Oportunidad, casualidad, suerte

Vale, lo se, estoy con el subidón. Pero lo tengo que gritar.
ES DIFICIL QUE LAS COSAS OCURRAN PORQUE SI.
Eso si, cuando haces algo para que ocurran lo más normal es que acaben sucediendo.

Un buen amigo fue afectado por un Expediente de Regulación de Empleo. Era uno más de un numeroso grupo afectado por la explosión de la burbuja tecnológica. Eso fue en el paleolítico, hace algo más de 2 años, a partir de entonces muchos más y cada vez con más frecuencia se han ido uniendo a este tipo de situaciones.
Pero volviendo a mi amigo ¿Lo consideró como una desgracia? Desde luego que no. Tuvo suerte y recibió suficiente «pasta» para completar su formación de «Teleco» con un MBA en una prestigiosa (aunque de discutible utilidad) escuela de negocios. Desde luego no le inculcaron el virus del emprendedor, más bien casi se lo eliminaron porque aunque se llamen escuelas de negocios, su otro nombre, escuelas de administración y dirección de empresas es más apropiado.

Nada más terminar el «master» intentó poner en marcha una idea, tras algunos meses y una gran experiencia, lo tuvo que dejar en el congelador y poner otra idea en marcha, mucho más sencilla y para ir tirando ya que la presión económica estaba pisándole los talones. Esta segunda idea se ha convertido en un completo exito y como su cabeza no para, ahora anda dandole vueltas a otras nuevas. Solo él sabe lo que tuvo que luchar, y sigue haciendolo, para sacar este negocio adelante. Las «cañas» que tuvo que dejar de tomar o las películas que dejó de ver. Hoy está orgulloso y ha crecido mucho como persona y como profesional. Ha aprendido miles de lecciones que nunca hubiese aprendido en su gris cubículo de la flamante «Multinacional de las Telecomunicaciones» en la que dejó algunos de los más maravillosos años de su juventud.

Pero hay algo que siempre me dice y con toda la razón: «Mira Andrés, solo yo se lo que he tenido que sufrir, de los bajones de los que me he tenido que recuperar, de lo solo e incomprendido que me he sentido, de lo tercermundista que es este bendito país en el que los bancos solo saben hablar de hipotecas. Asi que cuando alguien me dice ahora que vaya suerte que he tenido, me acuerdo de toda su familia»


La suerte no existe, se busca y se lucha por ella. Y las casualidades solo se les presentan a aquellos que van detrás de ellas. Se trata de buscar la oportunidad constantemente con un farolillo en la mano y con los dos ojos abiertos.
Si sigues calentando el sofá viendo Gran Hermano VIP o el «derby» de la semana puedes estar seguro que mañana y pasado y al otro seguirás levantándote con ojeras y con cara de mala leche para tirarte una hora para llegar al trabajo y pasar otras ocho haciendo lo mismo de siempre y que te está arrancando la vida día a día.

BUSCA TU OPORTUNIDAD





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