La terrible fase de meseta

EstrategiaHace ya bastantes meses que mantengo una lucha encarnizada por quitarme unos cuantos kilos. Poco a poco voy avanzando aunque la lucha está muy igualada. En las últimas semanas parecía que estaba progresando adecuadamente hasta que me vi en uno de esos enormes espejos de un hotel. Los espejos de hotel no son como los de las tiendas que te hacen más delgado, se limitan a mostrar la realidad así, a lo bestia. He mejorado bastante, si, pero también me he dado cuenta que todavía me falta un buen trecho. Estoy prácticamente a mitad de camino. Ya sabes que la operación biquini empieza en septiembre.

En cualquier proyecto hay una fase de meseta, un momento ni fu ni fa, un periodo de normalidad desesperante en el que las cosas van bien pero no tan bien como desearías o como planeaste. Creo que estas etapas son más complicadas incluso que los inicios porque al empezar, al poner en marcha algo, aunque sea por pura necesidad, hay ilusión, motivos, motivaciones, razones que te empujan. Pero, sobre todo, lo que hay es mucho por hacer.

La fase de meseta, esa en la que las cosas empiezan a ir a velocidad de crucero pero todavía te falta mucho viaje para llegar a tu destino, creo que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre darle un nuevo impulso a tu proyecto o tirar la toalla. Son esos momentos en los que no estás gordo ni delgado, no tienes el pelo corto ni largo, el proyecto no es un fracaso pero tampoco es exitoso, ganas dinero pero lo suficiente simplemente para pagar facturas y seguir adelante un mes más, eres feliz pero no tanto como soñaste, estás enamorado pero ya no es como al principio.

La fase de meseta es esa en la que no se supera la mediocridad, es el reino de la parte gorda de la campana de Gauss, es el mundo de las marcas blancas, de los profesionales cuya Marca Personal ni está ni se la espera.

Una Estrategia Personal debe tener en cuenta este periodo intermedio por el que vas a pasar si o si y hay que estar preparado. Es más fácil salir del hoyo, de una situación complicada que de un momento meseta porque cuando las cosas están difíciles o son francamente duras, sabes que hay muchas cosas que hacer. Sin embargo, cuando las cosas van tirando es muy fácil dejarse llevar y posponer las decisiones.


La mejor forma de salir de esa travesía del desierto es tratando de recordar lo que te ha llevado allí. Por eso es fundamental tener objetivos claros y, sobre todo, propios. Cuando estás luchando para conseguir objetivos establecidos por otros en lugar de lo que te dice tu corazoncito entonces es más fácil rendirse. Cuando se dice que los objetivos deben cumplir los criterios MARTE (Medible, Alcanzable, Realista, Temporal, Específico) siempre echo de menos el principal, que sean TUYOS. Por eso un emprendedor está dispuesto a sufrir por su proyecto infinitamente más que por lo que lo haría por un empleo por bueno que fuese.

Otra de las formas de dejar la planicie y tratar de subir de nivel es tratando de acelerar el proceso, de encontrar catalizadores que reduzcan la energía de activación (lo siento, me ha salido mi formación de químico). Eso supone tratar de encontrar personas con las que el viaje sea más rápido y, sobre todo, más agradable. No es lo mismo enfrentarse a un proyecto en solitario que hacerlo con gente que está sintiendo lo mismo. Supongo que por eso funcionan los centros de coworking, las pandillas de adolescentes o los grupos de alcohólicos anónimos.

En relación a lo anterior, una forma de sentir el aliento de otras personas en tu chepa es hacer visibles tus avances, tus progresos pero también tus cagadas y tus lecciones aprendidas. Por eso es bueno que en un momento meseta no permanezcas invisible. Es muy tentador encerrarse en uno mismo y lamentarse. Pero lo realmente útil, aunque a veces incómodo (¿a quién le gusta que digan lo que debe hacer o que le juzguen?) es ser abierto y transparente en lo que sea necesario (no hay que mostrarlo todo). Por eso es útil mantener una red de contactos, hablar de tus cosas ante un auditorio o escribir un blog como este.

Otra de las razones por las que nos quedamos demasiado tiempo en esa fase de calma chicha es porque hemos dejado de aprender o de buscar alternativas. Quizás por falta de tiempo, quizás por no querer darnos cuenta que nos hemos equivocado en algo (o en todo) o quizás simplemente por pereza. Por eso hay que mantenerse hambriento como diría Steve Jobs. Siempre, siempre hay que buscar nuevas alternativas y metas. De ese modo la meseta simplemente se convierte en un nuevo punto de partida.

Creo que esto es importante a la hora de gestionar un proyecto de Branding Personal. Aquellos que realmente dejan huella, Marca Personal, no son los que se quedan en ese purgatorio personal o profesional sino quienes hacen lo posible para superar la terrible fase de meseta. Y ahora me voy a poner las zapatillas y a correr un poco (aunque no me guste nada).





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