Marketing Personal. Que parezca que…

Hubo un tiempo no demasiado lejano en el que los medios de comunicación tenían una cierta credibilidad. Lo normal es que si un periódico decía algo es que había pasado los filtros. Y si posteriormente se descubría que se habían equivocado o, algo peor, habían mentido, se montaba un escándalo y el medio hundía su reputación.

También es verdad que, especialmente en la prensa y en la radio, aunque tuviesen una cabecera o perteneciesen a un grupo, los PERIODISTAS tenían un prestigio, una Marca Personal reconocida.

No sé si es por la competencia con Internet, la necesidad de ser más rápidos o la simple desesperación por la pérdida de ingresos parece que ha eliminado todos los controles de calidad.

Hubo un tiempo en que La Red parecía fiable

Creo que en los primeros años de Internet vivimos una especie de espejismo y llegamos a pensar que cuando algo estaba en Internet, tenía un extra de credibilidad. Eso se pasó rápidamente. Hoy casi se podría asegurar que ocurre lo contrario, si lo has visto en La Red, ponlo en cuarentena o directamente considéralo como falso.

De los políticos no voy ni a hablar. Directamente han utilizado su notoriedad y visibilidad para colarnos sus trolas en su propio beneficio. Lo raro es que todavía haya quienes les escuchen y les crean.

En las empresas o en los negocios todos hemos conocido a embusteros, manipuladores y sinvergüenzas, pero era más fácil localizarlos y evitarlos.

Creo que la clave de todo esto está en la necesidad de destacar y sobresalir para poder sobrevivir. Hemos llegado a un punto en el que lo importante no es SER y HACER, sino PARECER.

Cuando el Marketing se pasó a lado oscuro

Al ver como trabajan los departamentos de Marketing y Comunicación parece que se han olvidado de destacar lo bueno de lo que tratan de promocionar o transmitir y se han empeñado en maquillar la realidad.

Cuando escucho a un político o a muchos directivos tengo la sensación de que les han dicho que actúen de determinada manera no para contar la realidad sino para que «Parezca que…».

Todo son eufemismos, se manipula el lenguaje, se pone el relato por encima del dato, se dan cien vueltas a cualquier cosa que se podría explicar con una docena de palabras.

Hay un fenómeno que me llama la atención y es el uso excesivo de adjetivos calificativos (positivos si es para defender algo suyo y negativos para atacar al contrario) por parte de quienes se supone que nos representan.


Creo que un político debería tener absolutamente prohibido utilizar ese tipo de adjetivos.

Los calificativos son las etiquetas que suelen asociarse a una marca, personal, comercial o política. Por eso creo que su abuso indica una intención manipuladora descarada.

El Marketing se ha convertido en la herramienta para identificar, transmitir e insertar esos términos en la cabeza de la gente. Y sabemos que la manipulación del lenguaje es el primer paso para influir en la mente.

Echo de menos los hechos

Menos palabrería y más acciones y demostraciones. ¿Cómo podemos seguir escuchando a quienes prometen y nunca cumplen? ¿Cómo no eliminamos de todas nuestras redes reales y virtuales a quienes prometen el oro y el moro sabiendo que no van a cumplir?

Creo que estamos llegando a un momento en el que un determinado nivel de visibilidad va a ser considerado como un indicador de falsedad. Y también pienso que el que quiera que le tengan en cuenta va a tener que ganarse a pulso la confianza.

Cada día me fijo más en los que apenas aparecen ni se empeñan en ser visibles en todas partes todo el rato. Confío en los que se ven poco, pero en esas contadas ocasiones en las que se manifiestan, merece la pena escucharles porque lo que dicen es útil y cierto.

¿Hay que renegar del Marketing Personal o de otro tipo? No. Lo que creo es que hay que volver a la esencia.

Está claro que si te escondes, nadie te va a tener en cuenta. Pero si eres visible y conocido por ser un mentiroso, un cantamañanas, va a ser peor porque, además, en dospuntocerolandia todo queda grabado.

El Marketing Personal debe basarse en comunicar lo bueno, lo que podemos aportar, pero siempre basado en la realidad, en lo auténtico.

Evidentemente trataremos de destacar lo que mejor nos representa, nuestras fortalezas. Intentaremos presentar la mejor imagen. Haremos lo posible por comunicar con un estilo propio.

Lo que creo, o más bien espero, es que cualquiera que en lugar de mostrar su mejor cara, se ponga una careta, en lugar de defender una postura, se dedique al postureo, o en lugar de cumplir con su palabra, domine la palabrería, sea apartado y enviado al infierno de los mentirosos.


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