Expertos. No necesitas contarlo todo, sólo lo justo

Si te pasa como a mi, es posible que tengas algo así como una especie de Síndrome de Diógenes de conocimientos. Tengo más libros de los que podría leer en varias vidas y he acumulado gigas de documentos que si los imprimiese llenarían varios hangares.

A veces me he definido como un chatarrero de información. Creo que hay algo útil o valioso en todas partes. Quizás por eso me gustan tanto los programas de subastas de trasteros. El problema es que esa obsesión por acumular información, ideas y consejos es que llega a convertir en inútil todo ese esfuerzo, aunque para mi, esa búsqueda sea algo más satisfactoria que penosa.

De vez en cuando hay que pararse y recordarme a mi mismo algo que decía en mi libro Expertología. Me refiero a que una persona experta no es la que sabe mucho de un tema sino la que conoce lo suficiente para resolver el mayor número de problemas.

Tener toda la información ya no es tener el poder

Para convertirte en Experto debes gestionar eficazmente tu Estrategia Personal.

Ha habido momentos en la historia en los que la información y el conocimiento no estaban tan disponibles como ahora.

Recuerdo que cuando era pequeño y vivía en Alicante, las posibilidades de encontrar muchos libros, revistas o documentos eran muy reducidas. Y quizás eso nos permitía aprovechar, disfrutar y valorar mucho más lo que teníamos.

Hoy, quien no encuentra y consigue cualquier cosa, de forma legal o pirata, es porque no quiere. Hoy, hay tanto de todo que no sólo no se valora sino que se convierte en inmanejable.

Y ahí es donde los expertos juegan un papel fundamental. Porque un experto no tiene que ser un erudito que lo sabe todo sino alguien mucho más práctico.

El experto no es una persona que lo sabe todo sino alguien que conoce lo suficiente de un tema y tiene la experiencia necesaria para aplicarlo. Creo que es una combinación de conocimientos y de vivencias alrededor de una materia.

Por lo tanto, el poder ya no lo tienen los que acumulan información y conocimientos sino los que saben separar el grano de la paja y, muy especialmente, son capaces de presentarlo con claridad y utilizarlo.

Google se ha convertido en una maldición

No recuerdo si siempre ha sido así, pero ya hace bastante tiempo que Google no sólo no me es demasiado útil sino que se convierte en una pérdida de tiempo. ¿No tienes la sensación de que, cuando buscas algo, lo que te aparece es irrelevante, repetido, obsoleto, equivocado o directamente basura?


La gente no para de subir cosas (llamarlo contenidos me parece exagerado), pero entre los bailes, los memes, los bulos y otras tontás, parece que Internet se ha transformado de Biblioteca a Discoteca. El entretenimiento ha vencido al conocimiento igual que el papel vence a la piedra, aunque esperábamos lo contrario.

Pero cuando hay un problema, hay una oportunidad. De nuevo, las personas recuperamos nuestro lugar. Se hace más necesario que nunca encontrar, elegir, clasificar y explicar de un modo sencillo lo realmente necesario para cada situación. Y eso es lo que hace un/a experto/a.

En Expertología pongo una cita que dice algo así como que un experto es alguien capaz de resolver o responder al 90% de los problemas o dudas que surgen sobre un tema. Y eso significa que no tienes que saberlo todo, sino conocer suficientemente bien tu materia como para ser capaz de solucionar los problemas más habituales.

Volver a los clásicos

Hace ya tiempo que he vuelto a los clásicos, a los libros, a los auténticos referentes a aquellos que han sido capaces de extraer el oro o diamantes de entre los kilos o toneladas de piedra inútil.

Un buen libro es una joya porque es capaz de extraer aquello que es realmente útil. Un buen mentor es alguien que sabe exactamente te tecla tiene que tocar o que hueco debe llenar.

Quizás a ti te pase como a mi, y te has pasado años recopilando cosas que han acabado cogiendo polvo, real o metafórico, hasta que ha terminado olvidadas u obsoletas. Pues ya es hora de elegir lo que realmente te vale y descartar el resto.

Cuatro buenas herramientas o una buena conversación con alguien con experiencia y sentido común, pueden ayudarte más que montones de webinarios, horas de navegación por Internet o centenares de tutoriales de YouTube.

Debes convertirte en experto de tu propia profesión. Y eso no implica necesariamente que lo sepas todo sino que sepas donde buscar y a quién preguntar. El/la experto/a no es alguien con un conocimiento enciclopédico (estos suelen ser útiles para ganar concursos de la tele), sino una persona capaz de utilizar lo que tiene y saber lo que le falta por aprender.

Hace ya algún tiempo que estoy tratando de realizar una extracción de todo lo útil que he ido acumulando, pero no es nada fácil. En parte porque tengo demasiado guardado y, en parte, como te digo, porque la clave está en saber elegir lo que merece la pena y aparcar el resto. Pero de todo se aprende.





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