¿Eres un artista o un científico?

Los objetivos son para los perdedores. Los sistemas son para los ganadores. Scott Adams.

Creo que el de hoy va a ser un post un poco distinto a los habituales. Digo que creo porque, aunque cuando empiezo a escribir un post tengo las ideas claras, al final esto tiene vida propia y siempre sale algo diferente a lo previsto. Pero este es un post que escribo sobre todo para mí, para poner algunas ideas en orden y para convertir mis pensamientos en palabras. Empezaré por el principio.

Oficialmente comencé con esto del Branding Personal (al principio lo llamaba Marca Propia) en febrero de 2004 (cuando me despidieron de mi último empleo). Pero llevaba madurando la idea de hacer algo para «cambiar el mundo» desde mucho antes. Vale, ya sé que a los 37 años (en 2004) esas ideas románticas ya deberían haber estado superadas hace tiempo, pero siempre he sido un inmaduro.

Al principio sólo leía libros para documentarme, pero luego también empecé a acumular información de Internet. Supongo que muchos hemos descubierto que sufrimos algo de Síndrome de Diógenes y nos pasamos el día almacenando documentos. Así que cuando dejé de ser «empleado» y me convertí en Agente Libre empecé a sacar partido a todo ese material. Mi forma de ser y mis circunstancias profesionales se cruzaron con gente tan distinta como Tom Peters, Peter MontoyaThomas Leonard o José Ballesteros de la Puerta y algo se puso en marcha.

Igual que un pájaro se dedica a juntar ramas y materiales diversos para construir un nido, en aquel momento empecé a ensamblar piezas, conceptos, ideas y herramientas de un modo instintivo (¿No es eso lo que hace un químico?). Esos elementos heterogéneos ya existían, yo simplemente trataba de unirlos para producir una reacción. Algunos encajaban y otros no. Más o menos yo tenía en mi cabeza una imagen de lo que quería y aunque lo que creaba parecía interesante, no terminaba de convencerme.

Durante años he seguido acumulando «ramitas» y con ellas he escrito centenares de posts, he escrito tres libros (en marzo saldrá el cuarto) y he impartido seminarios y conferencias. Creo que el resultado es digno pero siempre he pensado que todo lo que hago está más cerca del arte que de la ciencia. La imagen resultante te podrá parecer más o menos interesante y atractiva pero creo que depende demasiado de lo que tengo en la cabeza, mi estado de ánimo o las circunstancias.

Durante estos años he juntado de formas diferentes los elementos que he ido acumulando, he creado varios modelos, he combinado los ingredientes con los que he creado mis «platos». Pero siempre he tenido la sensación de ser más un cocinero que un técnico capaz de crear algo de un modo sistemático. Más arte que ciencia. Pero yo no quiero ser Arguiñano, quiero ser McDonalds. No quiero ser Picasso, quiero ser Henry Ford.

En realidad soy bastante ordenado y tengo casi toda la información clasificada y localizable. Pero también soy muy perezoso y se me hace muy cuesta arriba reordenar todo lo que he acumulado y deconstruir o directamente destruir lo que he creado.


El caso es que hace dos o tres semanas me puse en marcha para crear un documento definitivo o, al menos, la versión 1.0 de lo que tengo en mi cabeza y en infinidad de notas y papeles. El Manual de Procedimientos de Estrategia Personal. Es algo que he explicado aquí esquemáticamente pero, hasta ahora, no me había puesto a plasmarlo con detalle para que otros puedan aplicarlo.

Me he dado cuenta de que toda la información la tenía ahí (y también he acumulado mucha basura inútil). Sólo había que sentarse y estructurarla. Lo que está saliendo no es muy diferente de lo que ya llevo contando desde hace años, pero creo que ahora tiene mucho más sentido y es mucho más fácil de entender y de aplicar. Pero sobre todo es más fácilmente utilizable por cualquiera. Y lo mejor es que puede seguir creciendo con nuevas aportaciones.

Creo que esto último es importante desde el punto de vista del emprendedor o del profesional independiente. Quizás te valoren mucho si eres el único capaz de aplicar algo. Es el modelo gurú y habrá gente dispuesta a loquesea para contratarte porque tienes algo así como un conocimiento «místico». Lo que ocurre es que lo que algunos consideran una «genialidad» normalmente no es más que una serie de formas de actuar desarrolladas con el tiempo. Lo malo es que si desapareces sin transmitirlo, el modelo se acaba. Si no hay cuerpo, no hay resultados.

Pero siempre he pensado que casi todo en esta vida es sistematizable. Supongo que por eso soy de ciencias. Y mi idea y también la de gente como Michael Gerber es que lo que te permite desvincularte del día a día de los proyectos es desarrollar sistemas reproducibles e independientes de quién los aplique.

Podrías pensar que un sistema es algo que deshumaniza pero no es así. Simplemente facilita las cosas dejando un gran margen de maniobra. Sólo define las reglas del juego. Las decisiones finales siempre son tuyas. Pero el campo es muy grande y las opciones son múltiples.

Podrías pensar que un protocolo es justo lo contrario a la Marca Personal pero ¿Hay algo que te permita dejar una huella más potente que creando tu propio método? Además, el método nunca sustituye a la persona, sólo la facilita las cosas. Dos personas pueden seguir la misma receta y conseguir resultados muy distintos.

Creo que cualquier profesional debe crear su propio sistema, protocolo o método de trabajo. Me da igual que seas neurocirujano o deshollinador, analista de sistemas o frutero, jefe de compras o conductor de autobús.

  • Tener un método propio te ayuda a diferenciarte (¿Cuantos libros tienen en su título «El sistema…»?).
  • Tener un método propio te permite incluir variaciones, cambios, permutaciones y ser mucho más creativo porque siempre puedes volver al punto de partida.
  • Tener un método propio te hace menos vulnerable que si utilizas un sistema que puede utilizar y adulterar cualquiera.
  • Tener un método propio te permite repetir los resultados, eso genera confianza y la confianza es lo que da valor a una Marca Personal.
  • Tener un método propio te permite mejorar cada día. Cada vez que lo aplicas compruebas su eficacia y sus errores y puedes optimizarlo. Si eres un «artista», quizás lo que hagas es genial pero cada vez que hagas tu trabajo es como si empezases de cero.
  • Tener un método propio te permite responsabilizarte de las consecuencias en lugar de echar la culpa a las circunstancias, a la suerte o a que tuviste un «mal día».
  • Tener un método propio te permite controlar los resultados y hacer ajustes.
  • Tener un método propio de permite crecer de forma ordenada. Cuando has puesto los cimientos, sólo tienes que ir añadiendo (o eliminando) elementos.
  • Pero sobre todo, tener un método propio te permite «traspasar» fácilmente tu valor. Y eso también es valioso.

Como te decía al principio, quizás es un post un poco raro, quizás demasiado personal y centrado en mi forma de hacer las cosas. Pero me apetecía sentarme y escribirlo. Quizás a alguien le sirva.


Compartir esta publicacion