar a creerme.





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