Robespierre 2.0 y los Cloud Bosses

Desgraciadamente, no soy un experto en historia pero una de las pocas cosas que tengo claras es que todas las revoluciones han tenido ejecutores y catalizadores pero también mártires inocentes que han sido víctimas de los primeros.

Desde la Revolución Francesa a la Rusa, desde Cuba hasta China, desde los animales de Rebelión en la Granja a los niños de El Señor de las Moscas, parece que en todos los casos, lo que empezó como algo ilusionante acabó generando víctimas por culpa de la intransigencia y el dogmatismo.

Pol Pot, el lider de los Jemeres Rojos masacró a millones de Camboyanos por razones tan peregrinas como vivir en ciudades o por ser etiquetados como intelectuales burgueses solo por llevar gafas.

Dicen que esto de Internet y lo dospuntocero es otra revolución y empiezo a pensar que realmente lo es porque poco a poco van apareciendo Robespierres (y seguidores) que te llevan a la guillotina virtual por motivos tan «lógicos» como no tener equilibrado el following con los followers en Twitter. Parece que algunos siguen confundiendo el sexo con el amor, a un Follo-wer con un Fo-LOVER.

Un desequilibrio en tus números en una Red Social puede acabar consiguiendo que alguien tras un ¿profundo análisis? te asocie a un perfil psicológico más enfermizo que el de Hannibal Lecter.

Puestos a aplicar los pecados capitales, quizás podría acusarse, a los que no «conversan», de soberbia, pero también podrían pecar solo de Pereza.
Pero si aplicamos otro punto de vista, alguno podría acusar a los que acusan, de Envidia o Ira. Y si estiramos la metáfora, al ver el comportamiento compulsivo de algunos dospuntocerolenses podriamos pensar en la gula, la avaricia o la lujuria.

No hace demasiado, una buena amiga, decía en un Twitter algo parecido a: «Todavía hay gente que cree que Twitter es un monólogo».
Hace unos días nos encontramos, estuvimos charlando sobre el tema y le comenté que tras esa afirmación hay un cierto dogmatismo sobre lo que debe ser o no ser La Red y que pensaba que con el tiempo esas afirmaciones ¿inocentes? acaban trazando una línea entre los buenos y los malos.

Para mi hay algo claro en todo esto desde el día en que me metí en estos líos: La Red es un medio absolutamente libre y cada cual puede actuar como le parezca siempre que esté dentro de la ley y no dañe a otros.

A estas alturas y ya con unos cuantos añitos a mis espaldas lo último que me apetece es que venga nadie a decirme lo que debo o no debo hacer o decir o como hacerlo o decirlo. Y espero que los demás hagan lo mismo. Aquí cada uno se retrata, deja su Marca Personal y es responsable de sus actos. Y aquí cada uno decide si quiere seguir a unos, a otros o a ninguno.

Dicen que las mujeres están «colonizando» las Redes Sociales pero parece que se sigue aplicando el mismo principio machista, a ver quién la tiene más grande. La cantidad sobre la calidad.

Cuando además, uno se lo monta por su cuenta para no tener que aguantar las tonterías de los «superiores», no va a empezar a obedecer a algo que, utilizando un lenguaje dospuntoceril, podríamos denominar «cloud bosses», un montón de jefecillos, censores, comisarios políticos y legisladores virtuales que te digan con quién debes hablar, cuanto y cómo.

Hace muchos años que dejamos el colegio y uno ya no va cambiando followers cromos ni preguntando por ahí a los demás: «¿Me ajuntas? o ¿Quieres ser mi amigo?»


Si alguien tiene miles de followers y solo sigue a un par de docenas no se me ocurriría descalificarle ni caricaturizarle solo por ese pequeño detalle.

Siempre es posible, si tienes voluntad y ganas, de ver otro punto de vista. Quizás ese «soberbio» al que siguen miles de personas se lo ha currado y está diciendo algo realmente interesante (o no, pero en La Red, «Donde va Vicente va la gente»).
Y si solo sigue a unos pocos es que puede que no tenga tiempo ni/o ganas. Puede incluso que sea un soberbio o soberbia, pero no me atrevería a condenarlo sin tener más datos.
Alguien incluso podría pensar que quienes siguen a todo el mundo no es que no sean soberbios, es que son tremendamente inseguros y necesitan sentir que forman parte de algo. Pero esa es solo una opinión superficial y seguramente errónea.

