Si eres imprescindible no tienes que ser simpático

Este fin de semana ha vuelto a ganar Nadal, eso es algo que nos alegra pero que ya empieza a no ser ninguna sorpresa. Casi se ha hablado más de sus lágrimas y de lo buena persona que es que de sus cualidades como tenista.

Cuando Fernando Alonso ganaba carreras también nos alegrábamos. Al parecer, Alonso no caía demasiado bien porque no era muy simpático ni cercano, pero durante algún tiempo fue el mejor y eso le convertía en alguien relevante y valioso.

En el mundo del deporte tienes dos formas de posicionar una Marca Personal, una es siendo objetivamente el mejor (metes más goles, vas más rápido o ganas más torneos). La otra posibilidad es más subjetiva, se trata de convertirte en una estrella mediática adorada por «el pueblo». Si consigues las dos cosas, es muy probable que ganes muchísimo dinero. Lo bueno de caer bien a todo el mundo es que cuando acabe tu carrera deportiva, siempre puedes seguir exprimiendo la vaca del cariño popular.

En mi fórmula de Branding Personal aparecen cuatro factores importantes: La Relevancia (lo que te hace útil, valioso), la Confianza, la Sintonía (simpatía, «química») y la Visibilidad. No todo el mundo puede tener un 10 en cada uno de ellos, pero es necesario que todos ellos tengan un valor mayor que cero.

  • Un profesional puede ser muy conocido o visible pero no diferenciarse por ser más relevante que otros o porque lo que hace no tenga demasiado valor.
  • Un profesional puede ser muy simpático, caer muy bien o tener muchos amigos en redes sociales clásicas u «online» pero carecer completamente de credibilidad o relevancia.
  • Un profesional puede ser relevante, el mejor en su especialidad, pero permanecer oculto para su nicho de mercado, las empresas o clientes, que puede necesitarle.

Sin embargo, creo que la Marca Personal se construye sobre la relevancia, sobre la utilidad de lo que haces. Todo lo demás va a aumentar el valor de tu «producto». Pero no puedes generar valor, ni diferenciarte, ni aumentar la credibilidad sobre lo que haces… si no haces nada o no tienes nada que ofrecer.

En dospuntocerolandia parece que todo se reduce a los grandes números, a aumentar el número de contactos, a subir unos puestos en un ranking o a tener miles de seguidores, fans, followers o «amigos» en una red social. Eso afecta al factor Visibilidad pero no dice nada de tu relevancia.

De pronto nos hemos obsesionado por llegar al mayor número de personas para decirles que estamos ahí, pero ¿Tienen claro en qué podemos ayudarles?


Francamente, aunque esto suene un tanto sociópata, prefiero ser relevante a ser simpático. Cuando eres el mejor o el único profesional disponible para resolver un problema o para realizar un trabajo, te conviertes en un monopolio. Cuando no hay otros que puedan ocupar tu lugar, puedes permitirte ser antipático. Esa es una opción arriesgada porque es casi imposible mantener la singularidad de forma indefinida.

En realidad no se trata de ser el único que es capaz de hacer algo, lo importante es que SE PERCIBA así. Cuando ves en acción a los «gurusitos» ibéricos que van por ahí dando conferencias de 6.000 Euros por una hora, te das cuenta de que casi cualquiera podría hacerlo mejor. Sin embargo, los directivos, empresarios y responsables que les contratan lo hacen porque PERCIBEN que son «la leche» y mola hacerse la foto con ellos o decir que les conocen.

Dentro de tu empresa, habrá gente más o menos relevante, más o menos simpática o más o menos visible. Pero si consigues que te reconozcan como un profesional de referencia, como un profesional con Marca Personal, es más probable que te tengan en cuenta, te paguen más o te asciendan.

Lo mismo ocurre en las entrevistas de trabajo. Si te has hecho un nombre (hablan de tí, apareces en La Red, ofreces pruebas de tu trabajo,…), vas a parecer y aparecer como un candidato valioso.

Un político puede ser muy simpático, hacerse visible a todas horas, tener talante, mostrar buen rollito, presentar una eterna sonrisa, sintonizar con sus votantes (la ideología es una poderosa forma de sintonía, aunque no se la crea ni él/ella). Pero a la hora de la verdad, el político puede ser un incompetente, irrelevante, inutil y carente de credibilidad. Aún así, con frecuencia, en el mundo de la política, el elemento sintonía es más fuerte que el de la lógica o la relevancia. Y los políticos lo saben. Por eso, cuando las cosas van mal, se dedican a acelerar su maquinaria propagandística y atacar al otro (romper la sintonía del contrario) en lugar de centrarse en el fondo del asunto.

Si lo que ofreces no es relevante, vas a verte obligado a ser más simpático, comunicar más y mejor y fortalecer la variable de la visibilidad. No digo que no haya que hacerlo siempre, pero se convierte en obligatorio si no puedes diferenciar tu «oferta» de la competencia.

Por lo tanto, para construir una Marca Personal potente, estudia, aprende, investiga, experimenta, haz todo lo posible para ser el mejor en lo tuyo, y luego vas y lo cuentas.





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