La burbuja corporativa
Antes de nada quiero comentar que tengo un poco abandonados los comentarios y el blog porque ando de un lado para otro.
Ayer volví de hablar de Marca Personal en la Universidad de Deusto a un grupo de emprendedores del programa Ingenio. Aunque no me gusta ponerme «pelota», la verdad es que cada vez que voy me tratan de maravilla y los grupos son increibles. Me siento como en casa.
Durante el viaje, estuve pensando en la existencia de otras burbujas de las que se habla poco o nada. Las burbujas que he conocido siempre se han producido porque durante un tiempo ha habido gente que ha estado dispuesta a pagar mucho por algo que no vale tanto. Situaciones en las que el precio de la oferta está muy por encima de su valor real.
Lo hemos visto con tulipanes, con internet, con la vivienda,… Sin embargo, llevamos décadas hinchando otra burbuja, la burbuja corporativa. Parece que nos hemos acostubrado a vivir en un entorno en el que el salario o los servicios de algunos está muy por encima del valor aportado, mientras que el de otros apenas cubre su contribución.
Conocemos casos de directivos con salarios obscenos. ¿De verdad hay algún ser humano que merezca un salario decenas, centenares o miles de veces superior al de los «curritos»? ¿Pero que es lo que hace? ¿Pone huevos de oro? Ojo, no estoy hablando de empresarios que se han jugado su dinero, sino de ejecutivos de lujo con contratos blindados. En serio ¿Pero que es lo que hacen? ¿Qué arriesgan?
Estructuras ficticias de asesores de asesores de asesores en los que se va perdiendo dinero (hinchando la burbuja) en cada transacción para dar como resultado un manual que nadie va a usar (como muchos reconocen).
Gurusitos y conferenciantes de 6000, 12000 o 40000 Euros por conferencias de una hora. ¿Cual es su valor añadido? ¿Acaso se van a generar rendimientos que superen esas tarifas o solo es para que el responsable de turno se haga la foto con el gurú de moda o el deportista del mes?
Empresas de Outplacement que por quitarle «el marrón» a los de R2H2 se hacen cargo de los despedidos en un ERE a cambio de un buen puñado de billetes. Son algo así como una mezcla de guardería para adultos y cibercafé para conectarse a las webs de empleo, aderezados con alguna sesión de leyendas urbanas sobre la creación de un CV.
Asesores/consejeros espirituales que ayudan a los directivos y a consejos de administración a tomar mejores decisiones, a gestionar crisis o a ser mejores líderes, cuando por lo que cobran ya se supone que deberían serlo. ¿Pero un consejo de administración no está formado por gente que aconseja?
Todo tipo de inventos o divertimentos para llevar a los directivos de excursión. Que si coaching con caballos, que si tambores, que si… En fin, todo tipo de «tontás» que cuestan un riñón y a los que se contrata con el peregrino argumento de que por sacar de los despachos a los jefecillos y ponerlos a pegarse tiros de pintura o a juntar dos tablones, van a aprender a trabajar en equipo o a motivar como Obama.
Ya puestos, desde aquí regalo una idea de training outdoor (o más bien indoor) para fomentar la coordinación, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional, el liderazgo y la persuasión entre otras «competencias», lo podemos denominar Orgy Management. Además tiene connotaciones clásicas (Grecia y Roma) y eso es algo que siempre gusta a los eruditos del management (Método socrático, Ética a Nicómaco, Aristóteles,…)
¿Alguien se ha parado a pensar como es posible que esta burbuja se haya hinchado de esta manera?
¿Cómo es posible que las organizaciones se hayan convertido esto?
¿Cómo se puede tirar el dinero (de otros) de esta manera?
¿Por qué cada vez que se habla de la escasa productividad de nuestro país se señala a los de más abajo y no a quienes viven (muy bien) del cuento?
Dice mi amigo Alejandro Dominguez refiriéndose a los departamentos de marketing que o empiezan a medir y a demostrar su valor o la tienen clara. Y creo que esto es aplicable a todos en la empresa.
Lo curioso por no decir tristísimo es que al final acaban pagando las consecuencias aquellos cuyo ratio valor/salario es más elevado: los curritos. Los que mueven la maquinaria, los que venden, los que están en la línea de producción, las cajeras,…
Se arañan céntimos o directamente se prescinde de quienes producen y se premia a los que han hinchado la burbuja.
Una Marca Personal solo se sustenta si aportas valor y eres capaz de demostrarlo. Todo lo demás es humo.
Así que aunque creo que lo he dicho más de una vez, pregúntate:
¿Cuanto vale tu trabajo para tu cliente/empresa?
¿Eres capaz de producir y demostrar un valor concreto, un incremento de rendimiento o una reducción de costes?
¿Eres ESE CHICO o CHICA? («Ramirez, llame a ESE CHICO/A que siempre soluciona los problemas de logística/finanzas/ventas/administración/…»)
Si no puedes responder a este tipo de cuestiones, más vale que te pongas las pilas o te busques otro trabajo.