Pensar como un Jefe de Producto

ProductoDecía en el post anterior que mi intención a partir de ahora es plantear las cosas de una forma distinta. He trabajado para construir un modelo estructurado que permita muchos grados de libertad. Creo que el desarrollo profesional y personal se basa en un grupo reducido de etapas dentro de las cuales hay un gran margen de maniobra. Podríamos decir que una vez definidas una serie de reglas o leyes básicas, hay muchas opciones para crear algo diferente y valioso.

Siempre he sido muy crítico con los «secretos infalibles», las «claves inmutables», las «fórmulas mágicas» que tanto circulan en dospuntocerolandia en particular y en determinada literatura de desarrollo personal y profesional en general. Este tipo de planteamientos reducen a los seres humanos a máquinas idénticas a las que simplemente hay que instalar una serie de rutinas y subrutinas. Me parece que ese tipo de decálogos y listas de tareas son insultantes y transmiten muy poca confianza hacia aquellos a quienes se dirigen.

Me gustan mucho más disciplinas como la Gestión de Proyectos que, aunque está muy estructurada y reglamentada, permite que se alcancen objetivos muy diferentes.

Por eso, mi intención no es decirte lo que tienes que hacer para conseguir algo sino ayudarte a generar opciones que te permitan diseñar tu propia Estrategia Personal.

En ese sentido, y relacionado con lo que te comentaba sobre las «leyes que nadie te ha contado», existen multitud de consejos sobre, por ejemplo, como conseguir un empleo. El problema es que parece que poca gente quiere entender que los empleos ya no existen tal y como los entendíamos hasta hace una década.

(Si eres de los que «no te ves haciendo algo diferente» y prefieres seguir por caminos obsoletos, mejor no sigas leyendo.)

Por eso existe tanta gente que sigue quejándose, sorprendiéndose y diciendo cosas como «no encuentro nada de lo mío», «¿Como es posible que con tres carreras y dos masters no encuentre un trabajo?», «he enviado tropecientos mil curriculos y no me llaman». Y es que la vía unidireccional que algunos conocimos, se ha convertido en una vía muerta.

A partir de ahora es necesario dejar de pensar como un empleado, un licenciado, un titulado, un cargo en una tarjeta y plantear tu trabajo como un producto y tu profesión como una empresa. Y esto, como he dicho muchas veces, es una cuestión mental y no administrativa. Definiciones como «contrato indefinido o temporal», «cuenta propia o ajena», «Desempleado, empleado, emprendedor o empresario», sólo son formas de encasillarse pero no definen tu valor.

Si piensas como un Jefe de Producto se me ocurren varias opciones (siempre opciones, nunca obligaciones) que puedes aprovechar.

Monoproducto o multiproducto

Creo que una de las ideas que más ha perjudicado a muchos profesionales es aquello de «yo soy», «tu de mayor vas a ser», «yo es que he estudiado». Lo cierto es que un diploma, unos cuantos años ocupando un cargo o el deseo de seguir la tradición familiar define lo que tu HACES pero no lo que tu ERES.


Es importante evitar el encasillamiento y, sobre todo, tener el valor de probar cosas nuevas. Lo que aprendiste en tu carrera puede haber quedado obsoleto incluso antes de terminarla. Sin embargo, durante los últimos años has aprendido cosas que te hacen valioso aunque no tengas un diploma para colgar en la pared. Así que, haz una lista de diez nuevos «productos» que puedes crear y, sobre todo, rentabilizar.

Generalista o especialista

«Es mejor ser generalista porque así vales para todo» ¡y una mierda! No creo que un generalista valga para todo y en cualquier caso tendría que enfrentarse con todo el mundo porque incluso hasta los especialistas tienen una base generalista.
Lo que te propongo es que le pongas un complemento a tu profesión del mismo modo que a algunas cervezas les ponen sabores de frutas. Así que, haz una lista de diez «apellidos», «complementos» o «toppings» que puedas poner a tu profesión… o a una nueva.

Monocliente o multicliente

«Yo es que quiero ser funcionario», «Yo es que no me veo como autónomo», «Yo nunca cogeré un empleo temporal», «Es que el tipo de contrato que me ofrecen no encaja con lo que había soñado». Muy bien, pues sigue así. Tienes el complejo Henry Ford («Los clientes pueden tener un coche del color que quieran, siempre que sea negro»).

Piensa que lo de menos es quien y como te contraten porque, si no te has dado cuenta, hoy todos los empleos son temporales. Lo importante es que consigas atraer a quienes más valoren tu trabajo… y estén dispuestos a compensarte como mereces.

Monoformato o multiformato

Uno de los mayores problemas que tiene un profesional del «conocimiento» es que su producto va con él o ella. ¿No te has planteado que lo que eres capaz de hacer se puede vender de muchas formas distintas? Por eso somos tan dependientes de los empleos. Pero podrías plantearte la opción de convertir esas cualidades tuyas en algo que puedas «empaquetar» de otra forma del mismo modo que existen productos comerciales en muchos formatos diferentes.

Si eres un Jefe de Compras puedes vender tus «servicios» a una empresa como empleado, pero también como profesional independiente o puedes crear un manual del comprador de productos textiles en Asia o puedes dar cursos o puedes,…

Como ves, las alternativas son múltiples y las combinaciones que puedes realizar sólo dependen de ti… y de que le eches lo que hay que echarle. Y eso si, la decisión final siempre es tuya, así que si no haces nada diferente, no te van a tomar muy en serio cuando digas que toda la culpa es del «sistema».





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