Al pan, pan y al vino, vino.

Cuando empecé a trabajar como director de compras en una empresa de alimentación, me tocó enfrentarme con una situación complicada. En aquella empresa fabricábamos pan industrial y había muchísimos problemas para conseguir un buen producto. Tras muchas discusiones, alguien pensó que el problema podía estar en la harina, pero había que confirmarlo. Para mí, aquel era un sector desconocido, pero al parecer había un grupo de personas a nivel nacional que eran expertas en cada una de las partes del proceso.

Cada uno de esos profesionales del pan había conseguido posicionarse como el referente en levadura, harina, procesos de cocción o tipos de trigo, por poner algunos ejemplos. Tenían buena reputación, eran los especialistas en su mercado, tenían una Marca Personal.

Cuando solicitamos la ayuda de uno de esos consultores, rápidamente (unas pocas horas) encontró el problema y nos pasó una minuta que equivalía a tres o cuatro veces mi sueldo mensual.

En el último post se generó cierto debate cuando defendía mi tesis de que el dinero y la influencia son importantes y de que una Marca Personal es una herramienta excelente para conseguirlos. Del mismo modo que una marca comercial aporta una mayor rentabilidad y notoriedad a un producto o servicio empresarial.

El experto harinero del que os hablaba al principio estaba obteniendo un rendimiento económico de su especialización. Supongo que sería muy bonito pensar que debía hacerlo por amor al pan o algo similar. Pero lo cierto que es que esa persona ha invertido tiempo, esfuerzo y preparación para poder ver una solución donde los demás solo veíamos un problema. Y lo justo era que lo cobrase. Lo que no impide que, además, disfrutase de su trabajo.

Tengo la sensación de que cuando alguien dice que el dinero es importante y quiere cobrar por sus servicios, nos imaginamos a un Tío Gilito contando monedas. Sin embargo, creo que el dinero es un medio o mejor dicho, el dinero es EL MEDIO, para conseguir otros fines.

No se cual es el perfil demográfico del bloguero, pero me temo que no debe ser el del trabajador medio, ni por nivel económico ni por situación familiar. Muchas horas de bloglines pueden hacernos pensar que todo el mundo tiene como mayor preocupación vital comprar el iPhone, que en cada casa hay dos Playstations y un Wii o que la mayor preocupación de cualquier persona normal es llegar a casa para contar en Twitter lo que ha hecho ese día en el “tajo”.

Pero la realidad es que para muchas personas supone un enorme sacrificio el coste de llevar a su familia al Zoo o al Parque de Atracciones un día al año. Que gran parte de la población de este país sufre lo indecible para pagar la educación de sus hijos. Que hay muchas personas con la espada de Damocles del despido sobre sus cabezas.
Si preguntásemos a cualquiera de esas personas cual es su objetivo en la vida, seguramente tendríamos como respuesta algo relacionado con mejorar la felicidad y la calidad de vida de sus familias y la suya propia. Pero no hace falta ser un genio para entender cual es el MEDIO que va a ayudarles a conseguir esos fines.

Por lo tanto, si unimos los puntos, no tardaremos demasiado en unir a la especialización y diferenciación del Maestro Harinero con Calidad de Vida. A la reputación como experto con Marca Personal con una vida mejor.

No se si ha quedado claro.





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