Ha habido dos ocasiones en mi vida en las que he estado desempleado. Fue en mi primer empleo y en el último. En la primera ocasión decidí hacer lo mismo que muchos otros en los primeros noventa, apuntarme a un MBA y luego seguí trabajando para otros durante más de una década. En la segunda decidí que jamás volvería a trabajar como «cuentajenado». Si no tienes jefe, te lo inventas
Hace muchos años, cuando empezaba con todo esto de la Marca Personal, solía comparar los empleos con los matrimonios. Hasta los años 80, las relaciones empleado/empresa no eran muy distintas de lo que implicaba casarse. Encontrabas una persona (o empresa) con la que podrías desarrollar un proyecto de vida (o profesional) y se supone que estarías con ella hasta que uno de los dos desapareciese. Incluso estaba mal visto que