Marketing Personal. Cuando lo social se comió a lo profesional

Uno de los temas que más trabajo desde hace algún tiempo es el de la creación de redes de contactos, el Networking. Lo interesante es que yo no he nacido «networker», ni lo de relacionarme con gente es algo que me salga de forma natural como a otras personas, así que para poder practicarlo hay que aprenderlo.

Suelo decir que es curioso que tengan que venir los anglosajones, especialmente los norteamericanos a explicarnos como «tejer» redes de contactos cuando se supone que a los españoles, latinos o mediterráneos se nos da bien eso de juntarnos con otras personas.

Lo que ocurre es que, igual que ocurre con el Branding, el Networking es una forma sistematizada y planificada de conseguir un resultado más eficiente. Así que, a los que no tenemos esa habilidad innata, nos viene fenomenal que nos den algunas pautas para poder aplicarlas a nuestro trabajo y a nuestra profesión.

Te cuento todo esto porque hay otro gerundio, el Marketing Personal, especialmente al aplicarlo en Internet, en el que ocurre algo parecido. Resulta que nos han dado herramientas, plataformas y canales que nos permiten dar a conocer nuestro trabajo, pero que estamos utilizando para mostrar cosas que no aportan demasiado ni a nosotros ni a quienes nos ven.

Repito, el/la protagonista no eres tú

El Marketing Personal está dentro del Módulo de Promocion.

Lo digo aquí en muchas ocasiones cuando hablo de Marca Personal, si quieres que te tengan en cuenta, los focos deben apuntar a tu trabajo, a lo que aportas, no a ti.

Sin embargo, cada día veo con más frecuencia que muchos buenos/as profesionales se dedican a dirigir el objetivo de su cámara y el contenido de sus publicaciones hacia ellos en lugar de hacia lo interesante que es lo que nos pueden aportar.

No digo que no sea curioso o que pueda dar un toque de humanidad a alguien que suele centrarse en hablar de temas relacionados con su trabajo, lo que ocurre es que cuando el porcentaje de contenidos profesionales y personales pasa de un 80/20 a un 20/80, deja de tener interés… al menos para mi.

Evidentemente, si quieres convertir tus Redes Sociales en una descripción de cada aspecto de tu vida puedes hacerlo, pero debes tener en cuenta que, desde el punto de vista profesional, poco a poco te vas desdibujando.

Esto es especialmente evidente cuando hemos pasado de plataformas más basadas en contenido útil como un blog o incluso LinkedIn a otras centradas en la imagen o el impacto rápido como Instagram o incluso el Twitter de los últimos tiempos.

Hoy hay gente a la que empecé a seguir hace años porque me aportaba cosas útiles, pero que hoy no sé a qué se dedica.


Lo que deja marca es el producto, no el productor

Es frecuente que alguien me ofrezca participar en una entrevista en su canal o en su podcast. Esto se ha multiplicado en estos meses de pandemia hasta llegar a saturar dospuntocerolandia con este tipo de contenidos. Así que, ya hace algún tiempo que estoy diciendo que no a estas invitaciones, incluso de gente a la que aprecio.

Pero hay otra razón para dar un paso atrás y tratar de mantenerse en un segundo plano, en la sombra. Me refiero a que creo que es un error convertir a un profesional en protagonista cuando, en realidad, debería serlo su oferta.

Salvo que seas uno de esos personajes citados hasta el aburrimiento como los Jobs, Branson, Bezos, Musk, etc., lo que debería ocupar el lugar preferente de tu escaparate real o virtual es tu trabajo, tu oferta, tu producto, tu contenido valioso.

Está fenomenal mostrar tu faceta humana, pero verte haciendo el Camino de Santiago o llenar tus redes de imágenes haciendo una videoconferencia por Zoom, no me anima a comprar/contratar/elegir tu producto o servicio. Básicamente porque seguramente ni sé a que te dedicas.

Cuando ser protagonista roza el ridículo

Hay una subcategoría de notoriedad especialmente curiosa, cuando no patética, que es la de algunos «expertos» en ganar seis cifras en una semana.

Me refiero a esos vídeos en los que antes de explicarte lo que te ofrecen, te ponen unas escenas costumbristas en Facebook o en Instagram en las que ves lo que ellos dicen que son sus cochazos, sus casas o sus vidas de lujo.

Sobre esto habría mucho que hablar, como aquel que me contó que para grabar algunos de estos vídeos puedes alquilar una casa de lujo por horas en Airbnb a un precio asequible.

No digo que eso no funcione para convencer a algunos crédulos. De hecho, las historias de algunos «triunfadores» suelen tener alguna anécdota en la que consiguen la oportunidad de su vida «invirtiendo» sus últimos dólares en alquilar un coche de lujo o un traje para acudir a la reunión que les dio el empuje que necesitaban. Ya sabes aquello de que aparentar éxito te ayuda a conseguirlo.

Pero ya hace mucho, mucho tiempo que me quedo claro que una Marca Personal sólida y duradera se basa en tu oferta, valor, producto y no en tu imagen, aspecto o protagonismo. Ojo, seguiré insistiendo en que un/a profesional con una Marca Personal conocida, reconocida y valorada lo tiene más fácil para conseguir ser tenido en cuenta primero y elegido después, pero siempre, siempre que haya algo con sustancia detrás.

Si no hay producto, si no eres capaz de darme algo valioso, podrás caerme muy bien, podrás sacarme una sonrisa al ver tus fotos en Instagram o incluso podré seguirte porque me haces sentir que eres de los míos, pero dudo mucho que te compre algo.





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