Blog. Edafología profesional

Hace unos días, en un documental sobre la historia de la Tierra explicaban como se podían estudiar los fenómenos ocurridos en un lugar viendo los diferentes estratos que había al profundizar en el suelo.

En la especialidad de mi carrera teníamos una asignatura llamada Edafología en la que se estudiaban los suelos. Entre otras cosas, aprendíamos a conocer la evolución de sus diferentes etapas de formación analizando las capas que lo sustentaban.

Si te fijas cuando ves un corte en un terreno, por ejemplo a los lados de una autovía, verás que se ven con bastante claridad zonas distintas. Ahí puedes entender muchas cosas sobre lo que ha ocurrido ahí durante años o siglos.

El blog te indica los estratos de una trayectoria personal

Te cuento todo esto porque me gusta comparar un blog como este a uno de esos cortes en los que se pueden analizar las diferentes etapas de, en este caso, la forma de pensar de una persona.

Quizás esta es una de las cualidades del blog que más me gusta. Y, además, salvo que lleves un diario tradicional, no es muy habitual poder entender las diferentes fases por las que ha pasado una persona.

Si, vale que es una visión parcial, particular y desde un punto de vista individual, pero también es bueno saber que siempre hay alguien detrás que ha tenido la paciencia y la disciplina de desvelar o desenterrar sus ideas y compartirlas. Por eso es una buena herramienta de autoanálisis de tu Marca Personal.

Si alguien cometiese la locura de leerse todos los post de este blog vería como he pasado de ser una persona cuyos contenidos tenían mucho de crítica, en muchos casos desmesurada o injusta a otra situación en la que se mantiene ese nivel de análisis, pero de un modo más racional… espero.

Creo que también pueden percibirse cambios en el estado de ánimo, épocas de meseta, periodos de entusiasmo y otros de bajón. Tanto en lo personal como en lo profesional. Por eso me gustan tanto las biografías y los documentales sobre la vida de las personas, especialmente si son narrados por el/la protagonista.

No me gusta borrar mi pasado

Algunas veces me han preguntado si borro algunos de mis post del pasado. La respuesta es que no, nunca. Únicamente borré un post una vez, pero era uno que tenía pensado publicar, no uno que ya hubiese compartido. La razón es que era tan deprimente, que pensé que era mejor tirarlo a la papelera.

Cada post dice algo de mi en la situación en la que lo escribí. Eliminarlo sería como quitar una de esas capas de arcilla, humus o arena. Todo cumple su función y quitarlo no haría más que hacer más difícil de entender como hemos llegado a la situación actual.


Borrar publicaciones es como tratar del alterar la historia. Puede que beneficie un poco tu imagen… o no. En cualquier caso, no me sentiría cómodo dejando sólo lo que considero que deja una huella más perfecta.

Somos lo que somos por todo lo que hemos vivido. Por eso, si queremos que nos crean y nos quieran, tendremos que mostrar lo que pensamos sin adulterar.

Buscad la belleza,

Ramón Trecet solía repetir la frase «Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo» en un programa genial llamado Dialogos3 que escuchaba en los 80 y 90.

Recuerdo que en aquel programa, aparte de descubrir unas músicas diferentes, había días normales, otros en los que te preguntabas qué narices estabas escuchando y unos cuantos en los que literalmente te emocionabas y acababas con la lágrima a punto de caer por la belleza de lo que estabas escuchando y, también, por la forma en que lo contaba Trecet.

Con el blog ocurre algo parecido. De los más de dos mil post publicados aquí, hay una inmensa mayoría normales, de los que están en la zona intermedia de la Campana de Gauss. Hay unos cuantos terribles. Pero también hay un puñado de publicaciones de una gran calidad.

Desconozco la razón que hace que un día tengas la lucidez suficiente para escribir alguna pepita de oro. Así que, la fórmula es la de siempre. Haz mucho de algo y probablemente tengas suerte y crees algo que merezca la pena.

Por eso sigo escribiendo este blog. Por eso me importa entre poco y nada que me digan que en Instagram o TikTok puedes conseguir seguidores con más facilidad. Por eso me sonrío por dentro cuando alguien piensa que los blogs son cosas de «boomers» o «GenX».

El blog refleja una parte de la historia de tu vida, de tu profesión como no lo hará nunca otro tipo de plataformas o canales.

El nivel de información, sentimiento o autenticidad que puedes transmitir en una bitácora no tiene ni punto de comparación con lo que puedas ver en otros sitios. Quizás puedas engañar a alguien con una docena de posts. Puede que puedas «posturear» durante algunas semanas. Pero lo cierto es que no puedes engañar a nadie si llevas contando tus cosas durante diecinueve años y tras un par de miles de publicaciones.

Hace mucho que no hago entrevistas de trabajo, pero si algún día tuviese que hacerlas de nuevo, simplemente diría que si quieren saber cuales son mis fortalezas y debilidades, qué me gusta y qué detesto o como actuaría en una determinada situación, bastaría con que echasen un vistazo a mi blog. Ahí está todo, eso soy yo.





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