El ruido y las nueces o No producto, No marca

Me comenta mi buen amigo Iago Martinez que la primera de las 11 leyes inmutables de la creación de marcas en Internet de Trout dice:

«Internet puede ser un negocio o un medio de comunicación, pero no ambas cosas»

y me comenta que cree que en mi caso es más un medio de comunicación. Creo que tiene toda la razón y además me confirma que mis comentarios sobre la desilusión 2.0 pueden ser una consecuencia de esto.
Si mi enfoque es el de generar negocio o hacer amigos en La Red me estaré equivocando.
Si mi objetivo es comunicar mis ideas puedo ir por buen camino.
Realmente es cierto que una vez definido el propósito lo demás es sencillo. Gracias Iago.

Creo que una derivada de todo esto es la obsesión por generar notoriedad, por hacer ruido y por hacerse visible y lo peor de todo, confundir el posicionamiento en Google con el Branding Personal.
Una Marca Personal no consiste en conseguir que todo el mundo te conozca sino que te reconozca, es decir, que te asocie con algo que te hace relevante y fiable. La Red es un buen instrumento para posicionar tu marca, siempre que tengas una Marca que posicionar.

Creo que hay que recordar que la Marca Personal eres tú, pero lo que vendes es tu «producto» (experiencia, cariño, conocimiento, habilidades, consejos,…), lo que ofreces a una empresa, cliente, amigos o familiares. Se vende el producto, no la marca pero si no hay producto, no hay marca.
Y tampoco podemos olvidar que en el momento en que vendes tu identidad, tu Marca Personal, estás perdido.


Lo importante, lo dificil y lo que al final te va a hacer valioso en el mercado a la hora de posicionar tu Marca Personal no es el ruido (por muy 2.0 que parezca) sino las nueces, la oferta profesional.

Me temo que nos hemos pasado la vida criticando a los marketinianos y brandianos porque se dedicaban a vender humo y en cuanto hemos tenido la primera oportunidad nos hemos puesto a hacer lo mismo. Mucha visibilidad, mucha web, mucho blog, mucho twitt, mucho perfil en Facebook, Linkedin, etc. y al final nos hemos olvidado de lo más importante: lo que podemos ofrecer.

Es hora de sentarse y definir lo que te hace realmente valioso, útil, relevante y fiable. Lo que te distingue como un profesional que sobresale por las necesidades que satisface, por la calidad de su trabajo o ideas, no por el número de lectores en el Reader o por la cantidad de Followers.
Parecemos niños que nos hemos encontrado un altavoz y nos hayamos puesto a pegar gritos. Puede parecer divertido pero llega a ser desagradable.

Si no hay producto, no hay marca, solo eter. Dicen que la marca es un intangible. Yo no lo creo. La marca, personal o comercial, es el resultado de muchas relaciones tangibles que van horadando la memoria y recuerdo de los que nos rodean. Sin contacto no hay huella, no es posible dejar marca.

No digo que haya que aislarse para siempre, pero al menos debemos pararnos un rato para pensar lo que somos, lo que queremos y sobre todo lo que ofrecemos.

Tenemos un par de meses de cierta tranquilidad por delante. Creo que es un buen momento para reflexionar sobre nuestro «producto», nuestra oferta personal o profesional. Cuando tengamos claras cuales son esas nueces, podremos hacer todo el ruido que queramos.





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