Internet. ¿Merece la pena seguir trabajando las redes?
Aunque nunca me han obsesionado los datos y los indicadores de mis plataformas de Internet, los KPIs como los llaman los expertos, de vez en cuando suelo echar un vistazo a los más obvios para identificar tendencias.
En las últimas semanas, y especialmente en los últimos días, he visto que mi dato de seguidores en Twitter no ha dejado de bajar. Las razones pueden ser variadas, desde que me «mojo» más en cuestiones políticas hasta que Twitter está haciendo limpieza de viejas cuentas abandonadas. No lo sé ni me preocupa demasiado, pero me hace pensar en la insoportable levedad de lo dospuntocero.
Aunque creo que plataformas como Twitter o Facebook ya están en decadencia desde hace tiempo por diferentes razones, seguramente les quedan unos años de vida y quizás nunca lleguen a desaparecer del todo. Pero todo esto te hace cuestionarte si realmente sigue mereciendo la pena dedicar el mismo tiempo a herramientas que dependen de decisiones ajenas y que han perdido gran parte de su fuerza.
Cuando tener demasiadas opciones se convierte en un problema
Creo que todos hemos vivido esa situación en la que nos sentamos en el salón con la intención de ver «algo» en NETFLIX, HBO, Amazon o cualquiera de esas plataformas y acabamos dormidos con el mando en la mano sin haber empezado a ver nada.
Hubo un tiempo en que era todo mucho más fácil porque lo importante, lo que «no te puedes perder», lo que todo el mundo veía, estaba claro. Otros ya se encargaban de «filtrarte» lo interesante. Las cadenas de radio, las poderosas distribuidoras de cine o las grandes editoriales te lo ponían todo muy fácil.
Evidentemente estábamos en manos de intereses comerciales y, lo que nos ofrecían, no era necesariamente lo mejor. Pero aún así, había un margen para salirte de las recomendaciones generales.
Hoy hay tanto de todo que es muy difícil escoger algo sin saber si será una mierda o una perla. Y, al mismo tiempo, van surgiendo «influyentes» que, en el fondo van sustituyendo a los que antes decidían, volviendo así al punto de partida.
Te cuento todo esto porque, a nivel profesional, está ocurriendo lo mismo. Hubo un tiempo en el que «estar en Internet» era un elemento diferenciador. No me refiero a enviar currículos por Infojobs sino a utilizar La Red como escaparate profesional.
Y si esto no fuera suficiente, cualquiera que pretenda mostrar su trabajo de un modo serio, va a tener que pelear con infinitos contenidos irrelevantes, frívolos y enfocados en el entretenimiento o simplemente en llamar la atención a cualquier precio.
Entonces, ¿merece la pena «invertir» tiempo en Internet?
Otra de las cosas que sucede en dospuntocerolandia es que todo cambia muy rápido y lo que sirve hoy, mañana ha quedado obsoleto.
No sólo es que aparezcan y desaparezcan redes sociales, herramientas y plataformas, es que estas cambian constantemente. Las conversaciones que antes se establecían en un blog como este, hoy se trasladan a LinkedIn. Lo que antes era amabilidad en Twitter, hoy es enfrentamiento. Lo que antes eran contenidos valiosos, hoy son memes y bailes.
Creo que Internet ya pasó por esa etapa emocionante de los primeros tiempos y se ha convertido en un «electrodoméstico» más, como el microondas, el secador o la radio. Sigue siendo útil, pero de otro modo. Especialmente si el tiempo que le dedicas o dedicabas, lo puedes invertir en cosas más útiles.
Hacer visible tu trabajo en Internet es como hablar de física en una discoteca
Lo que ha ocurrido es que conseguir que tu voz destaque entre tanto ruido y tanta gente es como tratar de mantener una conversación sobre literatura, filosofía o física en una discoteca.
Internet está dejando de ser un sitio apropiado para mostrar tu trabajo a quienes deseas que te tengan en cuenta. No digo que no sea útil para quienes buscan información sobre «lo tuyo», pero estos no suelen acabar siendo clientes, como mucho serán seguidores o fans.
Algo distinto es un sitio como este, tu blog, tu casa, tu escaparate. Si dospuntocerolandia es como una discoteca poligonera, un blog es como una pequeña biblioteca de barrio, como una librería especializada y desconocida excepto para una minoría de gente.
Reconozco que siempre he pasado por épocas en las que he estado tentado de dejar todas mis redes y quedarme sólo con el Blog y, quizás, con LinkedIn que, de momento funciona bien. No creo (o si) que eso vaya a suceder a corto plazo, pero está claro que hemos llegado a un punto en el que explicar a los profesionales que TIENEN que estar en Internet es tan útil o inútil como ponerse repartir currículos en la plaza de tu pueblo o sentarte a hacer tu trabajo en un parque para llamar la atención.
Seguiré pensando en todo esto porque debo decir también que Internet me ha dado muchos, muchísimos más buenos momentos que malos, si es que he tenido alguno de estos. Que nunca he tenido a nadie a quien pudiese considerar un «troll» a pesar de mis ideas y de mi forma de expresarlas. Y que me ha generado oportunidades que no podía ni soñar. Pero quizás todo esto es lo que me hace pensar que hoy sería muy difícil que eso ocurriese si empezase de nuevo.