Marca Personal y la ley del mínimo esfuerzo

Cuando te fijas un poco, es facil que encuentres relaciones entre sucesos aparentemente inconexos. Mira estos ejemplos.

Hace unos días hice un viaje con mi familia y se me ocurrió poner la antena del coche (de esas que se ponen y se quitan) para oir mejor la radio. Al llegar a destino no me acordé de quitarla y pocos días después había desaparecido. Por alguna razón no me sorprendió.

En mis paseos matutinos suelo ver, especialmente los fines de semana, los restos del botellón. Siempre pienso que ningún animal trata así a su entorno.

Al ver las noticias es habitual escuchar noticias que van de la micro a la macro violencia. Del parte de bajas de crímenes familiares a las amenazas de guerra normalmente provocadas por cuestiones religiosas (el amigo invisible)

Las recientes victorias de nuestros equipos y deportistas se han convertido en auténticas celebraciones tribales. Tampoco estuvieron exentas de violencia.

Aunque aparentemente independientes, todas estas señales me confirman lo poco que hemos evolucionado y lo cerca que estamos de volver atrás. El cerebro reptiliano se mantiene estable porque está bajo constante vigilancia y amenazado por castigos y represalias. Sin embargo, todos hemos visto como pueblos civilizados y cultos han vuelto a «la selva» en cuestión de días. Parece que solo las normas y las leyes nos mantienen estables y en muchas ocasiones, ni eso.


Robos, violencia, defensa, inseguridad, sentimiento de tribu… Parece que al ser humano le cuesta escalar en la pirámide de necesidades. Da la sensación de que hay una tendencia a la mínima energía, al mínimo esfuerzo. En general parece que nos conformamos con tener las necesidades básicas cubiertas. Quizás esa sea la razón por la que las elecciones las ganan quienes prometen que te regalarán TU dinero, te darán una limosna para pagar el alquiler y te subvencionarán cuando tu empresa inmobiliaria o compañía aérea tenga problemas por tu falta de previsión.

No es muy diferente en el mundo empresarial. El «yo hago (solo) lo que me dicen», «yo hago lo justo, total para lo que me pagan», «solo espero que no me echen» o «solo espero que me echen»,…

Escalar la pirámide implica esfuerzo, trabajo y persistencia. Satisfacer las necesidades de aprendizaje, estéticas, crecimiento personal o de trascendencia parece que se escapan a la mayoría. Y eso hace que desarrollar una Marca Personal sea algo incómodo para la mayoría. Quizás sería más facil si se pudiese comprar con dinero o contratar a alguien para que te lo haga, pero no es así. Hace falta algo mucho más valioso y escaso: tiempo, ganas y deseo de mejorar y de dejar huella.

Las tendencias primarias que se detectan en los ejemplos del principio nos mantienen en la base de la pirámide. El Personal Branding pretende ir hacia arriba. No quiere quedarse abajo, no quiere ser algo así como un Animal Branding que solo sirva para cubrir las necesidades de mínimo esfuerzo, primarias y de supervivencia.

Todos los grandes personajes, conocidos o anónimos que se nos ocurran han ido hacia arriba. Quizás la clave está en tener algo tan difícil y tan poco valorado ultimamente como una misión o un sentido vital. Si no haces las cosas con un propósito en mente es muy probable que te quedes donde estás o aún peor, que sigas descendiendo.





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