ProfesionalInfluencers. La carrera suicida
Si me sigues desde hace tiempo, habrás visto que siempre digo que una Estrategia Personal es algo que hay que gestionar con paciencia, tiempo, esfuerzo y que no termina nunca.
Una huella será más profunda, memorable y duradera si se va dejando poco a poco, de forma natural. Las personas a las que valoramos y recordamos suelen ser aquellas que «se lo han currado». Es cierto que, de vez en cuando aparecen personas que brillan mucho durante un tiempo pequeño, pero rápidamente desaparecen.
Sin embargo, el mundo dospuntocero parece un caldo de cultivo excelente para la aparición no de Marcas Personales sino de Marcas de Personaje que tratan de epatar, de conseguir ese impacto fugaz a cualquier precio.
Lo hemos visto con «Influencers» (si influyesen de verdad se llamarían influyentes) que han acabado haciendo «cualquier cosa», tomando atajos o saltándose cualquier tipo de ética para seguir en el candelero unas semanas o meses más.
Hemos visto a «YouTubers» y «TikTokers» que tuvieron algún vídeo más o menos viral y tratan de repetirlo forzando más y más la máquina, hasta que revienta. Samantha Hudson, Soy una pringada o elxokas son ejemplos que me vienen a la cabeza como NO seguidor de este tipo de contenidos.
Suelen ser casos extravagantes, sacados de quicio y que tratan de llevar su «éxito» inicial al extremo. Por cierto, curiosamente basan su visibilidad creando polémicas que siempre van a atacar en una dirección, pero esa es otra historia.
También ocurre con «instagrammers» que tratan de mantener un personaje hasta que se hace insostenible y acaban apareciendo en algún escándalo o escandalito.
Crear polémica es fácil, dejar huella no
Desgraciadamente en Internet se ha confundido ser visible con ser útil. No digo que este tipo de personajes no tengan una función como entretenimiento (de mal gusto casi siempre), pero dudo mucho que sean recordados como personas que ayudaron a mejorar el mundo.
El escándalo es una forma rápida de llamar la atención. Dalí o Warhol lo sabían. Pero la diferencia de estos artistas con algunos de estos personajes es que detrás de la parte más extravagante había «sustancia», no sólo celofán, colorín, gritos y mala educación.
El problema es que la trayectoria de un/a profesional no dura unos meses o años y si no has gestionado bien tu momento de gloria, puede que acabes pagando un precio el resto de tu vida.
Atacar es fácil, aportar valor no
Destruir, criticar, atacar es muy sencillo. No sólo eso sino que atrae a mucha gente que sintoniza contigo e incluso puede hacerte reír si lo haces con gracia. Te lo digo por experiencia. Pero más te vale no ponerte a decir lo mal que lo hacen otros si tú no tienes una solución.
Podré incluso sonreír al escuchar alguna de las barbaridades que digan estos personajes, pero difícilmente les tendré en cuenta (salvo para monólogos de comedia) si no percibo que son capaces de aportar soluciones.
Cuidado con las prisas
En mi «negociado», el de la Marca Personal he visto como, de pronto, surgían algunas personas que querían subirse al carro. Yo siempre he apoyado a quienes vienen con buenas ideas, las comparten y ayudan a hacer crecer una categoría. Por eso creo que la comunidad de «personal branders» crece sólida y unida.
Sin embargo, de vez en cuando te encontrabas (ahora ya no ocurre tanto) con alguien que surgía de la nada, que estaba en todas partes y que parecía que antes de él o de ella no había nada. Se caracterizaban por manejar muy bien el posicionamiento en buscadores, pagar publicidad y lanzarse a crear contenidos como si no hubiese un mañana durante unas semanas.
Pero siempre, y digo siempre porque ya se ha convertido en un patrón, desaparecían tan rápido como habían llegado.
Creo que ese tipo de acciones generan notoriedad, «awareness» creo que lo llaman los marketinianos, pero no dejan huella. Lo que hace que te tomen en serio es que poco a poco, gota a gota, incluso de forma discreta vayas sembrando tus semillas.
Si vas a crear un escándalo, que sea para bien
Siempre he pensado que aquellos que hacen humor atacando a personas o a grupos, no tienen talento. Lo mismo ocurre con la política o la empresa. El mérito está en avanzar, progresar y ayudar sin convertirse en alguien destructivo.
Así que, la cuestión es ¿puedo influir de forma positiva en otras personas haciendo algo que llame la atención, pero que no se convierta en una carrera suicida?
Si eres capaz de conseguirlo, estarás en un grupo selecto de personas que merecen ser recordadas y valoradas.