Química Recreativa XI: El amoniaco, Marbella y las heces
Recuerdo que cuando en la cadena de supermercados en la que trabajé me pidieron que gestionase la categoría de Droguería, Perfumería e higiene, uno de los primeros productos que desarrollé fue el Amoniaco para la limpieza.
Este es un producto de limpieza humilde, con tendencia a la baja en ventas y bastante desagradable de usar. Sin embargo, consideré que todavía tenía una demanda importante en pueblos y barrios de grandes ciudades y afortunadamente no me equivoqué en eso. En su segmento, fue un éxito de ventas que nos sorprendió a todos.
En mi afán por hacerlo lo mejor posible, pensé que había que dotar a ese producto sencillo de algo de dignidad y había que crear un envase «de lujo». Afortunadamente, los responsables de «packaging» me convencieron de que el amoniaco es lo que es y la gente busca un desinfectante y no Chanel nº5. Por lo tanto, diseñaron una etiqueta que parecía sacada de una película de los años 60. ¿Y sabeis que pasó? ¡Pues que acertaron!
La conclusión que saqué es que las cosas son lo que son, cumplen una función y tratar de adornarlas solo produce confusión. Si existen incoherencias entre lo de dentro y lo de fuera, antes o después todo se viene abajo.
Al ver a los personajes de la trama de corrupción de Marbella me acordé del amoniaco.
Creo que he dejado claro que el Personal Branding no es asesoría de imagen. Creo que la imagen es un reflejo de lo que hay dentro. Que donde no hay no se puede sacar. Y que no se puede ocultar con operaciones de cirugía estética ni Agua Oxigenada (otro humilde producto químico) lo que está luchando por salir.
Hay gente muy guapa, hay gente guapa y luego estamos todos los demás. Y eso no es malo. He conocido gente que ganaría un concurso de feos pero que para mi es guapísima por lo que es, por lo que hace y por su forma de vivir la vida.
Sin embargo, creo que los intentos de los personajes de la trama de Marbella por desfigurar su aspecto nos debía indicar hace tiempo que algo no funcionaba dentro de ellos. Si metes amoniaco en un envase de perfume, cuando lo abras te vas a caer de espaldas. En cualquier caso, su mercado era la estantería virtual del equivalente al supermercado de barrio, los realities, los programas de cotilleo y los de sucesos truculentos. Si es que al final todo encaja.
Hace años hubo un artista llamado Piero Manzoni que enlató sus propias heces y lo vendió como una obra de arte. Seguramente fueron muy cotizadas, ¡Ay el dinero! pero al fin y al cabo eran lo que eran.
Sepulcros blanqueados. Por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de inmundicia.
Por eso siempre digo que: