¿Cuál es tu plan de I+D Profesional?

Cada vez que leo o escucho algo sobre reinventarse o de salir de la zona de confort siempre tengo la sensación de que es una especie de huida hacia adelante.

Parece que cuando las cosas no van como esperabas, hay que romper con todo y empezar de nuevo. Yo creo que eso tiene algo de cobardía, de pereza o incluso de falta de confianza en uno mismo.

La vida no es sencilla y nos pone a prueba constantemente, pero no tiene sentido tirar el tablero y acabar bruscamente con la partida cada vez que tenemos la sensación de que vamos perdiendo.

Cuando doy clases a alumnos de masters siempre me encuentro a unos cuantos (y cada vez más) que van encadenando un curso tras otro porque siempre piensan que les falta algo por aprender antes de lanzarse al mercado laboral. Evidentemente nunca lo sabemos todo y siempre hay que estar aprendiendo cosas nuevas. Pero eso no debería ser una excusa para no lanzarse al mundo real.

Eso de la generación más preparada de la historia ha hecho más mal que bien. Quizás hubiese sido preferible ser una generación menos preparada pero más atrevida/innovadora/rompedora.

Creo que existe una forma de ampliar horizontes profesionales sin tener que romper con todo. Sería equivalente a tener nuestro plan de Innovación, nuestra estrategia de I+D profesional o personal.

Te cuento esto porque hace algunos meses empecé a sentirme estancado en mi proyecto profesional. Curiosamente esas etapas valle en las que parece que no vas ni para adelante ni para atrás coinciden con los momentos en los que las cosas van bien. Eso significa que tienes demasiado trabajo como para pensar en otras cosas y/o generas suficientes ingresos como para relajarte (especialmente si te ha costado llegar hasta ahí). El problema de estas fases de tranquilidad y comodidad es que acaban apolillándote.

Como profesional por cuenta ajena, esto puede ser todavía más grave. Cuando llevas meses o años en una misma organización pierdes gran parte de tu capacidad de reacción, prefieres no hacer nada que llame la atención o simplemente no te quedan ganas de complicarte la vida cuando llegas a casa a las tantas tras un día de mierda en el trabajo.


Como ves, esto que nos sucede no es muy diferente de lo que les ocurre a las empresas que fueron grandes pero se durmieron en los laureles y dejaron que otras les comiesen la merienda. Seguro que todos podemos dar lecciones a una multinacional que ha vivido mejores épocas pero ni se nos ocurre plantearnos que a cualquiera de nosotros nos pasa o nos puede pasar lo mismo.

Creo que la solución está en algo de puro sentido común: innova, experimenta, crea, prueba. Si te fijas no te estoy diciendo aprende, estudia, haz el n-curso, sino más bien que te tires a la piscina de los niños en la que te puedes mojar pero no te vas a ahogar. Vamos, que hay formas de abrir nuevas puertas sin cerrarte las actuales.

Afortunadamente hoy tenemos la posibilidad de conseguir las «materias primas de conocimiento» necesarias de forma muy sencilla. Es decir, que podemos escoger los ingredientes necesarios para crear lo que nos apetezca sin grandes inversiones ni riesgos. Pero, todavía más importante, podemos poner a prueba nuestros «experimentos profesionales» sin jugárnosla toda a una carta.

Por ejemplo, en este momento estoy desarrollando nuevos productos y nuevas formas de negocio. Unas saldrán adelante y otras tendrán un recorrido más corto y morirán. Pero lo importante es que estoy generando alternativas y, más importante aún, me siento como un niño con juguetes nuevos. Esa sensación de experimentar, jugar, mezclar, cocinar es genial y muy divertida. Nunca sabes donde va a sonar la flauta, por eso debes probar todo lo que puedas y, sobre todo, que te apetezca.

Una de las cosas más chulas de probar cosas nuevas es que nadie te dice lo que tienes que hacer. Simplemente coges lo que tienes y tratas de encajar las piezas de diferentes formas. ¿Finanzas, Música y Dibujo? ¿Historia, Diseño y Humor? ¿Química, Filosofía y Logística? ¿Cómo puedes combinarlo? ¿Qué te faltaría para crear algo interesante? Como te digo, es volver al parque y jugar con la arena.

Y luego tendremos que hacer lo mismo que cuando éramos críos (algo pesados a veces). Me refiero a enseñárselo a quién quiera verlo (¿Te gusta papá? ¿Has visto lo que he hecho?) y que te digan lo que les parece. Hoy todos podemos. ¿Por qué no me cuentas tus ideas locas/absurdas/geniales/patéticas/sorprendentes en un blog, un pdf, un vídeo, una conferencia o tomándonos una Coca cola? Mucha gente está encantada de opinar y darte «feedback».

Además es bueno salir de tu entorno más cercano. Seguro que tu familia y amigos te quieren mucho pero puede que no sean capaces de entender lo que tratas de contarles. Si pruebas cosas nuevas y las expones estás haciendo una versión ultra «low cost» de tu producto mínimo viable. Puede ser que no tenga recorrido, que sea genial o, lo más probable, algo entre los dos extremos que te obligue a mejorarlo. Pero innova, prueba, crea, desarrolla, inventa… y enséñalo.

Como te digo, y te hablo por experiencia propia, el simple hecho de probar cosas nuevas que nos apetezcan ya merece la pena. Si luego, encima, tienen un éxito más o menos grande, ya es la leche. Y si fracasas, probablemente lo único que salga dañado es tu orgullo. Y todo eso puedes hacerlo sin romper con lo que haces ahora ni salir de tu zona de confort o sólo un poquito.


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