Dime con quién andas

Uno de los proyectos que me rondan desde hace tiempo es el de escribir un libro de gestión basado en refranes. Me parece una pérdida de energía terrible tener que estar inventando la pólvora cada día cuando todo está dicho de todas las formas posibles. Los refranes condensan la sabiduría popular y lo hacen mucho mejor que la mayoría de los gurús 2.0, 1.0 y 0.0 que existen.
Creo que las piezas están ahí desde hace mucho tiempo y solo estamos reordenándolas y combinándolas aunque la tecnología las haga parecer diferentes.

Por ejemplo, ahora insisten mucho en los peligros de La Red, la mala utilización de Facebook, la debilidad de las «amistades» online y otro tipo de riesgos. Pero ¿eso es nuevo?

«Dime con quien andas y te diré quien eres», «Quién a buen arbol se arrima, buena sombra le cobija», «Quien mal anda, mal acaba», «Mas vale solo que mal acompañado», «Allégate a los buenos, y serás uno de ellos», «Amistad por interés, no dura porque no lo es», «Amistad de juerga no dura nada», «Amistad prendida con alfileres, la que se desprende cuando lo quieres», «Amigo leal y franco, mirlo blanco»…

¿Hay alguien que piense que no está todo dicho en lo referente a la importancia de las relaciones en tu Marca Personal?

Desde pequeños, nuestras madres se han encargado de decirnos lo conveniente o no de ir con alguna gente. De recomendarnos ir con este o aquel porque es muy buen chico. De rogarnos que evitásemos juntarnos con esos «macarras» porque tienen «mala fama».


La mala (o buena) fama es el concepto de Marca Personal que tienen nuestros padres. Como véis, todo está inventado. Y el Branding Personal forma parte de nuestras vidas mucho antes de que apareciese Twitter o Facebook.

En el mundo laboral también nos valoran por los contactos, relaciones y colegas de los ratos de ocio. Las relaciones en el mundo personal o profesional nos definen tanto (o más) como nuestra forma de actuar. Una persona puede caerte bien o mal, puede parecerte fiable o no, solo por el tipo de relaciones que mantiene.

La gente de tu equipo de proyecto, los colegas con los que te vas a montar en moto los fines de semana o los grupos a los que pertenezcas en Linkedin pueden posicionarte mejor o peor que dos páginas en un CV.

A la hora de escoger grupos a los que seguir o de hacerte «fan» en las redes sociales debes ser cuidadoso. Si dedicas meses o años a desarrollar una Marca Personal basada en la seriedad y la credibilidad profesional, puede ser contraproducente descubrir que eres un admirador de Naranjito





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