Operaciones. Energía de activación

En química utilizamos el término Energía de activación para hablar de la «energía mínima que necesita un sistema antes de poder iniciar un determinado proceso». Es ese último impulso necesario para que, cuando todo está preparado, se ponga en marcha una reacción.

De nada sirve tener coche con el depósito lleno de gasolina si no se produce un chispazo que ponga en marcha la combustión.

Las Operaciones están incluidas dentro del Módulo de Producción.

Profesionalmente me he encontrado, y me sigue ocurriendo, que tras dedicar mucho esfuerzo a preparar un proyecto o trabajar con mucho interés en cuestiones técnicas u operativas en algo que considero importante, quede cogiendo polvo o muerto de risa durante mucho tiempo o, incluso, para siempre.

Lo tienes todo, pero te falta la energía de activación.

¿Cuántas veces te has planteado escribir un libro, crear tu web/blog o aprender algo nuevo y tras conseguir todo lo necesario no has llegado a empezar nunca?

A veces, la chispa es externa

Yo suelo decir que soy perezoso o quizás perfeccionista, el caso es que, quienes me conocen bromean porque les hablo de algunos de mis proyectos… que parece que no salen nunca.

Por ejemplo, hace ya algunos años pensé que sería una buena idea subir cursos relacionados con la Marca Personal a alguna plataforma. Me compré el típico micrófono Blue Yeti, que no es barato. Una webcam decente. Varios croma. Y no sé cuantas cosas más (trípode, micrófono de solapa, programa de edición de vídeo,…).

Todo ese equipo lo tenía muy cerca y cada día parecía que se estaba riendo de mi, como diciéndome, «¿A que esperas para empezar, capullo?».

¿Sabes cuando empecé? Pues cuando un día, alguien de Udemy se puso en contacto conmigo y me propuso crear algún curso para ellos.

Eso mismo me ocurrió con mis libros. Creo que todo el mundo se ha planteado escribir un libro. Pero yo no me puse con ello hasta que primero con ESIC y luego con Roger Domingo de Planeta, me pidieron que escribiese sobre lo mío. Si no llegan a planteármelo, todavía estaría pensándomelo.

Porque yo puedo tener tendencia a retrasar las cosas, pero a disciplinado no me gana nadie. Y si son otros los que me piden algo y encima me ponen fecha de entrega, entonces puedes contar con que lo vas a tener.


Supongo que eso dependerá de cada cual, pero creo que en muchas ocasiones, esa energía de activación, viene de fuera, por eso es importante no aislarse y aumentar las ocasiones en las que alguien te puede pedir que hagas algo. Puede ser un amigo, un cliente, el editor con el que publicas tus libros o cualquier otro.

Ponte deberes

Si el chispazo externo no llega, no te va a quedar otra que empujarte tú mismo. Quizás la mejor forma de conseguirlo es hacer algo parecido a eso que hacen algunos de escribir una carta a tu yo del futuro.

Pero no hace falta hacer algo tan cursi. Basta con que diseñes tu propio plan para las próximas semanas, meses o años (dependiendo de la magnitud del proyecto) y lo veas como si fuese un mandato externo.

Como te digo, yo puedo ser perezoso, pero quizás por mi formación en Maristas, soy disciplinado y, si en un momento decidí (mi yo del pasado) que iría cumpliendo determinados hitos, puedes estar seguro de que lo haré.

Si tienes un objetivo, establece metas, hitos, acciones en fechas concretas. Si tienes presente ese calendario o plan, puede que tengas que modificarlo o ajustarlo, pero si eres responsable te será más difícil escapar de tus decisiones.

Revisa tus motivaciones

Todo lo que hacemos tiene una razón. Puede ser escapar de algo jodido o perseguir algo atractivo. El problema de poner en marcha un proyecto es que, cuando dedicas mucho tiempo al CÓMO (conseguir la infraestructura, el contenido, las personas,…) puede que acabes olvidando el POR QUÉ, que es precisamente el empujón que te pone en movimiento.

De nada sirve tener una meta superatractiva B si no tienes una razón suficiente para superar la barrera de activación, aunque sepas que, después vas a estar mucho mejor que en tu punto actual A.

A veces conviene visualizar el resultado final para acelerar el proceso que está estancado. Una visión potente actúa como un catalizador que consigue que hagas más cosas en menos tiempo.

Como te digo, creo que hay muchos proyectos personales y profesionales que, teniéndolo todo, se quedan en un cajón porque falta el empujón que ponga la bola a rodar.

Hay demasiados profesionales que han acumulado títulos, conocimientos y experiencia en su «almacén» de cualidades pero que no han actuado como un Frankenstein que haya creado su «monstruo» utilizando la energía de los rayos en una noche de tormenta.





Compartir esta publicacion