Gurús y Sistemas

La gente utiliza la palabra “gurú” porque “charlatán” es demasiado difícil de deletrear.

Peter Drucker

Una de las cosas que siempre me ha gustado de la ciencia es que si planteas una teoría, debes encontrar el modo de demostrarla y además, debe ser reproducible. No debe depender del estado de ánimo de quién la aplica ni de otras cuestiones subjetivas. Supongo que eso es lo que diferencia a los Pitágoras, Copérnico o Curie de lo que ahora se denominan gurús.

Si te fijas, jamás habrás escuchado que a un científico que se califique como gurú. Ese término se suele aplicar, además de a los santones de la India, a economistas, opinadores varios y últimamente a cualquiera que combine un poco de conocimiento y un mucho de marketing. He llegado a la convicción que el gurú tiene más de arte e inteligencia social que de ciencia.


La ventaja para el gurú y la desventaja para quienes le siguen es que dependen de la presencia física del individuo o individua. No es posible aprovechar su conocimiento si no está presente. Por eso se pagan tan bien las conferencias y las asesorías directas con esos personajes. Afortunadamente la ciencia avanza gracias a que los Newton, Kepler o Lavoisier fueron capaces de convertir su conocimiento en algo que trasciende los siglos y, por supuesto, su presencia.

Las cuestiones ahora son:

  • Quienes se denominan gurús (Dospuntocero, «management», marketing,…) ¿Serían capaces de convertir su «arte» en ciencia?
  • ¿Tienen un modelo, sistema, método o tesis que transforme sus ocurrencias en algo aplicable por otras personas? (Reproducibilidad). 
  • ¿Podrían mostrar evidencias de que su forma de hacer las cosas tiene una fiabilidad del 100%? (Demostración). 

Porque para mí, esas son las condiciones que debe cumplir cualquiera que pretenda ser un referente. Cuando alguien pone algo como gurú o experto en cualquier sitio (perfiles, tarjetas,…), creo que debería justificarlo, al menos, presentando un método de trabajo.

Las grandes marcas comerciales basan su fortaleza y la credibilidad en el mantenimiento de unos estándares de calidad. Con el Branding Personal ocurre lo mismo. Una persona debe tener unas reglas de comportamiento que le van a hacer actuar de un modo u otro. Los buenos profesionales suelen tener unos criterios que suelen aplicar una y otra vez y que les permiten alcanzar los resultados que desean. Supongo que esto no podría calificarse como «ciencia», pero al menos trata de reducir el componente subjetivo de las decisiones.

A diferencia del modelo gurú, crear un sistema replicable tiene algunas ventajas para el desarrollo de una Marca Personal

Posicionamiento de experto

Cuando eres capaz de «destilar» tu conocimiento y experiencia y convertirlo en algo útil independientemente de tu presencia, subes un escalón. Eso es lo que ha conseguido gente como David Allen con su GTD que tan fantásticamente comenta mi amigo Jose Miguel Bolivar. Cuando eres capaz de crear algo que pueda utilizar cualquiera, tu Marca Personal llega a mucha más gente aunque no estés presente.

Mejora continua

Al empezar a establecer un método, aunque sea primitivo e imperfecto, estás sentando las bases para mejorar. Si tu posicionamiento de gurú depende de como te levantes esa mañana, cada día tendrás que empezar de nuevo y no habrás aprendido nada. Pero si detectas errores, puntos de mejora, elementos de cambio, cada día que pasa irás puliendo tu modelo. Eso se puede aplicar a un profesional de las compras o a un conferenciante, a un «Community Manager» o a un Coach.

Fuente de ingresos

Uno de los problemas que nos encontramos quienes nos dedicamos a asesorar es que dependemos de nuestra presencia. Sin embargo, mientras eso ocurra no podremos hablar de tener un negocio, solo podremos decir que somos trabajadores como explica perfectamente Michael Gerber en El mito del Emprendedor. Eso cambia si somos capaces de crear un método en el que podamos dejar nuestra marca y que pueda ser utilizado por cualquiera. En ese momento podrás empezar a pensar en franquiciarlo o venderlo.

Respeto y credibilidad

Siempre suelo decir que una marca personal o comercial debe gran parte de su valor a la capacidad de generar confianza. ¿Qué mejor forma de conseguirlo que crear algo que consiga que algo suceda siempre que se aplica? Lo curioso es que en ese momento te das cuenta de que el mejor gurú es aquel al que no necesitas.

Uno de los problemas del modelo gurú es que al basarse en la capacidad y las creencias de un individuo y no en datos o hechos, es muy facil que lo que dice se convierta en dogma para muchos y de ahí al sectarismo hay un paso. Desgraciadamente esto ocurre en Internet, la política o el deporte.





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