De profesión: valorador y la discriminación por valores

Gestión por valores, se han perdido los valores, selección y valores,…

Ultimamente, igual que pasa con el talento, las competencias y otros inventos de los «especialistas en personas», no paran de darnos la tabarra con los valores en la empresa. A todo jefecillo que se precie le ha dado por lo «políticamente correcto» en la empresa. Inteligencia Emocional, Valores, Responsabilidad Corporativa, Conciliación… De repente «to er mundo e güeno».
¡Y UNA MIERDA…!

Cuando escuchas por primera vez lo de los valores, parece que se trata de cosas de «curas». Da la impresión de que están hablando de algo tremendamente profundo y filosófico. Tienes la sensación de que necesitas estudiar teología o algo parecido para saber de lo que están hablando.

Sin embargo, cuando hablamos de valores, nos estamos refiriendo a algo muy sencillo.
Según la RAE, valor es una cualidad que poseen algunas realidades, consideradas bienes, por lo cual son estimables. Y según la wikipedia es un sinónimo de prioridades o de principios.

Yo siempre lo he entendido de esa manera. Es aquello que es importante para cada uno. Por eso hablamos de escalas de valores, porque lo que para uno está en primer lugar, para otro puede estar muy abajo o ser inexistente.

Por ejemplo, ¿Que es más importante para ti? ¿La dignidad o tu familia? ¿La independencia o el estatus? ¿El reconocimiento o el aprendizaje?
Este tipo de preguntas aparentemente inconexas son la base de nuestra identidad y por lo tanto, de nuestra Marca Personal. La respuesta que demos, va a establecer nuestro comportamiento.
En el primer caso, si te dicen que tienes que realizar un trabajo que va contra tus creencias pero que es necesario para sostener a tu familia ¿Qué eliges?
Si tienes que escoger entre no tener jefes o poder mantener tu posición social, ¿cual es tu elección?

Diariamente nos enfrentamos a elecciones de este tipo. La respuesta que demos va a ir conformando nuestra Marca Personal de cara a los demás.

Según esto, salvo que seas un vegetal o un yonqui terminal, todos tenemos valores, una escala de prioridades.


Entonces ¿porqué hay tanto «meapilas» que va diciendo que se han perdido los valores o que la juventud ya no tiene valores?
Pues por una razón muy sencilla, porque consideran que cuando alguien no se ajusta a su propia escala moral o no le echa más horas que un tonto para hacer quedar bien al susodicho, no tiene valores. Estamos rodeados de dictadorzuelos en potencia. Así de simple.

Y de nuevo entramos en la limitación de la libertad individual y la imposición de creencias. Creo, y mi modelo así lo refleja, que somos libres y responsables. Eso no significa que todo sea aceptable. Si decides hacer algo ilegal o contrario a la libertad de otros, la decisión es tuya porque eres responsable, aunque acabarás pagando por ello (o deberías).

Como decía el otro día, algunos de estos «fundamentalistas de los valores» son responsables de la selección de personas. Y continuamente están realizando una «discriminación por valores (los suyos, claro)».
Independientemente del historial profesional, el candidato debe amoldarse a la escala de prioridades del juez-seleccionador o a los valores empresariales definidos por una consultora y que quedan deputamadre en un cuadro, con una foto de remeros o similar, a la entrada de la empresa pero que nadie se cree.

Curiosamente, muchos de los que predican la Responsabilidad Social Corporativa o la Conciliación son los primeros que descartan a candidatos que cometen el terrible error de preguntar por el horario de trabajo o las vacaciones. El salario ya ni se pregunta.

Esos JUECES, no entienden que el tiempo que los candidatos pueden dedicar a la familia, amigos o sencillamente a formarse para conseguir un trabajo mejor pagado que les permita pagar la hipoteca, está mucho más alto en su ESCALA DE VALORES que dar la vida por una organización sin sentimientos.
No se dan cuenta de que el tiempo es lo único que les queda a muchos jóvenes (y no tan jóvenes). Pero eso no significa que no tengan valores, todo lo contrario, los tienen y muy, muy claritos.

Y así estamos.
Vivimos en un mundo virtual en el que lo que se dice no tiene nada que ver con lo que se hace.
Un mundo en el que hay unas normas no escritas que todo el mundo debe aparentar que cumple.
Y unos cuantos profetas que se dedican a decir lo que está bien y lo que está mal.
Gente gris que repite lo que ha oido y que es incapaz de cuestionarlo.
Gente a la que le ha ido muy bien repitiendo como un loro las cosas que le han contado pero que ya no tienen cabida en el mundo actual.
Gente que considera que los valores que realmente importan son los del IBEX.

Aunque desgraciadamente, todavía son los que tienen la capacidad de contar contigo o desterrarte más allá de Orión.





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