Profesional Expertos. Conviértete en generador de opciones

Al investigar sobre lo que hace que una persona sea considerada experta para escribir mi libro Expertología encontré algunas ideas interesantes. Una de las que más me gustó decía algo así como que un experto es alguien capaz de encontrar soluciones al 90% de los problemas que surgen en su campo.

Según esa definición, un experto no lo sabe todo, simplemente tiene una cantidad de respuestas que están por encima de las que podrían tener otras personas.

También me gusta porque cualquiera puede ser considerado EL EXPERTO si es la persona que sabe más dentro de un grupo. No significa que sea un Gurú o un referente del mundo mundial, simplemente es alguien a quien hay que acudir porque es quien tiene más respuestas.

Así que, no se trata tanto de dominar una técnica como de enfrentarse de forma creativa a nuevos retos.

De todo se aprende

Hay un debate recurrente cuando se habla de expertos. Me refiero al origen de ese estatus. ¿Hay que tener experiencia para ser experto? ¿Se puede ser experto aprendiendo de otros?

En mi opinión, el experto es, como te digo, alguien capaz de aportar soluciones a situaciones complicadas, nuevas o recurrentes, independientemente del origen de esa creatividad.

Si consideramos que un experto ha adquirido esa cualidad tras años de experiencia, podríamos decir que quizás esos años no han sido más que una repetición de acciones de las que aprendió la primera vez, pero luego no aportó nada.

Sin embargo, alguien que no ha tenido experiencia, un profesional joven, pero que ha aprendido de otros, leyendo, escuchando, documentándose, puede tener una «cartera» de soluciones mucho más grande, original y polifacética.

Lo ideal es una combinación de ambas, conocimientos y experiencia, pero lo que te convierte en experto es esa capacidad de coger lo que tienes y mezclarlo de tal manera que surjan nuevas soluciones a problemas inesperados.


No es peligroso asomarse al exterior

Si seguimos con la idea de que el experto es alguien capaz de encontrar respuestas al 90% de los problemas de su sector, podríamos entender que debe saber todo lo posible sobre su materia. Sin embargo, muchas veces, las opciones se generan añadiendo elementos que no tienen nada que ver con esa especialidad.

Muchas veces, las ideas que han desbloqueado situaciones complicadas han surgido de fuentes que no tienen nada que ver con «lo de siempre».

Siempre me han chirriado quienes son eruditos o dominan una materia, pero desprecian todo lo demás. He escuchado a gente «de letras» que desprecian la ciencia o la tecnología, incluso presumiendo de ello. También he conocido técnicos y científicos que se sienten orgullosos de no leer nada que no tenga que ver con su campo.

Pero lo que te convierte en generador de opciones es la capacidad de mezclar mundos distintos. Ojo, no es fácil. Por eso es una habilidad valiosa que, como todas, se puede aprender.

Las opciones, la creatividad para abrir puertas no viene de meterse en una cueva sino de curiosear por todas partes.

El músculo de las opciones

Muchos expertos en creatividad recomiendan que entrenes tu cabeza para convertir la generación de soluciones en un hábito. Proponen ejercicios como hacer listas diarias de decenas de ideas para cambiar o mejorar algo, cualquier cosa. Que sean geniales o estúpidas es lo de menos, lo importante es entrenar el músculo de la creatividad hasta convertirlo en algo natural.

Tus jefes, tus clientes, tus amigos o tu familia te valorarán porque eres capaz de ofrecer ideas para crear, mejorar o cambiar algo. Las próximas vacaciones, una crisis con un almacén o una forma de mejorar la productividad te pueden convertir en alguien valioso si te sales de lo rutinario o, mejor aún, si acabas con un bloqueo.

Si llevas meses o años practicando esa habilidad, te convertirás en EL EXPERTO, no porque seas un genio, sino simplemente porque serás el mayor generador de opciones en una reunión de departamento, en una quedada con amigos o cuando tu hija tenga un bloqueo en sus estudios.

Así que, tu valor no está en tus conocimientos, ni siquiera en tu experiencia. Lo realmente importante es lo que haces con ello. No te limites a acumular piezas de LEGO, construye algo con ellas.


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