Marketing Personal. No todo es Marketing

«Funnel», automatización, «buyer persona», listas de correo, «landing pages», newsletters, ganar seis cifras en una semana, forrarte mientras duermes,… No sé si a ti te pasará lo mismo, pero yo ya estoy tan aburrido de oir hablar de estas cosas como del puñetero COVID.

Estoy cansado de ver vídeos cutres de tipos (suelen ser tíos) presumiendo de coches o de casas estupendas que se supone que se pueden permitir gracias a ese dominio casi mágico de las teclas mentales que hacen que cualquiera se vuelva loco por comprar lo que sea. En otros momentos sería patético ver este «curanderismo financiero», pero en la situación actual, me parece especialmente grave.

Como no soy ni el primero ni el único que piensa así y ya hay mucho escrito sobre este tema, prefiero centrarme en algo que siempre me llama la atención cuando veo estos anuncios «cansinos» en Instagram o en Facebook. Me refiero a que parece que toda esta industria está pensada para hacer lo que siempre hemos detestado y criticado en las empresas, tratar a las personas como números… y eso es lo más alejado de mi concepto de Marca Personal.

No te conviertas en lo que odias

El Marketing Personal está en el Módulo Promoción

Estos «expertos» no están tratando de hacer lo que nos dijeron que sería la principal «bendición» de Internet, la personalización, sino todo lo contrario, destilar grandes masas de gente esperando poder extraer un puñado de compradores.

Nos vendieron la relación personal directa con personas, eso sí, de todo el mundo. Algo así como la pesca con caña. Pero lo que están haciendo es llevar la industrialización del Marketing Personal hasta lo absurdo. Algo así como pescar con redes que arrasan todo lo que pillan para conseguir un puñado de piezas.

Las herramientas de Internet no han conseguido que las empresas sean más dospuntocero sino que han logrado que algunas personas sean puro unopuntocero, unidireccionales y machacantes.

Debes decidir si vas a Volumen o a Margen

En el post anterior decía que a la hora de pensar en un negocio podemos enfocarlo en la búsqueda de VOLUMEN o de MARGEN.

Si quieres centrarte en el VOLUMEN, tendrás que hacer lo posible por vender a muchos, muchísimos, con un margen normalmente pequeño. Pero para eso debes tener una estructura o realizar una inversión que no está al alcance de cualquiera y todavía menos si eres un/a profesional y no una empresa. Por cierto, siempre escucho las cifras tan impresionantes de los que nos venden esos modelos quesóloconocenellos pero casi nunca hacen públicos los costes o los rendimientos reales.

Mi experiencia es que lo que suele funcionar a medio o largo plazo es hacer lo posible por hacer los MÁRGENES lo más grandes posibles. Y eso implica centrarse más en la Estrategia, la Calidad, el Servicio, la Especialización o el Producto más que en el Marketing (aunque también) y en saturar todos los canales con contenido indistinguible.


Tienes toda la artillería marketiniana para vender ¿qué?

Y ahí está el problema. Me da la sensación de que hay un error frecuente que consiste en pensar que con saturar a la gente con anuncios, newsletters, ebooks irrelevantes, cursos interruptus (cuando llega lo interesante) o sistemas automatizados de venta ya está casi todo hecho. Pero mi experiencia con emprendedores en particular y con profesionales en general, me dice que lo que falla son dos cosas más sencillas:

Muy poca gente sabe lo que QUIERE (Objetivos) y todavía menos sabe lo que OFRECE (Misión, Producto).

Si no tienes claro hacia dónde te diriges (ganar mucha pasta mientras duermes no es un objetivo) ni qué vas a ofrecer por lo que merezca la pena pagar, entonces todo se cae, por muy bien pensadas que estén todas estas técnicas para forrarte en siete días.

Aunque algunos, como mi amigo Guillem y yo mismo, seamos insistentes hasta el aburrimiento con lo de la Propuesta de Valor, creo que todavía nos quedamos cortos.

No estamos acostumbrados a crear/hacer nada vendible

Hace unos años leí un libro titulado Abrir en caso de apocalipsis en el que hablaba de lo jodido que sería empezar de nuevo si, por lo que sea, un puñado de supervivientes tuviese que reconstruir algo parecido a nuestra civilización. No es que les sería casi imposible crear un móvil o hacer una barra de acero, es que, la mayoría, seguramente sería incapaz de fabricar algo tan simple como una barra de pan. Nos hemos convertido en seres dependientes.

Sin ponernos tan dramáticos, lo cierto es que vivimos en algo parecido a un apocalipsis laboral en el que tenemos que aprender a crear nuestro propio «producto». Hemos pasado décadas «pagando» con nuestra vida un empleo en una empresa. Sin embargo, muchísima gente (cree que) es incapaz de crear algo por lo que merezca la pena pagar.

Suelo decir que un empleo es una forma de vender tu trabajo con tarifa plana, es decir que cambias MARGEN por seguridad. El problema es que ese margen podría ser mucho mayor si lo que haces lo vendieses por tu cuenta. Y en cuanto a la seguridad, pues no tienes más que ver cómo está el panorama.

En definitiva. ¿Quiéres hacer Marketing Personal a lo bestia? Adelante. ¿Quieres textos de venta espectaculares con el Copywriting? Dale. Pero si no sabes lo que vendes, o lo sabes pero no le interesa a nadie, no tires tu dinero. Párate un momento y crea algo chulo.


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