La Marca Personal de los Políticos
En los últimos tiempos, debido a las elecciones, algunos amigos me han dicho que sería interesante que hablase de la Marca Personal de los políticos. Sin embargo, creo que no es una buena idea. No porque no me guste hablar de política, al contrario, es algo que hago aquí con frecuencia, sino porque considero que los políticos son la antimarca personal. Me explico.
Creo que se puede hacer Marketing Político y Branding Político, pero es aplicable a los partidos y no a los candidatos. La mecánica sería parecida a la de cualquier producto comercial y reconozco que no me atrae demasiado porque suele caer con demasiada frecuencia en el engaño, la utilización de la ignorancia y la manipulación emocional y visceral.
Mientras una Marca Personal defiende ideas propias, un político representa a un conglomerado de ideas de todo tipo y de múltiples orígenes. Es imposible que todos los representantes de un partido compartan al 100% (o al 90 o al 80%) las propuestas. Por lo tanto, van dejando de ser ellos mismos para convertirse en «contenedores» de conceptos ajenos.
En nuestro país, a diferencia de EEUU, la función de la imagen del líder que aparece en los carteles electorales es similar al de un logotipo, un eslogan o un himno. Es un elemento simbólico que permite asociar la marca del partido con unas ideas. El político de los carteles es un hombre anuncio, un soporte publicitario.
Los objetivos y los valores de los partidos van adaptándose a las circunstancias, a lo que diga un comité o ejecutiva o a las encuestas preelectorales. El candidato asume como propias las decisiones de otros y eso es justo lo opuesto a lo que debe hacer una Marca Personal.
Un político, por costumbre, deja de ser responsable de sus decisiones y siempre las achaca a factores externos o a circunstancias ajenas a su control. La responsabilidad, asumir las propias decisiones, es otro elemento fundamental de la Marca Personal y esta deja de tener sentido si carece de él.
En consecuencia, las primeras víctimas de todo esto son la autenticidad y la confianza que dan valor a cualquier marca. Por lo tanto, creo que seguiré sin valorar aquí las Marcas Personales de los políticos, que son auténticos «commodities», personas-objeto, floreros de diseño, perfectamente sustituibles.
Para finalizar, creo que existen algunos casos raros de políticos con Marca Personal como el de Rosa Diez porque ellos son el partido y no a la inversa. Aunque no creo que ocurra en el caso de Rosa, el problema es que los políticos con Marca Personal fuerte facilmente pueden derivar en totalitarismos si alcanzan el poder como hemos visto con demasiada frecuencia (Chavez, Castro, Hitler, Mussolini, Stalin, Mao,…).