Compañerismo y competitividad
Ayer comentaba un libro titulado Técnicas de Persuasión de J.A.C. Brown publicado en Alianza Editorial y que ya tiene más de 40 años aunque no ha perdido un ápice de actualidad. Os lo recomiendo.
Hay un párrafo que habla sobre la importancia del entorno a la hora de ser más productivo y está relacionado con algunos comentarios que he publicado en los últimos tiempos. Aquí lo tenéis.
«Elton Mayo, en el transcurso de sus famosas investigaciones de Hawthorne, investigó en una sección de la Western Electric Company, conocida por la sala del «banco de bobinas», en la que trabajaban 14 hombres empalmando unos cables a sus interruptores para determinada partes del equipo telefónico. El problema que tenía la dirección con esta sección era que los trabajadores se mostraban totalmente indiferentes ante los incentivos económicos de la compañía; a pesar de que estaba estipulado que cuanto más trabajo se hiciera más dinero se ganaba, ningún día se hacían ni más ni menos de 6.000 unidades, aunque era sabido que se podían alcanzar fácilmente las 7.000 unidades diarias. Mayo no tardó en descubrir que estas prácticas restrictivas se basaban en una norma determinada por el grupo, según lo que consideraba un «trabajo suficiente para el día». Los trabajadores tenían un código establecido que ejercía una presión social sobre el hombre que hacía demasiado (el romperritmo), sobre el que hacía demasiado poco (el tramposo) y sobre el «chivato», que era cualquiera que contase al supervisor alguna cosa en detrimento de un compañero. El hecho es que los estímulos a la iniciativa individual, tan importantes para el trabajador de clase media, surtían un efecto mucho menor en el trabajador manual que había conseguido la mayor parte de sus reivindicaciones mediante el esfuerzo colectivo. Esta actitud no obstante, también está decayendo, a medida que la sociedad es más opulenta y segura. Pero al ser una actitud de clase, es altamente resistente al cambio.»