De baja

Creo que he dicho aquí que una de las razones que me empujaron a crear el Proyecto Marca Propia fue la necesidad de libertad de acción. Estaba harto de estar pendiente de los caprichos y las estupideces de otros en la empresa. Sin embargo, me temo que es imposible lograr la independencia total. De un modo u otro siempre estás vinculado a hechos y decisiones ajenas. Esta semana he vivido una de estas situaciones. Es algo muy personal pero os lo voy a contar.

Nos conocimos hace poco más de tres años. Al principio se trató de una relación puramente profesional. Yo necesitaba ayuda y estaba dispuesto a pagar por ella. No me costó decidirme, me gustó cuando lo vi por primera vez.

Me di cuenta de que podríamos formar un buen equipo. Tenía todo lo que necesitaba. Incluso llegué a pensar que sobrepasaba mis necesidades.
Incluso su aspecto era muy profesional. Mucha gente me decía que había elegido bien a mi colaborador.

Hemos viajado juntos, hemos hecho negocios, hemos defendido el proyecto. Ha sido un ayudante fundamental para impartir mis conferencias con éxito.
No solo hemos trabajado, también hemos jugado, hemos conocido gente nueva, hemos visto películas y tenemos nuestras canciones favoritas.

Tengo que reconocer que hemos compartido habitación. En algunos momentos ha pasado por mi cama en algunos hoteles. Pero a a veces te sientes solo y no lo puedes evitar. Mi mujer lo sospechaba. De hecho, muchas veces me decía que pasaba demasiado tiempo con él.

Me ha ayudado a comunicarme, me acostumbré a olvidarme de las citas porque siempre me las recordaba. Me corregía los errores aunque a veces se pasaba de listo.

Pero desde hace unos meses he notado que las cosas no iban como antes. Ya no era tan rápido haciendo las cosas. Se hacía el remolón. Su energía, que antes superaba con creces a la mía, se había reducido bastante. Algo no iba bien.


Esta semana ocurrió algo que debí haber sospechado. Quizás le pasé demasiado trabajo. Quizás delegué cosas que no eran necesarias. No lo se. El caso es que algo se rompió dentro de él.

Estábamos reunidos y trabajando cuando empezó a actuar de forma rara. En un momento se puso azul y tuve que reanimarle. Pero algo no iba bien. No se acordaba de cosas. Perdía la concentración cada poco tiempo. Era imposible trabajar con él. Yo le suministré los primeros auxilios. Pero no era nada de lo que había visto antes. Necesitaba un especialista. Podía ser el calor o algo que le ha sentado mal al visitar algún sitio. No lo se.
En este momento está de baja. Están tratando de ver lo que tiene. Pero tiene mala pinta.

Ya se que hay otros que pueden hacer mejor su trabajo y por muy poco dinero. Pero hemos vivido muchas cosas juntos y me da todo lo que necesito. Ha jugado con mi hija y hasta dejamos que guardase algunos de nuestros recuerdos. Ha sido más que un colaborador, ha sido un colega, un amigo.

También he tomado una decisión, a partir de ahora no lo forzaré tanto. Intentaré no depender tanto de él. No puedo dejar que mi trabajo quede paralizado por una indisposición suya.

En este momento me está ayudando un colega suyo con el que había trabajado antes. Es mucho más lento y no hace tantas cosas como él. Lo echo de menos.

Además, mi colega tiene una Marca Personal muy fuerte.

Querido PORTATIL TOSHIBA, ponte bueno. Te necesito.


Compartir esta publicacion