  • ¿Es mejor el que sigue a miles (que es como no seguir a nadie) que el que cuida un puñado de contactos escogidos? Pero si solo con seguir a Alfonso ya podrías estar todo el día leyendo Twitts. ;-)
  • ¿Merece más respeto el que se pasa el día alrededor de esa máquina de café global en que se ha convertido Twitter que el que solo puede echar un vistazo antes de ir al curro?
  • ¿Alguien puede decirme donde regalan los móviles de última generación (con tarifa plana incluida) con los que puedes estar permanentemente conectado?
  • ¿Alquien puede decirme (aunque me lo imagino) que tipo de trabajo permite que, aunque tengas uno de esos cacharritos, puedas estar permanentemente con la mente en los mundos de Yupi Twitter?
  • ¿No tenéis la sensación de que, a pesar de todo el rollo conversacional, colaborativo y buenrollista que rodea el puntocerismo es algo a lo que solo tiene acceso una minoría tecnologicamente pudiente con tiempo y recursos?
  • ¿Porqué no va a ser aceptable el monólogo? En mi opinión es una categoría literaria como cualquier otra. Incluso, en los últimos tiempos, ha surgido todo un negocio basado en eso.

Atacamos a los de R2H2 (yo especialmente) porque toman decisiones basadas en cuestiones circunstanciales y en aspectos superficiales a la hora de seleccionar a un candidato. Pero en La Red, en cuanto surge la oportunidad aparecen fundamentalistas que te lapidan porque eres un pecador, porque tus relaciones y tus contactos no son los «permitidos» o no se ajustan a parámetros que alguien considera «virtuosos» según la ley de Facebook o Twitter.

Creo que el dospuntocerismo se ha impregnado de esa tendencia a igualarlo todo, a convertir cualquier causa en una pancarta/manifiesto que empieza por «TODOS SOMOS…….. (completa la linea de puntos con lo que te apetezca)». Y el que no firma ya se puede considerar desterrado (¿Desvirtualizado?).

Yo creo que, afortunadamente si hay algo en lo que podemos decir que TODOS SOMOS es… DIFERENTES. Pero da la sensación de que eso no acaba de gustar porque es más fácil ser una parte de la Marca Colectiva que tener el valor de defender tu posicionamiento, tu Marca Personal.

Se supone que Internet debería conseguir que se fomentase la diversidad, las ideas originales, pero cada día veo las mismas referencias aceptadas por la ideología dominante. Los océanos azules, las largas colas, Jobs en Stanford, los manifiestos cluetrain, los Godin y Kawasakis son intesantes, pero ya me salen por las orejas. Pero, ¿Hay alguien más?

Se supone que esto debería ser un medio libre, sin reglas. Nos echamos las manos a la cabeza cuando un país totalitario pone alguna limitación en los buscadores. Inundamos La Red de comentarios airados cuando un gobierno quiere poner algún tipo de control en Internet. Pero paralelamente florecen los decálogos y las reglas de «buen comportamiento».
Hace tiempo que esas leyes fueron dejando de aplicarse a los blogs porque desde hace algún tiempo los inquisidores 2.0 se han centrado en legislar las Redes Sociales y el microblogging para localizar y destruir a todo soberbio que levante la voz (o no diga ni mu).

Puede que quiene
s dicen lo que debe ser o no debe ser lo «correcto», los que escriben las reglas de urbanidad y de buenas costumbres en dospuntocerolandia se nieguen a levantarse del asiento del metro cuando llega una persona mayor porque eso son «reglas rancias» y porque está demasiado entretenido acariciando su iPhone. Son formas diferentes de ver la vida y las respeto aunque no las comparto y desde luego no seré yo el que diga lo que debe o no debe hacerse.

Me parece que en La Red es muy facil generalizar (yo me acuso), pero eso no es una razón para que unos se conviertan en generales y otros en genéricos.

Todos somos dospuntocero pero algunos son más dospuntocero que otros.

En fin, otro post de los de perder amigos…
¿Me voy a condenar por no peregrinar a La Meca EBE?


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