La generación mejor preparada ¿para qué?

Este no va a ser un artículo amable, de los de hacer amigos, pero creo que tengo que escribirlo.

Este fin de semana se han juntado varias noticias. Por un lado, parece ser que Correos ha ofertado unas dos mil y pico plazas y para conseguir alguna de ellas se han presentado más de cien mil aspirantes que han tenido que prepararse para ello.

Por otra parte, no paran de decirnos que más vale que nos vayamos olvidando de cobrar una pensión suficiente para sobrevivir.

Y también nos dicen que los más jóvenes son los más preparados de la historia pero que, sin embargo, tienen unos niveles de paro que rondan el 30%.

Podríamos incluir también las noticias sobre los VTC, sobre las viviendas turísticas o sobre la decadencia de la universidad.

Pueden parecer noticias diferentes pero para mí está claro que nos están diciendo a gritos, ¡¡¡Búscate la puta vida porque esto ya no da más de sí!!! Si no empiezas a moverte no será porque no hay señales de las gordas desde hace años de que no podemos seguir pensando en el trabajo de la misma manera.

Creo que se podrá decir más alto pero no más claro. El empleo, tal y como lo hemos conocido hasta ahora no es una alternativa suficiente para ganarse la vida. Y lo más preocupante es que todo el sistema está enfocado en esa dirección. Empleabilidad, preparar a los jóvenes para el empleo, adaptar el sistema educativo para trabajar para otros… y así nos va. Creo que, desde hace un par de generaciones se ha «capado» la capacidad de encontrar el modo de subsistir y progresar más allá de un contrato por cuenta ajena.

Cuando se habla de la generación mejor preparada de la historia me pregunto ¿Preparada? ¿Para qué? Porque acumular títulos, diplomas y masters no parece que te prepare para nada. Creo que todos aceptamos que la universidad y los centros educativos no te preparan para la vida real. Es justo cuando sales de aquellas instituciones cuando empiezas a aprender.

Si, esta cantinela de los jóvenes preparados ya tiene unas cuantas décadas. Y parece que se pone más de moda en época de crisis. Los que tenemos más de cinco décadas a nuestras espaldas recordamos el famoso anuncio del Renault Clio sobre los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados). Lo curioso es que aquellos anuncios que decían lo mismo que ahora sobre el «gran» nivel de formación que teníamos se lanzaron en una época de crisis económica profunda como fue la de primeros de los noventa con niveles de paro gigantescos.

Pues bien, quizás la solución para salir adelante no consiste en seguir engordando el currículo sino en cambiar la forma de pensar. No se trata de seguir acumulando «materia prima» formativa en nuestros almacenes mentales sino en ver de qué modo puedes crear algo útil con ello y salir a la puñetera calle a ver cómo puedes venderlo.


Yo nunca he ido a un gimnasio y seguramente lo que voy a decir es una tontería, pero me da la sensación de que tanto título (ojo, yo también tengo una licenciatura, un MBA y unos cuantos papeles más) son como anabolizantes que te hacen tener una apariencia más potente pero que, en realidad, no te hacen más fuerte sino quizás todo lo contrario.

Cuando explico estas cosas, y seguramente tu mismo lo estás pensando, la respuesta inmediata de muchas personas es que no todo el mundo tiene mentalidad para emprender, autoemplearse o ganarse la vida por su cuenta. Y si aprietas un poco más, enseguida te dicen que la mayoría de las nuevas empresas desaparecen antes de nosecuantos años, que si bla, bla, bla, … y así se quedan tranquilos pensando que con enviar currículos cada día ya están haciendo todo lo posible.

Pero eso no son más que etiquetas. Ni siquiera estoy diciendo que elijas una cosa u otra. Lo que te estoy proponiendo es que encuentres algo valioso que ofrecer (lo tienes aunque no lo creas) y a alguien que te pague por ello. ¿Qué haces o has hecho en una empresa? ¿No podrías hacer lo mismo o algo parecido por tu cuenta?

Empleado, emprendedor, desempleado, empresario, autónomo, … no son más que definiciones administrativas y/o estados mentales. Así que, en lugar de acumular inventario, ¿no será mejor cambiar la actitud, eliminar prejuicios y echarle valor a la vida?

Tengo 51 años, muy cerca de los 52 y me estoy encontrando con gente de mi generación o más mayores con más ganas de comerse el mundo que los que tienen la mitad de años que nosotros. Quizás es porque no nos queda otra, porque tenemos obligaciones o porque si no lo hacemos será el mundo el que nos comerá a nosotros. Pero lo cierto es que, cuando te pones, las cosas van saliendo. Es jodido, duro y deprimente a veces, pero salir sale porque no puede ser de otra manera.

Veo que la gente más joven sabe buscarse la vida cuando quiere (ofertas de viajes, chollos para encontrar lo que buscan, formas de divertirse,…), ¡Joder! Utiliza ese instinto cazador para encontrar formas de ingresar y no sólo de gastar. Vale, aquí lo dejo. Ya puedes empezar a darme por todos los lados.

NOTA:

Esta semana, en Street Personal Branding, Claudio Inacio y yo hablamos con Ami Bondía sobre unos cuantos temas y alguno de ellos está relacionado con lo que explico en este post.





Compartir esta publicacion