Recursos Humanos y Destrucción Mutua Asegurada

En las últimas semanas están apareciendo muchas noticias que se parecen mucho a las de los tiempos de la Guerra Fría. Recuerdo que durante los años setenta y parte de los ochenta daba la sensación de que en cualquier momento todo se podía ir al carajo. Uno de los dos bloques podía cometer un error y poner en marcha la última guerra.

Dicen que si eso no llegó a producirse fue por algo que denominaban Destrucción Mutua Asegurada (mutual assured destruction o MAD). Basicamente se trataba de mantener un equilibrio de fuerzas que impidiese al otro salir vencedor de una hipotética guerra.

En el mundo laboral no ha existido nada parecido. Solo ha habido un bloque dominante, el de las organizaciones. Todo eso ha generado un lenguaje y una forma de pensar que si se aplicase a la geoestrategia, sería dificilmente admisible. Cualquier político duraría dos telediarios si dijese que los ciudadanos somos Recursos Electorales. Sin embargo, en las empresas, los humanos somos recursos.

Pues bien, creo que es hora de equilibrar las fuerzas para llegar a algo parecido a la Construcción Mutua Asegurada. Si los humanos somos recursos para las organizaciones, las organizaciones deben ser recursos para las personas. Sería justo ¿no?

Llevamos demasiado tiempo aceptando que el trabajo es sagrado, pero yo creo que no es así. El trabajo es un medio, un recurso para tener la vida que deseamos y no al revés. Debemos plantear nuestra vida laboral como una forma de conseguir los recursos que nos permitan obtener los objetivos personales que nos marcamos.

Creo que incluso esa tendencia a considerar el trabajo como un lugar en el que divertirse es una trampa sutil y narcotizante. Aunque ya hablaré de eso en otro momento.


Eso no significa que no debamos trabajar bien. Es más, si queremos que ese recurso se mantenga, debemos ser buenos en lo que hacemos. Pero también debemos ser reconocidos por ello. Y para eso existe el concepto de Marca Personal.

Se que este es un mensaje que chirría en las mentes de quienes dirigen y gestionan empresas de una forma arcaica. Pero no es nuestro problema. Las empresas son personas y las personas somos empresas, punto.

En los últimos tiempos se utiliza mucho el concepto de COMPROMISO que es muy parecido a otro que utilizaban los bloques, el PATRIOTISMO. El compromiso es el patriotismo de las empresas.
Alguien dijo que el patriotismo es el último refugio de los canallas. Pero me da la sensación de que el compromiso es el último refugio de los incompetentes.

Es hora de tener nuestro propio arsenal de argumentos. De construir nuestras defensas profesionales. De tomar posiciones (posicionarnos) en la mente de los clientes y empleadores con nuestra Marca Personal. De crear un escudo antimisiles laborales que evite que una lumbrera pueda destruir en segundos lo que durante años estamos creando.

Creo que cuando «los humanos» seamos tratados como tales y no como recursos, habremos conseguido un mundo laboral mucho más justo y equilibrado. Pero para conseguirlo debemos aumentar nuestro poder, nuestra capacidad de influencia frente a entes sin cara ni ojos y eso se consigue cuando alguien te respeta o en su defecto, te teme. Ahora tenemos los medios y solo hacen falta dos cosas, ideas y ganas.





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