Comunicación. Dame tu palabra

Imagina que posees toda la tecnología para transmitir tus ideas, tienes canales disponibles para expresarte, incluso hay gente que está deseando escucharte. Entonces llega el momento en el que te toca a ti darlo todo, ser capaz de comunicar algo de tal manera que convenzas y generes sintonía… y en ese momento todo falla porque eres incapaz de convertir en palabras lo que tienes en tu cabeza.

Ahora deja de imaginar y verás que en más de una ocasión te has encontrado con que, en ese momento de la verdad en el que tienes que comunicar, influir, emocionar o convencer, te quedas a medias.

En un entorno en el que las imágenes lo van arrasando todo, en el que la lectura se limita al wasap, creo que se habla poco de comunicación verbal, del uso de la palabra, de la forma de decir las cosas para generar un impacto, para dejar huella.

Esa es una buena noticia para quienes sean capaces de hacer que una palabra valga más que mil imágenes. La pregunta entonces es, ¿de quién puedo aprender?

Cuando las palabras te dejan sin palabra

Hace algunos años conocí a Pedro Mari Sánchez. Para las personas de mi generación es alguien con quien hemos compartido buenos ratos viéndole cantar y, sobre todo, actuar. Pero hasta que no tuve la oportunidad de tratarle más de cerca, no me di cuenta de lo importante que es que alguien sea capaz de contar bien las historias.

Cuando digo contar bien, me refiero a todo, desde la construcción de la historia, la elección de las palabras, los silencios, el tono, todo. Es en ese momento te das cuenta de que tenemos una navaja suiza para la comunicación, pero sólo utilizamos el destornillador.

Escuchar a Pedro Mari leer un texto, cualquier texto, te hace darte cuenta de todo lo que puedes hacer con tu palabra, con tu voz y lo poco que lo utilizamos.

Una palabra tuya bastará para convencerme

Si a la forma de transmitir tus palabras le unes una cabeza bien amueblada, tienes bien claro lo que quieres expresar y sabes elegir lo que hay que decir y, sobre todo, lo que hay que eliminar, entonces habremos multiplicado nuestra capacidad de influencia.

Hoy se habla de «copywriting», de relato, de «storytelling», pero no hace falta inventarse nada ni utilizar términos en inglés para entender que eso de vender, convencer y vencer en un debate o en una conversación ya existía desde hace mucho antes de que alguien tratase de inventar la rueda.

Y la persona que conozco que mejor maneja la palabra para conseguir que sucedan las cosas, es Ana Martín-Coello. Seguramente tú también la conozcas, aunque no lo sepas, porque está detrás de algunas intervenciones brillantes, de las que dejan huella, de algunos políticos. Pero eso será mejor que te lo cuente ella.

La palabra que diferencia

Cuando se habla de Marca Personal siempre surge el asunto de la diferenciación. Y como suelo decir, la mejor forma de sobresalir y destacar es ser mejor en lo tuyo o en algo relacionado con lo que haces.

Sin embargo, parece que esa obsesión por distinguirse viene de hacer cosas raras, extravagantes, ruidosas, de llamar la atención con cuestiones superficiales. Pero ¿se te ha ocurrido que podrías convertirte el alguien a tener en cuenta «simplemente» manejando mejor tus palabras?

Hoy es raro encontrar a alguien que hable bien, incluso en los medios de comunicación es habitual encontrar «comunicadores» a los que dé gusto escuchar. En las empresas ya ni te cuento.

Así que, ¿y si fueses capaz de coger algo que ya tienes y convertirlo en una forma de crear un recuerdo que genere un cambio? Pues ya lo tienes, sólo que lo habías olvidado. Quizás acabaste harto de las clases de lengua, de los análisis sintácticos y de los comentarios de texto y dejaste que lo «verbal» acabase en un trastero mental. Pero ahora puedes recuperarlo y convertirlo en una fortaleza en un mundo de mediocridad verbal.

Cuando se junta el fondo, la forma y la experiencia

Ahora mézclalo todo, el contenido y el continente. Las ideas y la forma de contarlas. Ana y Pedro Mari. Pues eso lo tienes en el libro que acaban de publicar, La palabra mágica.

Es un libro genial, con muchas buenas ideas y recomendaciones para comunicar. Te pica, te motiva, te anima a tratar de tener cuidado con lo que dices, en el mejor sentido de la palabra para que las palabras tengan sentido… aunque lo hagas en Twitter, en Instagram o en una charla con los amigos.

Está lleno de vivencias, de ejemplos, de consejos. Y espero que publiquen más libros como este porque ambos tienen historias para contar como para parar un tren.

El 18 de octubre a las 19.30 lo presenta Elvira Lindo en Espacio Bertelsmann (Calle O’Donnell, 10) por si te quieres pasar.





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