Motivación. Rebobina para seguir adelante

Una de las actividades que nos ha servido para pasar mejor algunos de esos momentos tediosos del confinamiento ha sido la de ordenar armarios. Al hacerlo te encuentras cosas curiosas que ni recordabas que tenías. En mi caso, volví a encontrar un montón de cintas de vídeo casero del mundo pre-móvil que llevaban cogiendo polvo desde hace casi treinta años.

Así que, antes de perder del todo esos recuerdos decidí llevarlas a un sitio para que me las pasasen a un formato más actual.

Además de las risas y de los momentos entrañables, recuperar esos recuerdos tiene un efecto interesante que puede aplicarse a la Estrategia Personal. Me refiero a la posibilidad de entender por qué eres como eres y qué es lo que te ha traído hasta donde estás ahora.

Al ver como hacías el tonto con la que era tu novia y con la que hoy llevas más de veinticinco años casado (y a la que conociste diez años antes en COU), recuerdas por qué caíste rendido ante ella… y sigues enganchado.

Al verte ilusionado poniendo en marcha tus ideas locas aquel primer verano tras el despido de tu último empleo, cuando tu hija tenía un año, vuelves a darte cuenta de la razón por la que haces lo que haces.

Son muchas las razones y las personas que nos han llevado hasta donde estamos ahora y creo que es bueno recordarlas.

Cuando te quedes bloqueado, recuerda lo que te puso en marcha

Quizás todo esto que te cuento parezca algo enfocado a los emprendedores o a los profesionales libres. Puede que pienses que si trabajas por cuenta ajena, simplemente te basta con cumplir con tu trabajo. Pero creo no es así.

Aunque es cierto que si trabajas para una empresa, es posible que hayas entrado simplemente porque «de algo hay que vivir», es posible que, en su momento hubiese algo que te atrajo de ese empleo.

Quienes vamos por nuestra cuenta, puede que la lucha diaria por salir adelante nos haga olvidar aquél brillo que teníamos en los ojos cuando pensábamos que todo era posible. Igual que con aquella chica que tardaste bastante en conquistar.

Por eso es importante rebobinar, refrescar aquellos momentos y encontrar de nuevo las razones que hicieron que diésemos el primer paso. Y cualquier ayuda es buena.

Para alguien que tiene una idea «loca», a veces es duro mantenerse firme si no tienes presentes las razones por las que empezaste. Pero es más duro aún, mantener la confianza de las personas que te rodean. Por eso debes tener siempre muy presente tu PORQUÉ y saber transmitirlo.


Todo tiene su lado oscuro y su lado brillante

La motivación está incluida en el Módulo de Propósito.

A veces pregunto en mis cursos qué preferirían mis alumnos. Por un lado les planteo un empleo en el que tengan una jefa insoportable, tengan que hacer mucho papeleo y no tener una hora de salida definida. Por otro les ofrezco un trabajo en el que puedan ser creativos, tomar sus propias decisiones, viajar y conocer gente interesante.

Evidentemente todos prefieren la segunda opción. Lo que ocurre es que ambas posibilidades forman parte del mismo empleo y que resume lo que yo hacía en mis tiempos de cuentajenado.

Lo que quiero decir es que todo tiene dos caras. Ser un profesional libre está genial para unas cosas, pero es muy duro para otras. Lo malo es que, con el tiempo sólo te fijes en lo negativo y te olvides de lo que te hizo dar el salto. Y, si no tenemos a nadie que nos lo recuerde, podemos tirar la toalla… y arrepentirnos poco después cuando volvamos a recordar lo bueno.

Tu motivación es tuya

Ya sé que esto que voy a decir es algo que todo el mundo debería tener claro, pero no te olvides nunca de que nadie más que tú sabe por qué haces las cosas.

Creo que no hay nada más desesperante que estar pasando una época complicada y la gente trate de animarte con cosas que ni te van ni te vienen.

Puede que lo que estés haciendo tenga una razón muy simple, incluso estúpida para otras personas, pero que para ti es fundamental. Puede que tengas motivos inconfesables, oscuros o políticamente incorrectos, pero son tuyos y si no les gustan a los demás, pues que les den.

Por eso es importante que hagas un trabajo de reflexión sincera que te haga retroceder a ese momento en que viste por primera vez a aquella chica morena de pelo largo y ojos azules y jodidamente inteligente el primer día de clase.

O a esa tarde en la que te despidieron y mientras esperabas el tren de Cercanías decidiste que jamás volverías a buscar un empleo y que te dedicarías a buscar la forma de aumentar los grados de libertad de los profesionales… empezando por ti mismo.

Si estás paralizado, no te obsesiones por reinventarte, salir de tu zona de confort, huir hacia adelante o hacer cosas extrañas, más bien al contrario, mira hacia atrás, haz mejor o de forma distinta lo que YA haces y haz lo posible por quedarte en tu zona de confort, que si se llama así, será por algo.

La respuesta ya la tienes, simplemente te habías olvidado de ella.





Compartir esta publicacion