Nada personal, solo negocios

Aunque la dijese Don Corleone en El Padrino no hay frase más equivocada en el mundo del cine.

Si hay algo personal en este mundo, son los negocios.
Cuando los negocios han dejado de ser algo personal es cuando todo se ha venido abajo.

Si las personas no cuentan y todo se reduce al intercambio de productos y servicios por dinero ¿Se puede pedir compromiso a un empleado? ¿Se puede demandar un esfuerzo adicional? ¿Se puede exigir lealtad?


Los negocios los hacen las personas. Los contratos los firman seres humanos. Cuando he llegado a un acuerdo, y he participado en unas cuantas negociaciones, he dado una grandísima importancia a mi instinto, a mi impresión personal y a mi opinión sobre la forma de actuar de las otras personas. Si solo me hubiese basado en números y datos, me habría equivocado muchas más veces.
Cuando no he hecho caso a lo que me decía el instinto en los momentos menos racionales de la negociación, el tiempo siempre me ha demostrado que me equivocaba.

Dice Malcolm Gladwell en Inteligencia Intuitiva, que los médicos que reciben más demandas por negligencia, no son los que cometen más errores sino los que dedican menos tiempo o atención a sus pacientes.
Aquellos que se equivocan pero tienen un trato más humano, son los que tienen menos pleitos.

Y es que en todos los aspectos de la vida, lo importante es el elemento humano, incluso en los negocios.


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