Objetivos. No es el CÓMO, es el QUÉ

He comentado alguna vez que si hay algo que podría haber hecho mejor en mis proyectos como Profesional Libre es haber tardado menos en sacarlos adelante.

Suelo pensar que quizás es la pereza o el desconocimiento de la forma de hacer las cosas lo que, con frecuencia, ha sido la causa de esos retrasos.

Sin embargo, creo que lo que realmente impide que lleguemos a donde queremos no es no tener claro el CÓMO, sino que realmente no sabemos qué es eso que queremos, es decir el QUÉ.

Esto de asociar el establecimiento de Objetivos con alcanzar el Éxito quizás se ha distorsionado en los últimos tiempos porque se ha transmitido la idea de que basta con desear algo para conseguirlo, para que el universo conspire para no se qué chorradas.

Lo que es cierto es que ponerte metas, puntos B o definir resultados deseados en un plazo determinado si que tiene influencia a la hora de alcanzarlos o de acercarte bastante.

Disciplina frente a Actitud

Creo que, cuando carecemos de Propósito personal o profesional es fácil caer en la desgana o la inacción. ¿Para qué voy a levantarme del sofá si no tengo una razón para hacerlo? ¿De qué sirve tener una actitud positiva y todo ese rollo si no está enfocado en conseguir algo concreto?

Te pongo un ejemplo. Creo que mucha gente, incluido yo mismo, nos hemos planteado en alguna ocasión escribir un libro. No es algo que requiera muchos recursos, básicamente se trata de encontrar tiempo y, sobre todo, ganas. Sin embargo, hasta que no me propusieron escribir mi primer libro con un plazo de entrega, no me puse manos a la obra. Y así con los siguientes.

¿Qué es lo que cambió? Pues muy sencillo, me habían concretado un resultado y un plazo. Y cuando tienes ese punto B que conecta con tu situación A actual, sólo tienes que unir los puntos. Curiosamente, esa forma de conectar el principio y el final, esa estrategia que te va a llevar a donde quieres o donde te han pedido, es mucho más fácil de resolver que lo de ponerte una meta.

En ese momento, la disciplina, los hábitos, las rutinas ganan a la pereza, el perfeccionismo y la actitud. Lo haces porque sabes donde quieres llegar, te apetezca o no.

Confianza y Confianza

Siempre que hablo de Estrategia y de Marca Personal hablo en primer lugar y durante bastante tiempo sobre la importancia de ponerse Objetivos para dejar huella.

Cuando no tienes un destino, no puedes fijar un rumbo y eso significa que puedes acabar en cualquier parte. Para mucha gente eso es algo «bonito» porque piensan que así no tienes ataduras y eres más libre. En mi opinión, dejarse llevar por carecer de un sentido y una dirección personal o profesional más que liberar, te deja a expensas de los acontecimientos o de los objetivos de otros.

La percepción externa, el impacto que generamos en los demás será mucho más débil si no tenemos y dejamos claro hacia donde nos dirigimos. Y eso tiene un efecto letal cuando queremos que nos tengan en cuenta y pretendemos que nos elijan, desconfianza. ¿Cómo vas a apostar por alguien que no sabe lo que quiere o hacia donde se dirige?

Pero hay otra confianza que se resiente cuando simplemente actúas (o no te mueves) sin un rumbo definido, me refiero a la autoconfianza, a la autoestima.

Si van pasando los meses o los años y no sucede nada simplemente porque no has decidido qué es lo que quieres que suceda, entonces empiezas a perder la fe en ti. Creo que las crisis de los 40 o 50 están muy relacionadas con esto. Son esos momentos en los que te preguntas por qué estás donde estás y como se te ha escapado el tiempo de una forma tan absurda.

El QUÉ despeja la variable del CÓMO

Es cierto que, en muchas ocasiones, no tener ni idea de lo que hay que hacer para sacar algo adelante puede paralizar mucho, pero es relativamente fácil de resolver preguntando a otros, buscando información, consiguiendo herramientas o aprendiendo lo que te falta. Vamos, que la respuesta la encontraremos fuera de nosotros.

Pero no se puede hacer «ingeniería inversa» si no sabes como deconstruir y encontrar los pasos que debes dar para conseguir un resultado.

Además, y te lo digo por experiencia. Para un Profesional Libre como es mi caso, eso de ser tu propio jefe o más bien tu propio empleado, te obliga a ponerte deberes. Cuando no tienes nadie que te ponga tareas o que haga trabajar con objetivos, es terriblemente sencillo dejarse llevar.

Sin embargo, cuando fijas una meta concreta, temporal y todo eso del MARTE o SMART, cada día sabes lo que tienes que hacer y eso, además, consigue que seas mucho más eficiente.

También te digo que vas a sufrir el efecto «necesito una semana más», es decir, que aunque tengas claro lo que quieres y cuando lo quieres, habrá retrasos, inconvenientes e imprevistos, pero más que verlo como algo negativo, es mejor verlo como la confirmación de que vas por el camino correcto.





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