¿Tiene sentido trabajar por cuenta ajena?
Debo decir al empezar a escribir este post que no tengo la respuesta a la pregunta del título, sin embargo, cada día tengo más claro que ser un empleado, «cuentajenado», «nominado» o trabajar por cuenta ajena empieza a ser una decisión muy arriesgada y con un recorrido más corto cada día que pasa. Las señales son múltiples.
Hace unos días nos juntamos los compañeros de promoción de la facultad de química a celebrar nuestro 25 aniversario. Excepto aquellos que prepararon unas oposiciones y consiguieron una plaza de funcionario, el resto se quejaba porque están cansados de trabajar para otros o, algo peor, porque se han quedado sin empleo. Eso, a los cuarentaymuchos es bastante complicado de resolver. Y cada día me encuentro a personas valiosas y experimentadas que están en esa situación.
Por otro lado, últimamente están circulando informes que predicen que muchas de las tareas que se realizan en las empresas podrán ser realizadas por máquinas. Eso no es algo nuevo, pero creo que cada día está más cerca.
La pasada semana estuve impartiendo algunos talleres de Marca Personal para profesionales de empresa. Una vez más, aquellos que se mostraron más críticos no fueron los empresarios o los emprendedores sino los que cobraban una nómina. Según ellos, su empresa no les permitiría escribir un blog, acudir a eventos de networking de su sector o hablar en público sobre su profesión. En realidad todo eso es algo que suponen que la empresa que les paga no vería con buenos ojos pero la realidad es que ninguno de ellos lo estaba haciendo… «por si acaso». Pero lo triste es que, incluso en el caso de que eso sea así, vean con tanta naturalidad que alguien pueda limitar su visibilidad y desarrollo profesional en un entorno tan complicado. Frases como «es que mi empresa no me deja relacionarme con otros profesionales» serían una aberración si por ejemplo lo sustituyésemos por «es que mi pareja no me deja relacionarme con otras personas».
Sobre la censura a la comunicación de un profesional por parte de una empresa podría hablar mucho pero no es el propósito de este post. Lo que trato de transmitir son mis dudas sobre lo apropiado de seguir pensando como empleados, de soñar con un contrato «indefinido». Es cierto que si te posicionas como un profesional con una Marca Personal potente en tu sector vas a tener más opciones de poder mantener el empleo o, si falla, de encontrar otro, pero eso es complicado si te meten en una cueva y te cierran todos los canales de comunicación.
Se habla mucho de lo arriesgado que es emprender, montártelo por tu cuenta, hacerte autónomo y no te digo nada si lo que quieres es montar una empresa. Pero poco se habla sobre lo peligroso que es vender tu trabajo por horas día tras día para un único cliente que, encima, se supone que va a tratar de retener «detener» tu talento.
En realidad, un profesional por cuenta ajena es un vendedor de servicios que cada día debe empezar de nuevo porque su materia prima y su infraestructura va con él o ella. Cuando pierda su empleo sólo le queda una opción, encontrar a otro que le compre sus «horas». Podría decirse que hay algo peor que «venderse» y es «alquilarse» y eso es lo que hacen los profesionales por cuenta ajena. Ojo, si eres un profesional independiente y también dependes de que te contraten por realizar un servicio, tu situación no es mucho mejor.
Entonces, ¿qué alternativa queda?
Pues tal y como se están poniendo las cosas, la alternativa está clara. No podemos seguir dependiendo de lo que podamos hacer únicamente si estamos presentes. Hay que ir pensando en pasar de los servicios a los productos, en ser capaces de crear algo que genere ingresos sin nuestra presencia. Debemos crear una forma de ganarnos la vida que no dependa de un único cliente. Debemos ser capaces de generar fuentes de ingresos alternativos.
Lo sé, lo sé. Esto no es fácil. Ya te decía al principio que no tengo la solución. Yo mismo soy el primero al que le está costando pasar de la mentalidad de servicios a la de productos. Pero es que no queda otra. Debemos ser capaces de crear algo que dependa más de nosotros y no únicamente de que alguien te dé una oportunidad… si es que existe.
Es hora de empezar a preguntarse ¿Puedo convertir mis cualidades en algo tangible? ¿Soy capaz de crear o construir algo que genere ingresos sin que yo esté presente? ¿Puedo hacer algo para diversificar mi cartera de «clientes»? ¿Tengo la posibilidad de generar una red de seguridad que me haga más fácil una transición profesional o un momento de crisis económica?
Lo que está claro es que la mentalidad de «empleado» (usado, utilizado, manipulado) es muy arriesgada porque te da una falsa seguridad que te paraliza. Lo que te propongo es que, aunque estés trabajando para otros, pienses como un profesional independiente, el típico tópico del YO S.A. con todas las consecuencias, Marca Personal, Producto, Precio, Marketing para cuando se tuerzan las cosas, que se torcerán o simplemente como una forma de generar opciones. Si no lo haces y sigues creyendo que vas a seguir siendo empleado, lo que te ocurra te estará bien «empleado».