Cuando la Marca Personal es un problema

En los últimos días estamos asistiendo a un problema que se puede producir cuando la Marca Personal se confunde con la corporativa. No, no me estoy refiriendo al Real Madrid y a su presidente. Me refiero a Steve Jobs.

Creo que la Marca Personal está intimamente asociada al caracter emprendedor, a la lucha de algunas personas por dejar una huella en su entorno. El problema surge cuando ese legado asfixia y canibaliza a todo lo que le rodea.

Cuando la Marca Personal deja de ser eso, personal y se convierte en corporativa, puede tener excelentes resultados pero tambien puede resultar letal.

Un escándalo, un error grave o en este caso, un problema de salud está afectando a la empresa de Jobs más que un problema con su último lanzamiento.


Creo que cuando un emprendedor con Marca Personal deja de representarse a si mismo y se convierte en la identidad de su empresa, debe empezar a rodearse de otras Marcas Personales que se identifiquen con ella y la enriquezcan.
Creo que eso lo ha hecho Jobs muy bien y bajo sus alas han surgido otras Marcas Personales brillantes como Kawasaki o Reynolds.

El problema surge cuando el directivo con marca deja de ser un profesional relevante, fiable y visible y se convierte le convierten en un mito, un profeta, un mesías. Cada vez que Jobs bosteza o levanta una ceja, la blogosfera se revoluciona.

Entiendo que hay mucha gente que no tiene nada que hacer o que disfruta viviendo la vida de otros. No hay más que ver lo que ha ocurrido con el ruido que se ha producido con algo tan superficial como el aspecto de nuestras políticas. Aunque, en el caso de Jobs, se trate de tecnología punta, eso siempre ha tenido un nombre, «marujeo». Pero a la larga eso es perjudicial tanto para el que transmite la marca como para el que la recibe.

Creo que es importante aprender de este caso. Quizás haya que volver la vista al «gris y aburrido» Bill Gates y aceptar que su retirada ha sido mucho mejor gestionada en lo que respecta a su empresa y a si mismo que la de nuestro admirado Jobs.





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