Adaptación y efecto boomerang

La pasada semana, un profesional joven me hablaba de la situación del mercado laboral y me lo resumía de la siguiente forma:

«Durante años hemos tenido que vivir con nuestros padres (no tener hijos, no ahorrar,…) porque lo que nos pagaban las empresas (cuando lo hacían) no era suficiente para independizarnos.

Poco a poco nos hemos ido adaptando, hemos asumido ese coste y hemos ajustado nuestro estilo de vida. De modo que lo que nos ofrecen esas mismas empresas nos parece tan irrelevante como poco fiable. Por lo tanto, al tener que sobrevivir hemos visto que hay otros mundos pero están en este y no tienen peor pinta que la otra opción.

Trabajar para otros ha pasado de ser un fin (¿un mal necesario?) a un medio para conseguir recursos que te van a ayudar a conseguir lo que quieres, por ejemplo, montártelo por tu cuenta.«

Creo que con alguna matización, este joven tiene razón. Y lo peor es que «la vieja guardia», «los dinosaurios» que dirigen muchas compañías y que han provocado el problema se echan las manos a la cabeza, se rasgan las vestiduras y ahora culpan a los profesionales de falta de interés, valores y empuje.

El entorno ha presionado hasta que las «especies» se han adaptado y eso ha tenido un efecto boomerang. En muchas ocasiones la mano del hombre es la causante de muchas desgracias en el ecosistema que acaban volviéndose contra él. Y nadie culpa a la naturaleza porque simplemente se defiende.

Creo que es muy hipócrita acusar a los jóvenes de no querer comprometerse con las empresas cuando son estas últimas las que les han empujado a ello. El compromiso existe y es fuerte solo que es con ellos mismos y con quienes consideran que se lo han ganado. Una mínima-nómina no compromete ni compra y mete. Y cuando digo empresas digo personas (con nombre y apellidos) que las dirigen y políticos (sindicatos incluidos) que hacen la vista gorda y ponen parches a problemas que no se han preocupado en evitar para no molestar a las «fuerzas vivas».

Durante los primeros años de segunda mitad del sXX se produjo una mejora en los procesos que redundó en una mejora de la calidad de vida y consiguió que algunos durante un tiempo viviesen una edad de oro. Pero al mismo tiempo, eso provocó una reducción de la necesidad de mano de obra a la par que un incremento demográfico.

Los que nacimos a partir de mediados de los sesenta hemos tenido que convivir con eso. Además, creo que desde que tenemos uso de razón hemos conocido una crisis por década, la de los setenta, los ochenta, los noventa y la de ahora. Así que hemos tenido que adaptarnos (estamos en ello) o morir en el intento. Desarrollar una Marca Personal es una buena opción, posiblemente la única.

Por lo tanto, espero que antes de culpar a los profesionales jóvenes y no tan jóvenes de falta de interés, de carencia de valores o de estar más interesados por vivir que por echar horas en un cubículo mediten un poco sobre quién provocó este tsunami.

Curiosamente políticos que ahora reparten subvenciones o cheques de cuatrocientos euros con nuestro dinero (nos joden por todos los lados) estaban encantados en otros tiempos de ver como mejoraba la productividad nacional al tiempo que miraban para otro lado cuando la calidad de vida de los profesionales se iba deteriorando.

Solo les pido una cosa, no me regalen nada, me conformo no me compliquen la vida.





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