Famosillos y trepas, ni marca personal ni nada que se le parezca

Muchas veces en mis cursos, hay alguien que me dice que una marca fuerte se consigue haciendo mucha publicidad. Es decir, gastándose mucho dinero y apareciendo en todas partes. Y eso no suele ser cierto. Ni para una marca personal ni una comercial.
¿Cuanto litros de Guaraná se han vendido a pesar de la chica del anuncio? ¿Alguien se acuerda todavía de aquello? ¿Cuanto invertirían? Javi ¿tienes ese dato?
Y sin embargo ¿Cuanto se gastó la Madre Teresa de Calcuta para crear su marca?

Vivimos en la sociedad de la imagen y los responsables de las cadenas de TV saben que lo que no sale en la tele, simplemente no existe. Al mismo tiempo, son conscientes de que una escena llamativa, escandalosa o extraña va a disparar la audiencia.
También lo saben los líderes de opinión y los que pretenden manipular a «las masas» (eso es algo sobre lo que escribiré próximamente).

Tienen claro que en el fondo todos somos cotillas y vivimos en un pueblo (aldea global la llaman) en el que hay que poner a parir al vecino.

Una chica austriaca secuestrada durante 8 años, es una noticia de apertura de telediarios y no digamos si encima es atractiva y se parece a Kirsten Dunst. En los últimos días he leído de todo sobre esta persona. Opiniones de «expertos» y de criticones profesionales, de «los que saben de todo» y de los que no saben de nada pero de todo opinan.
Una guerra perenne perdida en África no interesa a nadie porque es demasiado caro enviar a un reportero. Por lo tanto, no existe. No ha ocupado un lugar en nuestra mente, no está posicionada, no tiene marca.


Lo que les «pone cachondos» a los de las teles son las imágenes de los tsunamis (especialmente si son de turistas caucásicos), las mareas negras, los cayucos en playas de turistas, las operaciones de alto riesgo de hermanos siameses, los críos palestinos utilizados como escudos humanos por sus hermanos mayores. Pero eso solo durante unos días. Luego cansa.

Y eso no solo ocurre en los informativos. Hay cadenas de televisión de «entretenimiento» que viven de crear un producto humano, exprimirlo y tirarlo. Sacan lo peor de las personas, las que se prestan y las que les critican. Eso es tratar a los seres humanos como objetos. Como atracciones de feria. Justo lo contrario de lo que yo pretendo.

Pero la culpa no es de los feriantes. Aquí siempre he dicho que la Marca Personal se basa en la responsabilidad y que cada cual es libre de tomar sus propias decisiones. Por eso los políticos se encargan de acabar con el sistema educativo que es el que nos permite tener criterio.

A los personajes de la televisión basura solo se les exigen dos requisitos, que manejen un mínimo (y en muchos casos un máximo) de 250 palabras en su idioma y que tengan aguante para recibir insultos durante unos 6 meses y luego, a la basura. No se dan cuenta de que ellos ¡NO SON MARCAS PERSONALES!, simplemente son el ingrediente de los programas en los que participan, son «commodities». Ellos solo son como la celulosa de las compresas, el gas de los refrescos, los tornillos de un coche o los granos de arroz de la paella. Solo son ingredientes, componentes y pueden ser sustituidos con solo un chasquido de dedos. Nadie notará la diferencia. La necesidad y el morbo la satisfarán otros.

Un desconocimiento de lo que yo denomino Marca Personal, o lo que es lo mismo, de la vida, les hace creer que unas cuantas horas en la caja tonta les convertirá en seres memorables y respetados. Lo que no saben es que una Marca Personal se construye sobre unos cimientos, sobre algo sólido, sobre valores, conocimientos, esfuerzo, aportaciones reales. Y a partir de ahí se hace publicidad si es necesario. La imagen es lo último y a veces puede ser hasta contraproducente.

A nivel empresarial ocurre algo peor, quienes parece que triunfan son aquellos que aparecen todo el día en los «informativos» del jefe o del Gran Hermano de RRHH. Los que saben satisfacer sus necesidades más primarias. Y así nos va.

No os obsesioneis por el logo, por la imagen, por los accesorios, por el aspecto. Se que va a sonar a tópico y a cosas de curas, pero lo importante es lo de dentro, las especificaciones de «producto», el servicio que podeis prestar.
El envase, el embalaje, lo externo es algo que puede impresionar, pero a la larga lo que buscamos es un buen servicio.

La visibilidad a toda costa puede ser útil a corto plazo pero a la larga es terrible si no hay un buen «producto» detras. Espero que pronto queden atrás los tiempos de Patrick Bateman de American Psycho y regresemos al George Bailey de Que bello es vivir. Cursi, quizá, pero creo que ya es hora de que volvamos a lo auténtico, que es una de las claves de la marca de cualquier tipo.





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